Ibrahim Nasrallah

Confesión

La casa es una tumba con una puerta y una ventana
La camisa de dormir es mitad mortaja
Y la cama, mitad ataúd
Usted, señora, y nadie más
Puede cambiar la escena

Ibrahim Nasrallah


Deseos

Para soñar con él 
no con nada más, 
la  pequeña niña se fue a dormir finalmente. 
…      …     
Asustado 
de que sus heridas rasgarían la inocencia de sus sueños, 
y que ella despertaría, 
el espectro 
se yergue ante la puerta sangrante 
y llora.

Ibrahim Nasrallah



Extranjeros

¡Qué oscuros son!
¡Qué tontos son!
¡Qué cabreo tienen sus pequeñas y las mujeres!
¡Éstos han venido extranjeros!
Y han vuelto a sus casas extranjeros.
Así, se han sentado a pensar tranquilamente.
Los asientos.
Al atardecer.

Ibrahim Nasrallah



La ausencia 

¿Quién ama el invierno como tú?
¿Y se fascina con árboles que resisten al viento como tú?
¿Y quién como tú perfecciona la vida
Con tan inocente gozo?
¡Dios!
Si tan sólo estuvieses ahora conmigo
Lo he preparado todo
Las castañas y el fuego,
He corrido las persianas
Y alzado mi oración a la lluvia gitana
Rogando que persista en su discordia
Y sus ritos eternos
¡Dios!
¡Si tan sólo estuvieses ahora a mi lado!
He preparado mis poemas
Y recuperado mi mano
Del combate de la calle
De los mercaderes
Y los corredores
Y los guardias,
Y de una escarcha que a menudo ha intentado
escurrirte fuera de mi corazón
De balas que han pretendido repetidamente
tragar el anillo de tu voz
Mientras comulga con los capullos
O enciendes el fuego
¡Dios! Si hubieses estado conmigo
Ya habríamos cantado nuestra canción
Aquella que el viento casi desarraiga de mi voz
Cada vez que la canto en soledad

Ibrahim Nasrallah


Maternidad 

Una gota de sangre 
tropieza en la oscuridad; 
Una lágrima se apresura 
para iluminar su camino.

Ibrahim Nasrallah


Separción

Un asiento en el jardín
y un frío negro.
Un silencio inmenso ha caído
desde la altura del espacio,
llegando al sorprendido momento.
Estaban aquí los dos,
hace cinco minutos,
han hablado mucho
y no han dejado
más que el frío de dos manos en su pecho
y el llanto de una rosa marchita.

Ibrahim Nasrallah


Una pregunta
 
¿Qué encolerizó a los árboles 
para que excavaran sus raíces 
como garras 
en el cuerpo de la tierra?

Ibrahim Nasrallah















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