José Vicente Anaya

En esta propulsión de nervios

¿Qué ves,
en el lugar que pisa tu cabeza?
No más que calaveras en retoño
[ … ]
Para perder, para ganar
la Confusión
que es el principio
Abro ventanas que limitan órbitas
y busco la ciega luz que yo genero
en este lugar deshabitado en que estoy
de soledad dando de
tumbos
entre párpados a quinientas mil
a mil quinientas semanas por segundo/ o en la
negrísima luz resplandeciente / en el Océano Negro
de mi pecho:
donde una muchacha triangular y esférica
me declama sus versos
cantándole al crepúsculo de una ciudad distante y
yo la escucho
desde las nubes rojas que bajan de la carretera
para clavarse en las montañas
y en este viaje
cada neurona me platica un sueño

José Vicente Anaya



“He insistido que el grupo original somos un promedio de veinte poetas. En realidad, es un poco absurdo contar la historia del infrarrealismo porque se conoce a dos de sus protagonistas, si somos veinte protagonistas. Creo que lo primero que hay que relatar es la atmósfera que se estaba viviendo en el país y, de hecho, en América latina en 1970.”

José Vicente Anaya



MANIFIESTO INFRARREALISTA

(1975)

Por un arte de vitalidad sin límites

Belleza y arte

La belleza construida en el presente con justificaciones seniles ha nacido irremediablemente muerta, y se encuentra en un ambiente de farándula burguesa que la convierte en un objeto meramente suntuario.

Esa belleza se ha asfixiado entre sus numerosos adornos: extensas disertaciones sobre la pureza de las formas, teorías sobre el color o las palabras “buenas” y “malas” que nada tienen que ver con el ser humano, innumerable panegíricos para los artistas vacuos, ediciones de poesía limitada con la firma del autor en cada ejemplar, cultismo confuso con información tan libresca que las computadores se mueren de envidia.

Y con la muerte de esa señora, toda producción de seudoarte cómplice ha sido afectada. Nunca se habían dado tantos artistas y críticos cuya cobardía clama por el viejo tiempo del presente, y que se arrojan desesperadamente sobre la calavera de la belleza para darle algunos toques de maquillaje, cuya supuesta calidad es atestiguada por los tenebrosos cubículos de las academias, o le cuelgan algunos artefactos de la joyería Morlock…

Tomando en cuenta lo antes dicho, nosotros nos negamos seguir el juego institucional de la “CUL —¿cul no es un prefijo de origen francés?— TURA” que implica la teoría y práctica de los grupúsculos academicistas y sectas reduccionistas que bregan en el poder editorial y que con sus esquemas se vanaglorian de una absoluta corrección sobre lo que “la belleza debe ser”.

Y nosotros no decimos que “la belleza debe ser” sino que LA BELLEZA ES, EXISTE EN EL PRESENTE, está en la vida misma sin restricciones, sin esquemas apriorísticos, sin límites, y por todo esto, INDEPENDIENTE de las instituciones y fuera de los consejos vejestorios y epígonos anatematizantes.

Situación presente.

Esta es la gravedad de nuestro siglo: LA GENTE ESTÁ ENFERMA DE CORDURA Y SENSATEZ.

Todos los conformistas sufren de cordura y sensatez.

La cordura y la sensatez destruyen la imaginación del ser humano y lo reducen a un plano objetual en el que permanece cotidianamente reproduciendo una vida miserable; el individuo es aplastado por su propia impotencia y conformismo para hacer nada:

—los hambrientos dejan pasar el pan frente a sus narices;

—los artistas piensan que el arte se termina cuando los publican o exponen sus obras;

—los amantes se niegan a aventurarse buscando nuevas respuestas al amor;

—los “pensadores” se dedican todo el tiempo a buscar epítetos con los cuales denigrarar sus detractores;

—las corrientes políticas se consideran “Demiurgos” con sus teorías inmediatistas, apráxicas, ante la realidad social;

—y un millón-por-segundo de etcéteras más.

Nuestros contemporáneos en los tiempos que corren se tratan como seres cosificados. Los individuos se abandonan a una autocomplacencia pasiva buscando una tranquilidad que nunca existirá, siendo que el ser humano siempre será el producto de luchas internalizadas e históricas que engloban a toda la sociedad… La mayoría de la gente se refugia en la ideologización y se abandonan a quienes les quitan lo más preciado que tiene el individuo: SU HUMANIDAD… Sólo asumiéndose a sí mismos es que los individuos pueden romper en la práctica a todo sistema manipulador que trate de “regularles” la vida. Todo ser humano que se estime a sí mismo se opondrá a todo control externo, venga de donde venga: religión, “ciencia”, partido político, Estado, psiquiatría, psicología, psicoanálisis, etc.

Los individuos que reducen la vida a su propia simplicidad y pragmatismo no ven más allá de las paredes artificiales que ellos mismos han levantado, este es uno de los modos en que la imaginación creativa es asesinada, sin considerar que esa imaginación es otra prerrogativa de la humanidad de la persona. Por todo lo dicho, los artistas sin límites son necesarios en los tiempos de miseria como el presente.

DEBEMOS ROMPER TODOS NUESTROS NERVIOS porque ya están desgastados, totalmente inservibles, insensibles, y sólo nos mantienen en una situación degradante en la que todos nuestros actos pierden el sentido delo humano.

EL REINO DE LA FELICIDAD ESTÁ AQUÍ Y AHORA en todo individuo que realiza una praxis humana en la que se reconoce sujeto/objeto, masculino/femenino, negativo/positivo, bueno/malo; praxis en la que ama y lucha, donde crearse a sí mismo significa hacerse y deshacerse en una esencia vital…

Tenemos que actuar en todos los frentes posibles e imposibles de la vida humana. TODA REDENCIÓN ABSOLUTA E HIPOSTASIADA ES FALSA.

Infrarrealismo e infrarrealistas

El infrarrealismo es la espontánea e inesperada aparición de la clave determinante que asalta y destruye todas las reglas que constriñen y retrasan al ser humano y sus manifestaciones. Así, el infrarrealismo es la contingencia que lidia con los significados y cambios que nunca pueden ser previstos por el racionalismo ni siquiera con la ayuda de toneladas de equipos de precisión. El infrarrealismo está aquí, todo lo penetra y viaja en el vehículo de lo inmediato.

Para ser infrarrealista hay que vivir desde ahora en las galaxias de los hoyos negros lo que significa estar en la vida misma que se comporta y expresa como esas galaxias, donde lo extraordinario sucede cotidianamente, lo imposible es posible y los actos inciden en maravillas inesperadas. Esas galaxias son vistas por los ojos que captan los asombros, son tocadas por las manos que captan delicias y deleitan desplazándose por las texturas vivas de los cuerpos humanos; son vivibles por los movimientos que luchan por la libertad, son una danza en las estrellas; son percibidas por el coraje de vivir, cueste lo que cueste, cada instante auténticamente; se encuentran en todos los combates individuales y sociales que crean las metamorfosis de la vida humana; se oyen en todas las voces, músicas, gruñidos, canciones, sonidos que se configuran en los caminos de las almas anhelantes; son alucinadas en las mentes verdaderas que penetran lo impenetrable con el arte. Quienes las buscan, entran en esas galaxias; el nombre inmediato con el que son designadas no es importante, puesto que dichos nombres son sólo las múltiples formas de nombrar la HUMANIZACIÓN       que hacen del individuo un ser completo.

—El infrarrealismo es la multitud de cuerdas que ayudaron a derribar estatuas de opresores como el zar Pedro o Stalin..

—El infrarrealismo es la pistola de Sergei Esenine cuyos disparos recitaron su poema para los Estados Unidos.

—El infrarrealismo es una mandarina cuya cáscara es pelada con los dientes mientras se sigue saboreando.

—Gerard de Nerval es infrarrealista caminando por las calles de París mientras jala con un cordón una langosta.

—Un acto infrarrealista es don Quijote de la Mancha derribando al farsante Caballero de los Espejos.

—El infrarrealismo canta y gruñe, tiene miedo y es valiente, ama y odia, atina y desatina, gana y pierde, se compone y se descompone, se aflige y se serena, ríe y llora, aprueba y desaprueba, pero siempre se conmueve con sus contradicciones, para bien o para mal.

—El infrarrealismo no tiene acciones en fábricas ni en instituciones bancarias y, por lo mismo, no se acongoja cuando los obreros hacen huelga o los bancos son asaltados.

—El infrarrealismo ama sin reservas y no cree en el matrimonio. Le gusta ser aventurero en todo y piensa que las cosas no están hechas sino haciéndose (incluso piensa que muchas cosas están malhechas).

—El infrarrealismo se burla de las alternativas capitalistas que siempre son: “¿coca-cola o pepsi-cola?”

—El infrarrealismo le saca la lengua a la etiqueta, se muere de risa en las conferencias de los letrados, respira al aire libre y no tiene mamá ni papá y es andrógino.

—El infrarrealismo piensa que el llamado “oficio de escritor” es una invención de los literatos que han querido vivir confortablemente del arte, lo que significa un indecoroso comercio de la vida.

—El infrarrealismo es epicúreo, sodomita, hereclitiano, hedonista, narcisista, kantiano, hegeliano, marxista, anarquista, metafísico, patafísico, utópico, existencialista; simultáneamente todo esto y nada a la vez; pero rechaza la reproducción de sectas de il corpore fascista.

—El infrarrealismo no es secta de ningún tipo, no distribuye membresías ni boletos y no elige a sus miembros por ningún mecanismo de mayorías ni de minorías porque para ser infrarrealista basta con ser infrarrealista.

—El grupo de los poetas infrarrealistas no tiene estatutos ni reglas de conducta, puesto que formamos un grupo nogrupo.

—Para el infrarrealismo más vale lamentar que prevenir.

EL INFRARREALISMO EXISTE Y NO EXISTE

José Vicente Anaya



Tiempo suspendido

XIV

Autocrítica: 

Me observo en el espejo

y trato de encontrar a otro hombre

que no soy yo, que no puedo serlo;

el que fui y el  que pude ser;

el poeta ramplón y  el poeta maldito.

Pero me observo más

y tampoco soy un Dios

ni un hombre de trueno,

ni un héroe de aventuras irreales.

Soy este hombre que llora

sin que las lágrimas afloren,

pero que lucha

para que el llanto

no pierda el motivo de la vida.

José Vicente Anaya



MORGUE No.1
 

Empiezo a dormir sobre el aliento

que dejó mi muerte / no puedo soñar.

D  e  a  m  b  u  l  o

entre cavernas

que se toman por calles. Salgo

del alarido secreto de otros gritos y

vuelvo a ser el vagabundo perdido,

con huesos tan triturados

que se confunden con cocaína… ¿Qué me sostiene?

Quiero salir,

y en mi cuerpo caigo

a recorrer

este desgano oculto de la noche. ¿A quién busco?

Todos están dormidos. Si fuera verano

y el ambiente de la ciudad menos corrupto,

algunos grillos

me cambiarían el tono de la angustia. He

brincado

límites,

pero me engaño

porque termino en el lugar del salto. Ahora

el trecho

está creciendo

en reversa

de los obstáculos pasados; y

sólo me queda el recurso de las transgresiones,

o quedo anclado. ¿Dónde meterme?

Dicen que en otras ciudades hay

cafeterías, cines, bares, para los desvelados…

 

He salido a revolcar la voz. Con cada paso

ascienden las cenizas

de los incinerados. La garganta

no puede con otro ritmo

que esté alejado

de los acordes con que responde el piso

en cada huella. La noche

está empeorando,

con esta canción

que se introduce

a envenenar las venas, como

si otro alguien, que soy yo,

se hubiera metido en mí

para usurparme

las ganas de vivir… y

en esta pena

me preparo un escándalo mayor

que sufriré más tarde.

Pero insisto en caminar,

y me voy

disputándole al pánico

mi suerte.

 

Me voy parpadeando

la oscuridad. Apretado

en la incertidumbre

de que me toque amanecer. Los pajarracos

grises

que anidan los techos

ni siquiera saben recibir al día… no hay

petirrojos, gorriones, canarios, alondras ni

cardenales, y

las palomas pasan con plumajes sucios…

Sin embargo amanece, y

la señal

es ese pitido de la fábrica

que saca su chimenea

sobre las casas. El humo

se levanta

burlándose con sus tonos de negro: adentro

están los hombres

moliéndose la vida… Afuera

el sol nos pinta la bóveda con rojos

mirados

tras una tela opaca… Sigo caminando

hasta

que no obedece el pie

a las intenciones. Me canso. Llego

a donde los edificios

se fueron agrandando, y

esta urbe

impostora

se viste de metrópoli. Hay que pasar

por su centro

palpitante

de pordioseros, pegados

a las puertas

de la abundancia financiera, moscas

enloquecidas

en los muladares

donde nada encuentran… Los

alcohólicos lumpen

desvariando

recuerdos, ilusiones

con que abandonan

la realidad encrudecida: una mujer

huesuda

de costras negras en la piel,

con larga vieja capa

de terciopelo negro,

pasea

majestuosa

como viniendo de la Corte

del Reino de Castilla /

Otro mundo dentro de este mundo:

 

Y puedes percatarte

de que la lepra no fue una maldad

quedada en el Medioevo:

en la banqueta

se sienta una anciana

que muestra una pierna de madera

y la otra vendada con medio pie comido…
 

Este mundo

metido en este mundo.

José Vicente Anaya




Venenos para descansar

XVIII 

Me saqué los ojos, como Edipo,
y los hijos de la chingada
esperan que sea cierto…
 

XIX 

El único poder trascendente
lo tienen los gusanos
devorando cadáveres
a través de los siglos
y los siglos. Amén.

José Vicente Anaya

















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