Montserrat del Amo

"Existen los buenos cuentos. Sin embargo, no hay nada que funcione siempre bien. Es preciso ver al grupo y saber qué quieres decir y cómo, a qué dar preferencia… funciona en todos sitios igual, en narración, en conferencias... 
Siempre depende del grupo. El tono distendido que estoy usando contigo lo uso con gente de 17 y les sienta mal, no aceptan el humor ni las bromas que les pueda hacer del mismo modo, y suelo tener que recurrir al tono de “experta” e incluso de “pedante”. 
La experiencia te da todo, nada de que “los toros de Mihura agachan la cabeza para embestir."

Montserrat del Amo


"La primera vez que vio Chao la Casa Pintada estaba viajando dentro de un cesto que se balanceaba colgado al extremo de una larga caña de bambú.
Al otro lado, al final de la caña, colgaba otro cesto lleno de verduras y todo el peso del balancín cargaba sobre la nuca y los hombros del Abuelo.
Ya al empezar el largo camino, primero por senderos polvorientos y después por el Camino Imperial que llevaba a la ciudad, Chao se había quedado dormido acurrucado en el fondo del cesto, mecido por el balanceo.
Al entrar en Pekín, le despertó el Abuelo:
-¡Mira! -dijo zarandeando la caña.
Chao se espabiló al momento y se asomó a ver la ciudad. Era muy grande y muy negra. Había larguísimas calles de paredes oscuras, donde se veían grandes bocas abiertas.
-¿Qué es eso?
-Son las entradas a los patios. Dentro están las puertas y las ventanas de las casas de muchas familias -respondió el Abuelo.
Al pasar por delante se oían charlas, risas y canciones. En los patios había alegría, vida y movimiento, pero en las calles la gente caminaba deprisa y en silencio.
Tras un largo recorrido entre paredes negruzcas, llegaron a una plaza.
Al otro lado surgió de pronto una llamarada en rojo vivo.
-¡Fuego! -gritó Chao.
El Abuelo se echó a reír y Chao se frotó los ojos deslumbrados. Se empinó hasta asomar la nariz por el borde del cesto y pudo ver que lo que tanto le había asustado era un largo muro pintado de rojo de arriba abajo.
Brillaba como fuego o sol al sol de la mañana. Y eso no era todo. De trecho en trecho, el muro estaba reforzado con torrecillas rojas, y por detrás se alzaban las paredes y las vigas de una casa adornada con dibujos en azul, verde, rojo, blanco y amarillo.
-¡Una Casa Pintada! -exclamó Chao, sorprendido.
Destacaba vivamente sobre el negro uniforme del resto de la ciudad. El muro, más alto que todas las demás casas, estaba rodeado de un foso lleno de agua, y por encima del muro se asomaba, más alta aún, la Casa Pintada."

Montserrat del Amo
La casa pintada


"Los modelos que tienen los niños de ahora son los de la televisión. Como todos están viendo lo mismo en el mismo momento, hablan de eso siempre y no parecen tener muchos más referentes.

Lo que cambian son los referentes, no los niños.

A mí me gusta mucho trabajar con ellos fomentando su imaginación, haciéndoles pensar. Antes la vida facilitaba más la imaginación. Ahora parecen estar encorsetados y cortados por el mismo patrón.

Mira, hay una actividad que realizo: meto en una bolsa objetos extraños y diferentes. Lo planteo como un ritual mágico. Los chicos deben sacar un objeto y ponerlo en el pupitre.  Les digo: en el mundo solo existe ese objeto y tú. Debes escuchar a ese objeto a ver qué cuenta, a ver cuál es su historia.

Todo el mundo tiene una historia, lo que pasa es que no escuchamos a lo que nos rodea. A los cinco minutos hacen grupos y se cuentan la historia unos a otros. Luego construyen una entre todos, combinan las que han creado, completan alguna de ellas... y luego se narra a los demás.

La cuestión es despertarles, que vivan un enfrentamiento con la realidad. No limitarles, siempre se les limita y antes tal vez eso ocurría menos.

Me dan miedo a veces los niños de entre 8 y 12 años, porque pueden estarse perdiendo su infancia. Les digo: agarra bien al niño que eres. Y también lo digo a los adultos: agarra bien al niño que fuiste. 

Yo no he perdido a la niña que fui. Es un don que tengo."

Montserrat del Amo



"Recordarse que saber leer no es solo tener en la mano un machete para trabajar. Los padres suelen decir a los niños: “Ya sabes leer, ahora saca buenas notas”. Y se puede obligar a leer, pero no a disfrutar de la lectura. De ahí que la narración oral es una herramienta para conectar a los niños con una lengua literaria que no solo da recados, sino busca crear belleza con las palabras. Contar bonito una historia es acercarlos a la literatura.

Para asombro de muchos, yo no soy opositora de la televisión o los videojuegos, porque amplían el contexto cultural de los niños. Lo importante es que los padres ayuden al niño a descubrir la lectura. Es cuestión de regular el tiempo de la lectura."

Montserrat del Amo



"Yo apoyo a la filosofía de la narración centrada sobre todo en la palabra. Lo otro está más cerca del espectáculo. Mantener la atención del público a través de otras cosas... no. No me interesa ese tipo de narración."

Montserrat del Amo












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