Svetlana Alpers

"Los pintores holandeses lo reconocieron de varias maneras. Gerard Dou, en el más grande y, puede asegurarse, más ambicioso de sus cuadros, se representa a sí mismo como pintor, paleta en mano, junto a un charlatán que está pregonando sus falsas mercancías a un grupo de gente. Se ha demostrado que algunas de las figuras y objetos reunidos alrededor del charlatán son representaciones de ilustraciones de proverbios o máximas que figuraban frecuentemente en libros holandeses de la época. Dou entresacó y reunió un grupo de citas pictóricas que significan más o menos lo siguiente: el sello que cuelga de un documento de la mesa del embaucador dice: «lo que está sellado es verdadero»; la madre que limpia el trasero del niño: «la vida no es más que inmundicia y peste»; y la misma madre, en su papel de vendedora de tortas: «la cháchara del vendedor no es más que palabrería indecente y huera»; el niño que trata en vano de atrapar al pájaro remeda la inútil búsqueda del oro; y los dos árboles, uno desnudo y el otro floreciente, la angustia de la elección. En manos de Dou, la actuación del charlatán se convierte en un motivo pictórico. ¿Pero qué tipo de motivo y qué tipo de pintura tenemos aquí?
El tono es jocoso y ligero. La ejecución es briosa y clara y hace cada cosa nítidamente perceptible a la vista. La organización es la de una reunión aparentemente casual de motivos individuales. Ante todo ello, la explicación vigente de su argumento como descripción doctrinal de las formas de vida aristotélicas -la sensual del charlatán, la activa del granjero, la contemplativa del pintor- resulta poco convincente. Aunque toca temas morales, la obra es descriptiva, no prescriptiva. El tratamiento visual que Dou da a cada una de las máximas es el perfecto equivalente del tratamiento verbal que daba Beeckman a los proverbios y que ya estudiamos antes. La naturaleza humana se trata como algo visible. Y la forma característica en que Dou reúne ejemplos de comportamiento humano tiene un sabor francamente baconiano, que podemos llamar taxonómico. Cada persona y cada cosa representan su propia actividad o entidad sin mostrar conciencia de su presencia o, podríamos decir, su efecto narrativo en la realidad."

Svetlana Alpers
El arte de escribir

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