Daniel Arenas Martín

Bosque

Ofrenda delicada arcilla vaso
al que amor dio forma suavidad leve
promontorio que los dedos recorren
repasada superficie delicia
de los ojos extraña unión de agua
y barro limo marino aventado
por el espíritu cuando te miro
desnudo sedimento de mis manos
perfil de luz gozosa qué alfarero
amasó tus delicadas texturas
vasija hecha para beber la vida
que no oculta su pasado de tierra
el fuego que nos alimenta da
señera forma al barro de tu cuerpo.

Daniel Arenas Martín



La muerte

Todo el verde del mundo está en tus ojos,
pero tus ojos cesarán un día
y el verde seguirá en el mundo.
Puede que, más tarde, también el mundo
desaparezca y sólo el verde quede
sin ti y sin el mundo.

Daniel Arenas Martín


Olas

Mirarla bastaba
para que el aire entrase por mis ojos
y circulasen locomotoras por mis venas.
Bastaba oler su pañuelo,
entrar en el baño
después que ella hubiera salido.
Una locura. Su olor,
el olor de su sexo en mis dedos
durante horas y horas.
Su risa que se repetía en las paredes
de la casa como un eco
de su cuerpo ávido y tenaz.
Bastaba verla desvestirse con los pechos palpitantes,
la cintura en declive
hacia el vértice esfumado
de sus piernas. Bastaba
que me mirase apuntando la luz
en sus ojos, deslizándose por su cuerpo.
Bastaban sus brazos en el aire
para que mi deseo aumentara más y más.

Esto explica por qué desde entonces
sólo he tenido aventuras
y me he propuesto que duren poco.

Daniel Arenas Martín































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