Frank C. Higgins

"El doctor Ashmole, miembro de esta Fraternidad [los rosacruces], es venerado por los masones como uno de los fundadores de la primera Gran Logia de Londres».[169] Elias Ashmole no es más que uno de los numerosos vínculos intelectuales que conectan el rosacrucismo con la génesis de la masonería. La Enciclopedia Británica destaca que Elias Ashmole fue iniciado en la orden masónica en 1646 y afirma además que fue «el primer caballero, o amateur, que fue “aceptado”."

Frank C. Higgins
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 615


"Las enseñanzas de Pitágoras son de trascendental importancia para los masones, puesto que son el fruto necesario de su contacto con los filósofos más destacados de todo el mundo civilizado de su época y deben de representar aquello en lo que todos estaban de acuerdo, despojado de toda la cizaña de la controversia. Por eso, la postura decidida de Pitágoras en defensa del monoteísmo puro es prueba suficiente de que la tradición en cuanto a que la unidad de Dios era el secreto supremo de todas las instituciones antiguas es totalmente correcta. La escuela filosófica de Pitágoras era, en cierta medida, también una serie de iniciaciones porque hacía pasar a sus discípulos por una serie de grados y jamás les permitía estar en contacto directo con él hasta que alcanzaban los grados superiores. Según sus biógrafos, los grados eran tres. El primero, el de —si la masonería se inculcara de forma adecuada— la base sobre la cual se erigía todo el resto del conocimiento. En segundo lugar, estaba el grado de «Theoreticus», que se refería a las aplicaciones superficiales de las ciencias exactas, y, por último, el grado de «Electus», que permitía al candidato adelantarse hasta alcanzar la luz de la máxima iluminación que era capaz de absorber. Los discípulos de la escuela pitagórica se clasificaban en «exoterici», o discípulos de grados externos, y «esoterici», cuando habían superado el tercer grado de iniciación y tenían derecho a acceder a la sabiduría secreta. El silencio, el secreto y la obediencia incondicional eran principios fundamentales de esta gran orden."

Frank C. Higgins
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 269

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