Isabella Andreini

“La Naturaleza, nuestra grandiosa madre, viendo que no podía perpetuarnos a cada uno de nosotros como a ella misma, que no tiene otro objeto que el de perpetuarse en forma que no tenga jamás fin, procuró por otros medios conseguir este propósito. Y así, sabiamente, puso en algunos ardentísimos deseos de tener hijos, nietos y biznietos, en cuya vida los padres, abuelos y bisabuelos, aunque muertos, felizmente vivos se mantuvieran. Algunos otros, para gozar del privilegio de la vida tras la vida, les llamó a las nobles artes imitadoras de la Naturaleza, con la cual admirablemente osan competir; así los pájaros pintados que engañan a los pájaros o la estatua esculpida que enamora al joven. En mí, ha puesto un ardentísimo deseo de saber, por ventura mayor al de otras mujeres de nuestra época, que solo atienden la labor de la aguja y los pucheros…”

Isabella Andreini


Soneto CLXVI

Un sueño falaz ya no me turba,
real me es lo real y sombra la sombra;
de cualquier afán ya estoy libre
y tengo con mis pensamientos tranquila paz.
No sostengo mi deseo al deseo de los otros,
soy Mujer de mí misma, y no me turba un rostro
severo o me alegra una sonrisa, una frase.

Isabella Andreini

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