Madame Acarie

"¡Ah! Esos ciegos del mundo y esos pobres endurecidos, conviértelos Señor y se convertirán. Toca, toca vivamente sus corazones, oh, mi amor Jesús, por tu solícita gracia. Golpea, Dios mío, golpea a la puerta de su conciencia y hazte oír. Resuena en sus oídos y truena tan potentemente en el aire de su espíritu con el temor que inspiras, que les nazca el deseo de abandonar sus pecados."


"Deberíamos estar conformes cuando se presenta alguna acción de caridad y estar siempre listos a dejar todas nuestras devociones por ella... Nada es pequeño al servicio de la caridad."

Madame Acarie



"El alma humilde es siempre vigorosa, siempre valiente, siempre está lista para emprender grandes cosas, pero es ante Dios y no para ella misma, porque de ella misma nada espera, pero de Dios espera todo."

Madame Acarie



"... era el 10 de mayo, segundo domingo del mes de María, (...) sin saber cómo habían entrado, vi a tres carmelitas, vestidas con capas blancas y con los grandes velos echados. Me pareció que venían por nuestra Madre, pero lo que entendí claramente fue que venían del cielo. Yo exclamé en lo hondo del corazón: ¡Cómo me gustaría ver el rostro de una de esas carmelitas! Y entonces la más alta de las santas, como si hubiese oído mi oración, avanzó hacia mí. Al instante caí de rodillas. Y, ¡oh, felicidad!, la carmelita se quitó el velo, o, mejor dicho, lo alzó y me cubrió con él. Sin la menor vacilación, reconocí a la Venerable Ana de Jesús, la fundadora del Carmelo en Francia. [aquí refiere una gracia de consuelo]. Esta impresión ha quedado grabada en mi corazón. Lo cual es tanto más curioso, cuanto que la Venerable Ana de Jesús me había sido hasta entonces del todo indiferente, nunca la había invocado, y su pensamiento sólo me venía a la mente cuando oía hablar de ella, lo que ocurría raras veces. Por eso, cuando comprendí hasta qué punto me quería ella a mí, y qué lejos estaba yo de serle indiferente, mi corazón se deshizo en amor y gratitud, y no sólo hacia la santa que me había visitado, sino hacia todos los bienaventurados moradores del cielo."

Madame Acarie


“Tiene un espíritu sencillo y abierto, eso es lo que necesita una religiosa.”

María de la Encarnación Avrillot, nacida Barbe Jeanne Avrillot de Acarie


"Un alma nunca puede hacer el bien si no se lanza al infinito entre los brazos de la Providencia divina, porque entonces Dios Parece obligado por su promesa de ayudarla... No es posible fiarse de los medios humanos, sino de la Providencia. Pero hay que fiarse de los medios humanos como si no hubiera Providencia... Cómo es de bueno, de grato, seguir a Dios único, el que nunca nos abandona, que nunca nos deja solos si nosotros no le faltamos, nosotros a él ante todo."

Madame Acarie












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