Nadia Anjuman

Enjaulada

Estoy enjaulada en este rincón
llena de melancolía y pena…
Mis alas están cerradas y no puedo volar…
Soy una mujer afgana y debo aullar.

Nadia Anjuman


No deseo abrir la boca

No deseo abrir la boca.
¿A qué podría cantar?
A mí, a quien la vida odia,
tanto me da cantar que callar.
¿Acaso debo hablar de dulzura
cuando es tanta la amargura que siento?
Ay, el festín del opresor
me ha tapado la boca.
Sin nadie a mi lado en la vida
¿a quién dedicaré mi ternura?
Tanto me da decir, reír,
morir, existir.
Yo y mi forzada soledad,
con mi dolor y mi tristeza.
He nacido para nada,
mi boca debería estar sellada.
Ha llegado, corazón, la primavera,
el momento propicio del festejo.
Pero ¿qué puedo hacer
si un ala tengo ahora atrapada?
Así no puedo volar.
Llevo mucho tiempo en silencio
pero nunca olvidé la melodía
que no paro de susurrar.
Las canciones que brotan de mi corazón
me recuerdan que algún día
romperé la jaula.
Volando saldré de esta soledad
y cantaré con melancolía.
No soy un frágil álamo
sacudido por el viento.
Soy una mujer afgana.
Entiéndase pues mi constante queja.
Estoy enjaulada en este rincón
llena de melancolía y pena…
Mis alas están cerradas y no puedo volar…
Soy una mujer afgana y debo aullar.

Nadia Anjuman



Recuerdos de leve tristeza

¡Oh exilios de la montaña del olvido!
Oh joya de sus nombres, durmiendo en el fango del silencio
Oh recuerdos destruidos, recuerdos de leve tristeza
en la turbia mente de una ola en el mar del olvido
¿Dónde está lo trasparente, la corriente manando de tus pensamientos?
¿Qué mano ladrona saqueó la estatua de oro puro de tus sueños?
En esta tormenta que origina la opresión
¿Dónde se ha marchado tu barca, tu serena plateada luna de embarcación?
Después de este amargo frío que da nacimiento a la muerte-
debería la mar desprender la calma
debería la nube liberar al corazón nudoso de penas
debería la doncella de la luna brindarnos amor, ofrecer una sonrisa
debería la montaña dulcificar su corazón, adornarse de verde,
volverse fructífera-
¿Cuál de tus nombres, en lo alto de la cima,
se vuelve luminoso como el sol?
El amanecer de tus recuerdos
recuerdos de leve tristeza
¿En los ojos de los peces fatigados por las inundaciones y
temerosos de la lluvia de la opresión,
se refleja la esperanza?
¡Oh exilios de la montaña del olvido!

Nadia Anjuman


Un llanto Sordo

El sonido de las verdes huellas está en la lluvia
nos llega desde la carretera
almas sedientas y faldas polvorientas llegaron del desierto
su ardiente respiración y el espejismo-fundido
de sus bocas secas y de polvo cubiertas
nos llegan, ahora, desde la carretera
sus atormentados cuerpos, chicas criadas en el dolor
la alegría alejada de sus rostros
corazones viejos y alineados de grietas
no surgen sonrisas en los inhóspitos océanos de sus labios
ni una lágrima brota del seco cause de sus ojos
¡Oh Dios!
¿Podría ignorar si sus sordos llantos que saltaron del cielo,
alcanzan las nubes?
El sonido de las verdes huellas está en la lluvia.

Nadia Anjuman












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