Tarás Shevchenko

“Descansan las gentes honradas; unos rendidos de felicidad, otros fatigados por el llanto. Mas todo lo ha cubierto la noche.”

Tarás Hrihórovich Shevchenko


El Cáucaso

A mi sincero Jacob de Balmén

Tras los montes, montes, de nubes cargados,
Sembrados de penas, con sangre regados

Por los siglos, allí el águila
Castigo da a Prometeo
Picándole las costillas
Y desgarrándole el pecho.
No se beberá la sangre
Vivificante del cuerpo,
Y el corazón late y ríe,
Y vive, y vive de nuevo.
Y no fenece nuestra alma,
Los ánimos no perdemos.
No labrará, el insaciable,
Del fondo del mar el lecho.
No aplastará el alma eterna
Ni podrá vencer al Verbo,
Ni vituperar la gloria
Inmortal de Dios eterno.

¡No somos quién para reñir contigo!
¡No somos quién para juzgar tus hechos!
Llorar, llorar, llorar sólo nos queda
Y amasar el pan nuestro
Con sudores de sangre y con las lágrimas.
De nosotros se mofan los verdugos
Y la verdad dormida está, borracha.

¿Cuándo despertará, al fin?
¿Cuándo, oh Dios, de fatigado
Te echarás a descansar
Y dejarás vivir, cuándo?
Pues creemos en tus fuerzas
Creadoras, soberano.
¡Se alce la verdad y triunfe
La libertad que anhelamos
Y a ti, solamente a ti,
Te rezarán con agrado
Todos los pueblos del mundo
Por los siglos!
Mientras tanto,
Ríos de sangre discurren
Por el monte y por el llano!

Tras los montes, montes, de nubes cargados,
Sembrados de penas, con sangre regados.


Allí, misericordiosos,
Corrimos, cual cazadores,
La infelice libertad
Y acosamos… ¡Cuántos hombres
Cayeron allí! En la sangre
Y en las lágrimas que corren
Había que ahogar a todos
Príncipes y emperadores.
En las lágrimas de viudas,
De doncellas que de noche.
Lloran! ¡Lágrimas de madres!
De padres, ¡las más atroces!
No ríos, toda una mar ,
Se extiende. ¡Gloria a los nobles
Galgos! ¡Gloria a los perreros
Y amuestros zares padrones!
¡Gloria!
¡Gloria a los picos azules
Ocultos bajo los hielos!
Y a los caballeros grandes
Protegidos por el cielo.
Guerreáis y venceréis,
Porque Dios ayudará.
¡Lleváis la razón, la gloria
Y la santa libertad!

Churek y saklia: son tuyos;
Ni es limosna, ni regalo,
Nadie que es suyo dirá
Ni te llevará esposado.
Aquí somos instruidos,
¡Leemos el Verbo santo!…
Y desde la baja cárcel
Hasta el alto trono andamos
Vestidos de oro y desnudos..

¡Queréis saber! ¡Enseñamos
Lo que cuesta el pan, la sal!
Nosotros somos cristianos;
Templos, aulas, ¡Dios tenemos!
Sólo nos irrita un tanto
Vuestra saklia, ¿qué hace allí?
No os la dimos. Ni os echamos
Vuestro churek como a perros.
Que conste que no os cobramos
Por el sol que os calienta
Porque no somos paganos,
Sino cristianos auténticos,
Contentos con poco… En cambio,
Si hacéis migas con nosotros,
Aprenderéis más que un sabio.
Nos basta espacio para ello,
El de Siberia es fantástico,
¡Cuántas cárceles y gentes!
Del finlandés al moldavo
Todos callan en sus lenguas,
¡Y viven! El padre santo
La santa escritura lee
Y predica que un zar raro
Hubo que puercos cuidó,
Robó a su amigo y vasallo
La mujer que aquél amaba;
Luego mató al desdichado
Y, al cabo, fue a dar al cielo
El zar. ¡Veis a quién mandamos
A la gloria! ¡Sois oscuros
Sin la Santa Cruz! ¡Qué espanto!
¡Ya os enseñaremos!… ¡Hurta!
¡Atraca, llénate el saco,
Da, y al cielo! Si tú quieres
Llevarte a los tuyos, hazlo!
¿Qué no sabremos hacer?
Sembrar trigo, contar astros,
Al galo injuriar, mercar
O a la baraja jugarnos
Gente… no negros… humilde…
Aunque fueron bautizados.
Y, al fin, hispanos no somos.

Dios nos libre de lo hurtado.
¡La ley, cumplirnos la ley!…
¿Por apostólicas reglas
Amáis al hermano?
¡Vanilocuentes, hipócritas
De Dios detestados!
¡Del hermano la pelleja
Amáis y no el alma!
Y chupáis según la ley:
A la hija galas,
A los bastardos moneda,
A la esposa joyas,
¡Para si lo que no saben
Ni hijos, ni esposa!

¿Por quién te crucificaron,
Cristo, hijo de Dios?
¿Por los buenos? ¿Por qué tú
Llevas la razón?
¿O por qué siga el escarnio?
Y así se quedó

Templos, capillas e iconos,
Humo de mirra y candelas,
Y ante tu imagen sagrada
Inclinaciones eternas.
Por el robo, guerra y sangre.
La que corre del hermano,
Te ruegan, después te ofrecen
Del incendio el manto hurtado

Aprendimos y queremos
Que otros también sepan;
Alumbramos la verdad
A criaturas ciegas…
A todo os enseñaremos
Si sabéis rendiros,
A construir una cárcel,
A forjar los grillos,
A llevarlos y a trenzar
Látigos muy finos,
A todo; mas vuestros montes
Nos tendréis que dar,
Lo demás ya os lo tomamos:
El campo y el mar.

Y a ti te embarcaron, Jacobo del alma,
Mi buen compañero, mas no por Ucrania,
Por su cruel tirano, derramar hicieron
Tanta sangre justa. De Moscú el veneno
Te tocó, apurar moscovita copa.
¡Oh, mi buen amigo! ¡Luz de mi memoria!
Que tu alma se alce por Ucrania entera,
Los túmulos viejos de la estepa otea.
Ve con los cosacos, vuela a las orillas
A llorar con ellos lágrimas antiguas,
Y de mi prisión, espérame en la estepa.

Mientras tanto mis cantares,
Mi cruel desdicha
Iré sembrando, que crezcan
Contra las ventiscas.
El suave viento ucraniano
Te traerá en rocío
Mis cantares como lágrimas
Fraternas… Querido,
Tú les darás buen amparo,
Leerás a solas…
Del mar, la estepa, los túmulos,
De mí harás memoria.

Tarás Hrihórovich Shevchenko



"El mundo es grande; pero el que se siente solo, no halla ni un rinconcito donde descansar."

Tarás Hrihórovich Shevchenko


“Es menester, hija mía, contar el dinero, el dinero que uno gana. El que no cuenta, no tiene.”

Tarás Hrihórovich Shevchenko


“Hay algo admirable en este corazón, que desea por la mañana lo mismo que por la noche rehusaba.”

Tarás Hrihórovich Shevchenko


“No envidiéis al rico. El rico no conoce ni la amistad ni el amor; todo lo que tiene es alquilado.”

Tarás Hrihórovich Shevchenko


“Nosotros os enseñaremos todo; tan solamente debéis dejaros conducir de la mano. Os enseñaremos a levantar los muros de las prisiones y a forjar cadenas ; y también a llevarlas y a trenzar los nudos del knout.”

Tarás Hrihórovich Shevchenko


“Recordando lo malo, experimentamos un sentimiento de reposo (¡Pasó ya! ¡Se fue!). Recordando lo bueno, el corazón se pone mustio (¿Por qué no dura todavía?).”

Tarás Hrihórovich Shevchenko



Rusalka

La maternal noche del Dnipro
me engendró y me bañó en su torrente
y como a su propia hija me habló
"Nada en las aguas del río
nada como una rusalka, alegre
en la noche de la mañana"

Mis lágrimas jóvenes y tristez
mezcladas con sangre son del color
azul oscuro del Dnipro. Recorro
cada noche con mis hermanas y nado.

Rusalka quedó en silencio y
se hundió el río y en voz baja
las ramas de mimbre se estremecieron.

Su madre vagó por el sueño
y en la orilla recordó
a su hija y murmuró
pero el agua del Dnipro
no reía. 

Tarás Hrihórovich Shevchenko



¿ Te asustarás amor mío?

¿Te asustarás, amor mío,
si nos volvemos a ver?
¿Qué palabras me dirías
entonces, mi dulce bien?
No me reconocerías.
O, tal vez, exclamarías:
“Fue un sueño que yo soñé”
¡Pero me alegraría,
mi dulce amada, mi dicha!
Entonces, al recordar
la juventud y el placer
del pasado tan amargo,
yo de gozo, lloraría
porque no fue verdadero
todo lo que yo creía.
¡Ilusión perdida en llanto,
perdida en lejanía!

Tarás Hrihórovich Shevchenko



Testamento

Cuando muera, enterradme
en una tumba alta,
en medio de la estepa
de mi adorada Ucrania.

¡Así yo podré ver los campos anchurosos,
el Dnipró, sus represas agitadas,
y podré oír también
cómo braman sus aguas!

Y cuando el río arrastre atravesando Ucrania
hasta la mar azul
tanta sangre adversaria,
entonces dejaré los campos y los montes
y volaré hacia Dios
a alzarle mi plegaria,
pero hasta que ello llegue
de Dios no sabré nada …

¡A mí, enterradme, mas de pie vosotros,
las cadenas que os atan quebrantad,
y con la impura sangre derramada
la Libertad sagrada salpicad!

¡Y ya en familia inmensa,
familia libre y nueva,
no olvidéis recordarme
con una palabra buena!

Tarás Hrihórovich Shevchenko


"Ya oíste lo que se ha dicho: mejor es morir entre las ruinas del propio país, que en un palacio extranjero."

Tarás Shevchenko










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