Thomas Nash

"Las leyes, la lógica y los suizos pueden alquilarse por cualquiera en pro de su causa."

Thomas Nash o Nashe


Una letanía en tiempos de plaga

Adiós, adiós, deleite de la tierra.
En este mundo nunca hubo certezas.
Cuán gratos y lascivos los juguetes
de la vida; no son así en la muerte
—de sus dardos no pueden escapar.
Debo morir, enfermo estoy del mal.
    ¡De nosotros apiádate, Señor!

Pudientes, no confíen en su riqueza:
no comprarán salud con oro y gemas.
Ha de desvanecerse el mismo cuerpo.
Las cosas fueron hechas con un término.
La plaga avanza sin mirar atrás.
Debo morir, enfermo estoy del mal.
    ¡De nosotros apiádate, Señor!

No es sino una flor esta hermosura
que será devorada por arrugas.
La luz viene del aire de allá afuera.
Han muerto reinas jóvenes y bellas:
el polvo cubrió a Helena sin cesar.
Debo morir, enfermo estoy del mal.
    ¡De nosotros apiádate, Señor!

A la fuerza la abate el cementerio;
gusanos se alimentan del gran Héctor.
La espada no se empuña con destino.
La tierra deja abiertos sus postigos.
El campanario gime «Ven acá».
Debo morir, enfermo estoy del mal.
    ¡De nosotros apiádate, Señor!

Con su perversidad, probó el ingenio
el amargo sabor de los que han muerto.
El verdugo infernal no tiene oído
para poder oír aquello mismo
que el arte fútil puede replicar.
Debo morir, enfermo estoy del mal.
    ¡De nosotros apiádate, Señor!

Recibe, entonces, cada honor aprisa
para dar a los hados bienvenida.
El Paraíso es nuestro patrimonio;
la Tierra, el teatro en el que actuamos todos.
Que ascienda al cielo nuestra humanidad.
Debo morir, enfermo estoy del mal.
    ¡De nosotros apiádate, Señor!

Thomas Nash








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