Doctor Fausto

Extracto del libro del Dr. Fausto, Wittenberg, 1524

"Desde mi juventud he seguido las artes y las ciencias y he sido un lector de libros infatigable. Entre los que cayeron en mis manos figura un volumen que contenía todo tipo de invocaciones y fórmulas mágicas. Hallé en él información sobre la manera de obligar a un espíritu, ya sea de fuego, agua, tierra o aire, a cumplir la voluntad de un mago que sea capaz de controlarlo. Descubrí también que, como algunos espíritus son más poderosos que otros, cada uno se adapta para hacer algo diferente y cada uno es capaz de producir determinados efectos sobrenaturales.
Después de leer aquel libro extraordinario, hice varios experimentos, porque deseaba poner a prueba la veracidad de sus afirmaciones. Al principio, tenía escasa fe en que se produjera lo prometido, pero, con la primera invocación que probé, se manifestó ante mí un espíritu poderoso, que quiso saber por qué lo había invocado. Su advenimiento me dejó tan atónito que casi no supe qué decir, aunque al final le pedí que me ayudara en mis investigaciones mágicas Respondió que lo haría si se cumplían determinadas condiciones. Las condiciones eran que hiciera un pacto con él. Yo no deseaba hacerlo, pero, como en mi ignorancia no me había protegido con un círculo, sino que estaba a merced del espíritu, no me atreví a rechazar su petición y me resigné a lo inevitable, pensando que lo más prudente era dejarme llevar por la corriente.
Entonces le dije que, si se mostraba servicial conmigo, según mis deseos y necesidades, durante cierto tiempo, me pondría a su disposición. Una vez acordado el pacto, aquel espíritu poderoso, cuyo nombre era Astaroth, me presentó a otro espíritu, llamado Marbuel, que fue puesto a mi servicio. Interrogué a Marbuel, para ver si era adecuado para mis necesidades Le pregunté si era rápido y me respondió: «Tan rápido como el viento». Su respuesta no me satisfizo, de modo que le repliqué: «No puedes ser mi siervo. Vuelve por donde has venido». No tardó en manifestarse otro espíritu, cuyo nombre era Aniguel. Le formulé la misma pregunta y me respondió que era rápido como las aves en el aire, de modo que le dije: «Tú también eres demasiado lento para mí. Vuelve por donde has venido». En el mismo instante se manifestó otro espíritu, de nombre Aziel. Por tercera vez formulé mi pregunta y él respondió: «Soy tan rápido como el pensamiento humano». «Me servirás», le dije, y aquel espíritu me fue fiel durante mucho tiempo, aunque no se puede contar cómo me sirvió en un documento de este tamaño y aquí me limitaré a indicar la manera de invocar a los espíritus y de preparar los círculos de protección. Hay muchos tipos de espíritus que se dejan invocar por el hombre y se convierten en siervos suyos De estos mencionaré algunos:
Aziel: el más poderoso de los que sirven al hombre. Se manifiesta con una forma humana agradable, de unos noventa centímetros de altura. Hay que invocarlo tres veces para que aparezca en el círculo que se ha preparado para él. Proporciona riquezas y trae cosas al instante desde grandes distancias, según la voluntad del mago. Es tan rápido como el pensamiento humano.
Aniguel: servicial y sumamente útil, se presenta con la forma de un niño de diez años. Hay que invocarlo tres veces Está capacitado especialmente para descubrir tesoros y minerales ocultos en el suelo, que proporcionará al mago.
Marbuel: verdadero señor de las montañas y tan rápido como un pájaro volando. Es un espíritu hostil y problemático, difícil de controlar. Hay que invocarlo cuatro veces. Aparece en la persona de Marte [un guerrero con una armadura pesada]. Presentará al mago aquellas cosas que crecen por encima y por debajo de la tierra. Es en particular el señor de la raíz de primavera. [La raíz de primavera es una planta misteriosa, probablemente de color rojizo, que, según los magos medievales, tenía la propiedad de hacer salir o abrir todo lo que tocase. Si la ponían contra una puerta cerrada con llave, la puerta se abría. Los herméticos creían que el pájaro carpintero de cabeza roja estaba dotado especialmente de la facultad de descubrir la raíz de primavera, de modo que lo seguían hasta el nido y obturaban el agujero del árbol donde estaban sus crías. Entonces el pájaro carpintero partía enseguida a buscar la planta y, cuando la descubría, la llevaba hasta el árbol y con ella retiraba el tapón que obstruía la entrada al nido. Entonces el mago le quitaba la planta al ave. También se afirmaba que, debido a la estructura de la planta, algunos espíritus elementales que se manifestaban mediante la propensión a hacer salir o abrir cosas utilizaban el cuerpo etéreo de la raíz de primavera como medio de expresión.]
Azabel: un señor del mar poderoso, que controla lo que está tanto por encima como por debajo del agua. Recupera cosas que se han perdido o hundido en ríos, lagos y océanoa como barcos y tesoros hundidos. Cuanto más enérgica sea la invocación, más prisa se dará para cumplir su misión.
Machiel: se presenta en forma de una hermosa doncella y con su ayuda el mago consigue honor y dignidad. Ella convierte a aquellos a quienes sirve en dignos y nobles, refinados y gentiles y colabora en todo lo relacionado con los litigios y la justicia. No se presenta a menos que se la invoque dos veces.
Baruel: el maestro de todas las artes. Se manifiesta como un trabajador cualificado y se presenta con delantal. Puede enseñar más a un mago en un instante que todos los trabajadores cualificados del mundo juntos en veinte años. Hay que invocarlo tres veces.
Estos son los espíritus más serviciales para el hombre, pero hay muchísimos más que, por falta de espacio, no puedo describir. Ahora bien, si alguien desea la ayuda de un espíritu para conseguir algo, primero tiene que dibujar el signo del espíritu al que desea invocar. El dibujo se tiene que trazar justo delante de un círculo hecho antes de la salida del sol, en el que se han de colocar el interesado y sus ayudantes. Si uno desea ayuda financiera, debe invocar al espíritu Aziel. Hay que dibujar su signo delante del círculo. Si uno quiere otras cosas, tiene que trazar el signo del espíritu capaz de proporcionarlas. En el lugar donde se va a trazar el círculo, primero hay que dibujar una cruz enorme con una espada grande con la que nadie haya sido herido. A continuación, hay que hacer tres círculos concéntricos. El central se hace con una tira larga de pergamino sin usar y se debe colgar encima de doce cruces hechas de madera de espino de la cruz. En el pergamino hay que escribir los nombres y los símbolos acordes con la figura que sigue. Por fuera de este primer círculo hay que trazar el segundo de esta forma:
Primero se sujeta un hilo de seda roja que se haya hilado o retorcido hacia la izquierda, en lugar de hacia la derecha. A continuación se ponen en el suelo doce cruces hechas de hojas de laurel y también se prepara una tira larga de papel blanco intacto. Se escriben con una pluma sin usar los caracteres y los símbolos que se ven en el segundo círculo. Se enrolla esta tira de papel con el hilo de seda roja y se clava sobre las doce cruces de hojas de laurel. Por fuera de este segundo círculo se hace otro, también con pergamino sin usar, y se clava sobre doce cruces de palmera consagrada. Después de hacer estos tres círculos, uno se introduce en ellos hasta quedar de pie en el centro sobre un pentáculo trazado en el medio de la gran cruz dibujada en primer lugar. Para que salga bien, hay que hacer todo según la descripción y, después de leer toda la invocación sagrada, se pronuncia el nombre del espíritu que uno desea que aparezca. Es fundamental que el nombre se pronuncie con toda claridad. También hay que tener en cuenta el día y la hora, porque cada espíritu solo puede ser invocado en determinados momentos."

Doctor Johannes Faustus más conocido como el doctor Fausto
No se debe confundir el doctor Fausto con el impresor Johann Fust
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 441











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