Nii Ayikwei Parkes

"Cada lengua está unida al medio en el que se utiliza, tiene una primera función que es la de familiarizarnos con lo que nos rodea. Además, también tiene una parte filosófica. Por ejemplo, en el idioma de los aborígenes, en Australia, no existe la palabra “detrás”. Sus posiciones se definen por la posición geográfica: al sur de, al norte de … Así, por ejemplo, una frase tan común como “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”, que, si te fijas, pone a la mujer en un segundo lugar, no podría existir en su idioma. Algo tan simple como esto puede cambiar la manera en la que piensas y en la que te relacionas con el mundo a tu alrededor. Por eso, en el libro es tan importante para el cazador hablar en su propio idioma, porque es alguien cuya forma de vida consiste en estar al tanto de lo que pasa a su alrededor."

Nii Ayikwei Parkes


"Creo que las culturas perduran incluso cuando pensamos que nos hemos deshecho de ellas. Lo triste es cuando, aun estando influenciados por culturas antiguas, las desestimamos. Eso es peligroso porque no llegamos a comprendernos del todo a nosotros mismos o nuestras motivaciones, y a veces nos dejamos llevar por la violencia y la amenaza de defender cosas que ni siquiera comprendemos. Nuestro contacto con Europa y el tipo de educación que siguió amenazó a muchos países de África Occidental con borrar lo que venía anteriormente, sin interrogar lo nuevo, sin valorar lo antiguo para mantener lo bueno, en vez de desestimar todo."

Nii Ayikwei Parkes


"Es importante para mí que la gente entienda que no puedes juzgar a un africano sin ni siquiera dejarle hablar."

Nii Ayikwei Parkes



Hombres como yo 

Mi madre me advirtió sobre hombres como yo
Relajados y locos hombres con cabello trenzado como yo
Madre dijo ten cuidado de hombres como yo
Hombres oscuros tatuados y con cabello trenzado como yo
Pero mi padre era un hombre como yo
Así que parece parece parece
Que a mi madre le gustaban los hombres como yo 

Mi madre me advirtió sobre hombres relajados como yo
Hombres de perezosa pose y ojos conmocionados
Que nada disfrutan más que una tarde en una esquina de la calle
Probando el mundo rebanada tras ácida rebanada
Hombres de barba áspera y rastas
Cuyas manos se ponen cómodas adentrándose en sus bolsillos
Hombres con mil maneras de hacer pausa
Y de pintar los días llanos en gradaciones de temor y azul
Que sueñan en muchos dialectos huelen a especias
Hombres cuya lengua se desliza fácilmente sobre los labios
Mi madre me dijo que me mantuviera alejado de los hombres como yo
Endurecidos bajo el sol con profundas pérdidas y tatuajes
Usurpando a Dios llamándonos creadores
Reescribiendo sus propias pieles
 
Mi madre me advirtió sobre hombres como yo
Relajados y locos hombres con cabello trenzado como yo
Madre dijo ten cuidado de hombres como yo
Hombres oscuros tatuados y con cabello trenzado como yo
Pero mi padre era un hombre como yo
Así que parece parece parece
Que a mi madre le gustaban los hombres como yo

Nii Ayikwei Parkes


"Kayo y Garba emprendieron el regreso a Accra poco después del amanecer. Mensah dijo que esperaría a que el sargento Ofosu le enviase un coche y se quedó durmiendo, completamente vestido, en su tienda. Opanyin Poku, el cazador, ya se había marchado a la selva pero Oduro los despidió con amabilidad desde el tweneboa del centro de la aldea. Ya en la carretera, Kayo se sumió en sus pensamientos mientras Garba se ponía a tararear otra de esas canciones que sonaban sin cesar en la radio y que Kayo no soportaba. En cierto modo, se alegró de viajar en un “coche de crío”, ya que, con la recién descubierta familiaridad de Garba, de haber tenido radio, el agente la habría puesto a todo volumen.
Después de una noche en Sonokrom, los ruidos de la ciudad le sobresaltaron al unirse al lento tráfico de Adenta. Solo eran las 6:43 de la mañana cuando llegaron a las afueras, pero como todos los profesionales de Accra querían comprarse casas en las nuevas urbanizaciones de Legon-Madina-Adenta, la hora punta se había vuelto legendaria. Nii Nortey, que se había mudado recientemente a esa zona, aseguraba que salía de su casa a las cinco y media de la mañana para ahorrarse lo peor del tráfico. Claro que Nii Nortey siempre usaba el tráfico como una excusa para beber después del trabajo para “evitar atascos”, insistía. Kayo sonrió, se sacó el móvil de uno de sus numerosos bolsillos y miró la hora: las siete y dos minutos de la mañana. Mientras oía los bocinazos ensordecedores y las alegres bromas que intercambiaban los taxistas, recordó que no había confirmado sus resultados. Había improvisado algunas de las pruebas realizadas en la cabaña de Kofi Atta, por lo que tendría que volver a comprobar los resultados antes de llegar a la residencia de P. J. Donkor. Marcó el número de su despacho en Acquabio y aguardó mientras oía el monótono tono hueco del otro lado de la línea."

Nii Ayikwei Parkes
El enigma del pájaro azul


"La historia pertenece siempre a sus protagonistas porque es su verdad."

Nii Ayikwei Parkes



“Nunca te familiarizas con una ciudad al cien por cien, porque siempre hay algo extraño, alguien nuevo, un nuevo edificio, un nuevo sabor, un nuevo restaurante,…”

Nii Ayikwei Parkes



"Para mí escribir era una afición, un hobby muy importante que he llevado conmigo a lo largo de toda mi vida."

Nii Ayikwei Parkes


"Si creyera que hay una verdad absoluta no sería escritor."

Nii Ayikwei Parkes


“Soy un chico de ciudad.”

Nii Ayikwei Parkes



“Todas esas cosas pasan a diario y creo que el trabajo de mi vida es revertir parcialmente eso. No quiero llamarlo cruzada, pero algo de ese acercamiento a la vida.”

Nii Ayikwei Parkes


"Yo me considero sobre un contador de historias. Generalmente, tengo una idea que quiero plasmar, y a veces es suficiente hacerlo con un poema, otras veces necesito contar una historia corta y, en otras ocasiones sólo puedo resolverlo a través de una novela."

Nii Ayikwei Parkes









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