Pepín Bello

"De estar solo no me canso nunca."

Pepín Bello


"Lorca era muy celoso de la amistad. Cuando Buñuel y yo nos íbamos por ahí de noche, nos preguntaba adónde. Si le decíamos que vendrían chicas ponía cualquier excusa para retirarse. Él era homosexual, pero no hacía alarde de ello. No le gustaban esos mariquitas que iban exagerando."

Pepín Bello


"Me la tomé con tristeza (la muerte de Lorca), pero con bastante filosofía. Yo a Federico lo quería entrañablemente, y sentí su muerte con toda mi alma. Han de pensar que en tiempo de guerra uno convive con la muerte a diario. Si me hubiese cogido en otro momento, estando yo tranquila y felizmente en mi casa, hubiese sido un shock mucho más grande. Pero en medio de la guerra, después de que mataran a mi hermano, de ver desaparecer a otros amigos, y de todas las fatalidades y penurias que tuve que pasar, uno parece que ya no se extraña ante nada.
[…]
Los republicanos utilizaron su muerte elevándolo a mártir. ¡Eso es una salvajada! Federico nunca tuvo nada que ver con la política, a diferencia de Rafael Alberti o de Miguel Hernández, que tanto se involucraron con la causa republicana y durante ese período tanto comprometieron su poesía. […] Federico estaba a favor de los que sufrían, del sufrimiento humano y universal, ya fueran pobres, gitanos, negros, ricos, aristócratas o reyes. Era la persona más apolítica que he conocido en toda mi vida."

Pepín Bello


“Mire usted, lo que tienen que hacer es no perder un instante: desde ahora mismo, desde ayer, ya, reivindiquen la memoria de Federico García Lorca […], que no pase más tiempo sin que en Madrid se le ponga una calle, una avenida, un teatro o una estatua. Inmediatamente, ¡ya!, con el nombre de Federico García Lorca. Si no lo hacen, se van a acordar.”

Pepín Bello


"No he escrito nunca con ánimo de publicar. Lo hice para los amigos, para reírnos, por pitorreo."

José Bello Lasierra más conocido como Pepín Bello



"No soy nadie."

Pepín Bello


"Pues si me dieran a elegir entre el haber existido y el no haber existido, preferiría no haber existido. ¡Claro, mucho mejor! Ya decía Pío Baroja con gran sabiduría que el mundo era la obra de un aficionado."

Pepín Bello


"Quizá mi único mérito sea el de haber sido el que ensambló o trabó la Generación del 27, creo que conseguí unirlos."

Pepín Bello


"Recuerdo que un día en mi cuarto de la Residencia de Estudiantes Federico [García Lorca] nos leyó, a Juan Ramón Jiménez y a mí, Mariana Pineda. Escena impresionante. Juan Ramón, con los ojos cerrados, lo escuchaba atentamente y mostraba una gran concentración. Cuando acabó de leerla, y tras percatarse de que a los dos nos había complacido, Federico le dijo a Juan Ramón: «Bueno, a ver cuando me la estrena». Juan Ramón Jiménez, sorprendido, le contestó: «¡No, no, eso nunca! Estrenar no!». Él consideraba que era una impureza para ganar dinero. Ya estaba bien con escribir una obra, pero estrenarla no, eso nunca. Que hubiera dinero de por medio de ninguna manera, era inconcebible.
¿El teatro representado no entraba en sus planes?
Tenía un concepto de la dramaturgia un poco extraño. Juan Ramón tenía una salud quebradiza y nunca trabajó. Era un hombre dificilísimo. De una pureza exacerbada, casi un místico. ¡Era intratable! Había que tener cuidado con él. Podías meter sin querer la pata enseguida. Había reñido hace tiempo con la Residencia de Estudiantes. También con muchos de los poetas. Estaba reñido con gente tan encantadora como Dámaso Alonso y Jorge Guillén. A pesar de eso, JR estaba muy informado de lo que hacían las nuevas juventudes de artistas. Dalí y Buñuel le enviaron una carta muy hiriente atacando con firmeza el Platero y yo, diciéndole que era el burro menos burro que habían conocido y acusándolo, eso sí, de «putrefacto».
¿Cómo reaccionó Juan Ramón?
Juan Ramón se enfadó muchísimo. Y les contestó despachándose a su gusto llamándoles maricas. Juan Ramón pretendía vivir del aire. El dinero lo ganaba su esposa, Zenobia Camprubí, alquilando pisos. Ella, que era una mujer muy inteligente, descubrió, hace unos ochenta años, el negocio de los pisos. Los decoraba, los amueblaba y los alquilaba por temporadas de un año a diplomáticos y a científicos. Juan Ramón, gracias a ella, podía dedicarse completamente a escribir poesías."

Pepín Bello
Conversaciones con José Pepín Bello



"[…] Yo a Negrín no le tenía ninguna ley. Me parecía un hombre abominable. Era una persona totalmente rechazable, de deshonesto, de amoral, de borracho, de mujeriego, y de codicioso. A mí no me gustaba nada. Besteiro me explicó que la mayoría de los dirigentes de las otras organizaciones republicanas, entre ellos Indalecio Prieto, se sentían secuestrados bajo el dominio del terror de ese canalla."

Pepín Bello











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