Adolfo Bonilla y San Martín

 "El Persiles, en efecto, es el libro de caballerías con que sueña el Canónigo, con sus tormentas, naufragios, batallas, capitanes, príncipes, bárbaros fanfarrones, comedidos caballeros, astrólogos, cosmógrafos, nigromantes y poetas.
¿Qué lugar ocupa el Quijote en esta clasificación? Un puesto no muy distante del Persiles.
Es interesante a este propósito recordar lo que Cervantes pensó de su propia obra maestra, o, por lo menos, lo que declaró haber pensado, porque en lo demás no entro por ahora. Respeto todo género de interpretaciones, tanto si son como las alegorías del primo de Basilio, el que sabía "quién fue la Giralda de Sevilla y el Ángel de la Madalena, quién el caño de Vecinguerra, de Córdoba, quién los Toros de Guisando, la Sierra Morena" y las fuentes madrileñas de Leganitos y Lavapiés, sin olvidar las del Piojo, del Caño Dorado y de la Priora; como si se parecen a las elucubraciones del doctor Teufelsdröckh, Professor der Allerlei-Wissenschaft, que nunca había dado ningún curso, pero ante quien, por el abandono de los estudios prácticos, el mundo se convirtió en una ostra, que era preciso abrir por la fuerza o por la maña. Y no sólo respeto tales interpretaciones, sino que me entusiasman cuando son ingeniosas o profundas. ¿Qué sería de las grandes obras de arte sin aquéllas? Si el pensamiento de la Ilíada fuese perfectamente fijo, claro e inalterable para la Humanidad, y todos hubiésemos de limitarnos a encontrar allí, como dice el poeta, el puntual relato de la cólera de Aquiles y de los daños que causó, pronto resultaría para nosotros una fábula aburridísima. La única manera de que esto no acontezca, es que nuestros ojos descubran en el cuadro algo que otros no hayan visto. El inventor es un creador de valores, y no hay entusiasmo comparable a aquel que la creación despierta."

Adolfo Bonilla y San Martín
Cervantes y su obra



"No puede negarse asimismo que la Epigrafía hispana constituye el más constante objeto de sus esfuerzos, desde la publicación de su primer libro: Epigrafía romana de la provincia de León, hasta sus artículos de última hora en el mencionado Boletín. En tal materia, el conjunto de sus trabajos representa una labor verdaderamente enorme y sólo comparable con la recogida por Hübner en su clásico Corpus.
Lo que no se ha apreciado aún debidamente, a nuestro juicio, es la obra humanística, filológica y literaria de aquel preclaro investigador, tan modesto como sabio; y de esa labor hay constante huella en todos sus escritos, y singularmente en un inolvidable libro, obra de erudito y artista: los Recuerdos de un viaje a Santiago de Galicia, escritos en colaboración con otro varón insigne: D. Aureliano Fernández Guerra. Y es que bajo la apariencia, un tanto seca y melancólica, del anticuario y del filólogo, se ocultaba en aquel investigador un corazón de poeta, un espíritu de humanista, que sabía descubrir el misterio estético donde otros no hallarían materia sino para las más áridas disquisiciones. En los citados Recuerdos, en la Epigrafía legionense, en artículos del Boletín, hay versiones poéticas suyas, muy discretamente versificadas y no desprovistas de inspiración. Fue un hombre de ciencia y al mismo tiempo un gran patriota, de los que no desmayaron nunca en la fe respecto de la prosperidad de los suyos."

Adolfo Bonilla y San Martín
El P. Fita y el Humanismo








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