Alfred Bester

"Escribir no es lógico ni razonable. Es un acto de loca violencia cometida contra tí mismo y el resto del mundo… al menos así es conmigo."

Alfred Bester



"Estaba suspendido, pero no congelado. Tengo que admirar a los criminalistas que han inventado el concepto. ¿Quieres mantener a los perpetradores en chirona? Euforízalos, y adiós limas en pasteles de chocolate y relojes de pulsera. Y también héroes.
Ignoro cuánto tiempo transcurrió. El hambre ya no es un reloj en nuestros días, todo el mundo traga cuando le parece. Poulos estaba arriba (o abajo) en la burbuja, sonriendo ante sus propios pensamientos y tarareando una canción de borrachos. Creo que me adormecí un poco, pero el sueño tampoco es un reloj en nuestros días, por las mismas razones. Vivimos veinticuatro horas de cada veinticuatro, el viejo tiempo 2/4 ha dejado paso al 4/4.
Desgraciadamente, la burbuja estaba aislada tan sólo parcialmente, ya que "Goniff-69" estaba con nosotros. Quizá a propósito. Era la escena típica: "Goniff-seis-nueve de la Central Fagan. KCB. Leucemia Lavalier, que se ha convertido en una estrella sexy en "La Necrófila Agíl", se halla ahora en posesión de un precioso carbunclo estrella-roja. RJ3. Está armada. Corto. Goníff-seis-nueve a Fagan. JR-5. ¿Eres 9XY? "Código 6". Y los goniffs se van en su pogo para raptar a la estrella-roja mientras Leucemia carga un caflón y su enfermizo hijo sufre una operación de urgencia de la A and P a manos del gentil Marcus Brutus, doctor en frenología, que trabaja como un negro todas las noches como ayudante de lavaplatos en el shopping center. Huau.
No sé cuánto tiempo después, aparté el capullo que envolvía a Sequoia para tener una conversación con ella."

Alfred Bester
Computer Connection


"¡EXPLOSIÓN! ¡Conmoción! Las puertas de la celda se abren de par en par. Y muy adentro la libertad está esperando, envuelta en la capa de la sombra, y huye hacia lo desconocido...
¿Quién es ése? ¿Quién está en el interior de la celda?¡ Oh, Dios! ¡Oh, Cristo!¡ El hombre sin cara! Me mira. Me espía. Silencioso. ¡Corre! ¡Escapa! ¡Huye! ¡Huye!
Huye a través del espacio. Estás seguro en la soledad de esta plataforma de donde se levantan los cohetes para hundirse en las lejanías desconocidas.. . ¡Las puertas del cohete! Se abren. Pero no. No hay nadie que pueda abrir la puerta lentamente, fatalmente... ¡Oh, Dios!¡El hombre sin cara! Me mira. Me espía. Silencioso...
Pero yo soy inocente, excelencia. Inocente. Y nunca podrán probar mi culpabilidad, y nunca dejaré de defender mi caso aunque golpee usted sobre la mesa hasta ensordecerme y. . . ¡Oh, Cristo! En el tribunal. Con toga y peluca. El hombre sin cara. Me mira. Me espía. El espectro de la venganza...
Los golpes del juez se convirtieron en nudillos que golpeaban la puerta de la antecámara. La voz del camarero dijo:
-Nueva York, señor Reich. Dentro de una hora. Nueva York, señor Reich.
Los nudillos martillaban la puerta. Reich recobró la voz.
-Bueno -graznó-, ya le he oído.
El camarero se fue. Reich salió de la cama líquida y descubrió que se le aflojaban las piernas. Se apoyó en la pared y se enderezó lanzando maldiciones. Aún en las garras del terror de la pesadilla, se metió en el baño, se depiló, se dio una ducha y un baño de vapor y otro de aire, todo en diez minutos. Todavía se tambaleaba. Entró en el cuarto de masajes y apretó el botón de la sal fosforescente. Un kilo de sal perfumada y húmeda le bañó el cuerpo. Cuando los cepillos iban ya a masajearlo decidió que necesitaba un poco de café. Salió del cuarto para llamar al camarero.
Se oyó una explosión apagada y Reich cayó de bruces. Unas partículas se le clavaron en la espalda desnuda. Se precipitó en la alcoba, tomó la maleta, y se volvió como un animal acorralado mientras abría automáticamente la tapa buscando los bulbos detonadores que siempre llevaba consigo. No estaban en la maleta.
Se dominó. Sintió las mordeduras de la sal en las heridas de la espalda y el correr de la sangre. Sintió que ya no temblaba. Volvió al baño, apagó el aparato de masajes y buscó el origen de la explosión. Alguien había revisado la maleta durante la noche plantando un bulbo explosivo en cada uno de los cepillos. Había salvado la vida sólo por una fracción de segundo... ¿Quién había querido matarlo?
Inspeccionó la puerta de la antecámara. Habían usado indudablemente una llave especial. No se veía ninguna señal de violencia. ¿Pero quién? ¿Por qué?
-¡Hijo de perra! -gruñó Reich. Retornó al baño, se lavó la sangre y la sal, y se roció la espalda con un coagulante. Se vistió, tomó su café, y descendió a la sala de pasajeros, donde, luego de una furiosa escaramuza con un telépata de la aduana (Tensión, compresión y comienza la disensión), se embarcó en la lancha de Monarch que estaba esperándolo para llevarlo a la ciudad.
Desde la lancha llamó al edificio Monarch. La cara de su secretaria apareció en la pantalla.
-¿Ninguna noticia de Hassop? -preguntó Reich.
-No, señor Reich. No desde que usted llamó desde Espaciolandia. .
-Déme sección Entretenimientos.
La pantalla se cubrió de rayas y mostró luego el salón de recreos amarillo cromo de Monarch. West, barbudo y profesoral, estaba guardando cuidadosamente unas hojas escritas a máquina en unos biblioratos plásticos. Alzó los ojos y sonrió mostrando los dientes.
-Hola, Ben.
-No estés tan contento -gruñó Reich-. ¿Dónde demonios está Hassop? Pienso que tú seguramente...
-No es ya mi problema, Ben.
-¿Qué estás diciendo?
West exhibió los volúmenes.
-Estoy aquí sólo para dar los últimos toques a mi trabajo. Historia de mi carrera en Monarch para tus archivos.
-¡Qué!
-Sí. Te lo advertí, Ben. El gremio acaba de ordenar a Monarch que me deje en libertad. El espionaje comercial está prohibido. .
-Oye, Ellery, no puedes irte ahora. Estoy en un aprieto y te necesito de veras. Alguien me preparó una trampa en el barco, esta mañana. Me salvé por un pelo. Tengo que descubrir qué pasa. Necesito un telépata.
-Lo siento, Ben.
-No tienes por qué trabajar para Monarch. Puedes seguir con un contrato privado. Servicios personales. Un contrato como el de Breen.
-¿Breen? ¿Un segundo? ¿El analista?
-Sí, mi analista.
-Ya no.
-¡Qué!
West movió afirmativamente la cabeza."

Alfred Bester
El hombre demolido



"La ciencia ficción no es una profesión para adultos. Puede ser un entretenimiento delicioso, pero nunca debe tomarse en serio. Los que se dedican enteramente a la ciencia ficción son en su mayoría casos de desarrollo interrumpido. No hay más que leer las cartas que escriben los autores al boletín de la SFWA para entender lo que quiero decir. Muchas de ellas son completamente infantiles. Parecen escaramuzas de niños en un cuarto de juegos."

Alfred Bester


"No había tenido intención consciente de abrir nuevos caminos; sólo había intentado hacer un trabajo artesanal."

Alfred Bester


"¿Pasar el velo hacia qué realidad? No tiene objeto intentar decidirme. No puedo. Dios sabe que ésa ha sido la agonía de vivir para mí...: tratar de decidirme. ¿Cómo puedo, si no he sentido nada... si nada me ha conmovido...? ¡nunca! Toma esto o toma eso. Toma café o té. Compra el vestido plateado o el negro. Cásate con lord Buckley o vive con Freddy Withertoh. Dejar que Finchley me hiciera el amor o dejar de posar para él. No... no tiene sentido intentarlo siquiera.
"¡Cómo brilla a la entrada! Como moiré de seda o arco iris de lame. Ahí va Sidra. Pasa como si no hubiera nada. ahí. No parece doler. Eso es bueno. Dios sabe que podría resistir cualquier cosa, excepto algo que me hiciera daño. Nada más quedamos Bob y yo... y él no parece tener ninguna prisa. Supongo que ahora es mi turno. Pero, ¿a dónde?
"¿A la nada?
"Sí... eso es. ¡A la nada!
"Este mundo que estoy abandonando no ha tenido ningún lugar para mí. No había nada que pudiera hacer; nada que quisiera hacer alguna vez. El mundo no quería nada de mí, excepto mi belleza. No tenía necesidad de mí. Nada, excepto posar desnuda, mientras hombrecillos casi miopes borroneaban retratos en la tela.
"Deseo ser útil. Quiero tener un objeto. Quizá si tuviera un objeto... si la vida tuviera algún propósito para mí, este trozo de hielo en mi corazón se fundiría. Podría aprender a sentir... a disfrutar. Incluso aprender a enamorarme.
"Sí... eso es. ¡A la nada!
"Que la realidad que me necesita, que me desea, que puede emplearme... que esa realidad me tenga y me llame a sí misma. Porque si tengo que escoger, sé que elegiré mal otra vez. Y si no soy querida... a ninguna parte; si paso para vagar para siempre en el tiempo y el espacio vacíos... aún estaré mejor.
"¡Tómame, tú que me deseas y me necesitas!
"¡Cuan fresco es el velo!... como rocío perfumado acariciando la piel."

Alfred Bester
El infierno es eterno


"Yo soy lo que escribo; escribo lo que soy. No hay línea de separación entre Bester y su obra. Somos uno e indivisible."

Alfred Bester











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