Benedicto XV

"Cada día la tierra se tiñe de sangre nueva y se cubre de muertos y heridos."

Benedicto XV



¡Caigan al suelo las armas!»

Nos no hemos dejado sin intentar ninguna forma de que la voluntad, la necesidad de paz fueran bien recibidas. Con este propósito, Nos vino a la mente la intención de abrir, en medio de esta oscuridad de muertes bélicas, un solo rayo del sol divino de la paz, y pensamos en proponer a las naciones contendientes una tregua navideña breve y concreta, acariciando la confianza de que, si no podíamos disipar el fantasma negro de la guerra, se Nos diera al menos el poder aportar un bálsamo para las heridas que inflige. ¡Oh! La querida esperanza que habíamos diseñado para consolar a muchas madres y esposas con la certeza de que, en las pocas horas dedicadas a la memoria de la Divina Navidad, sus seres queridos no caerían bajo el plomo enemigo. Desgraciadamente, Nuestra cristiana iniciativa no fue coronada por el éxito. Pero, sin desanimarnos por esto, tenemos la intención de continuar con todo el esfuerzo posible para acelerar el fin de esta catástrofe sin precedentes, o al menos para aliviar sus tristes consecuencias.

Hemos clamado por el intercambio de prisioneros que han quedado inhabilitados para el servicio militar. Hemos querido que a los pobres prisioneros de guerra se acerquen sacerdotes que no desconozcan su lengua y les presten el consuelo que puedan necesitar, y también que se ofrezcan intermediarios benévolos entre ellos y sus familias, tal vez en dificultades y afligidas por la falta de noticias. Aplaudimos a los pastores y a los individuos que se han decidido a promover o multiplicar oraciones públicas y privadas. ¡Caigan al suelo las armas fratricidas! Que caigan por fin estas armas, demasiado manchadas de sangre…, y las manos de quienes han debido empuñarlas vuelvan a los trabajos de la industria y del comercio, de las obras civiles y de la paz. ¡Que sientan hoy, al menos, los gobernadores y los pueblos la voz angélica que anuncia el don sobrehumano del Rey que nace, el don de la paz, y muestren también ellos, con obras de justicia, de fe y de humildad, esa buena voluntad que Dios puso como condición para el disfrute de la paz.

Benedicto XV
Discurso al colegio cardenalicio (24-XII-1914)




"La guerra sigue manchando de sangre a Europa, y ni siquiera en tierra o en el mar se evitan los medios de ofensa contrarios a las leyes de la humanidad y al derecho internacional. Y por si fuera poco, el terrible incendio se ha extendido también a Nuestra querida Italia, haciéndonos temer también por ella, desgraciadamente, esa sucesión de lágrimas y desastres que suele acompañar a toda guerra."

Benedicto XV


“La paz no es la mera ausencia de la guerra… sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de justicia.” 

Benedicto XV


"Las naciones beligerantes como las más grandes y más ricas de la Tierra, están bien provistas de las más terribles armas que la ciencia militar moderna ha ideado, y se esfuerzan por destruirse unos a otros con refinamientos de horror. No hay límite a la medida de la ruina y la masacre; día a día la tierra está empapada de sangre recién derramada y se cubre con los cuerpos de los heridos y los muertos. (…)
El odio racial ha llegado a su punto culminante, los pueblos están más divididos por los celos que por las fronteras dentro de una misma nación; dentro de la misma ciudad ruge la envidia que quema clase contra clase; y entre las personas está el amor propio, que es la ley suprema que gobierna sobre todo."

Benedicto XV
Ad Beatissimi Apostolorum


"Reflexionen sobre su gravísima responsabilidad ante Dios y ante los hombres."

Benedicto XV












No hay comentarios: