Érico Veríssimo

"Ana volvió a coger el cesto, lo levantó y lo apoyó en la cadera derecha y, como quien carga con un hijo a caballo en la cintura, siguió descendiendo hacia el arroyo. Vio el alcornoque que crecía en la orilla del agua y sus ojos lo saludaron como si fuese un viejo amigo. Una lagartija pasó corriendo ante ella y desapareció entre los hierbajos. Ana pensó en las serpientes e instintivamente volvió la mirada a la derecha, hacia el cerro en lo alto del cual había una sepultura. Allí estaba enterrado el cuerpo de su hermano menor, que había muerto años atrás mordido por una serpiente de cascabel.
El arroyo corría entre un bosquecillo. Las hojas de los árboles susurraban bajo el azote del viento, y sus sombras eran frescas, casi frías, en el suelo húmedo por el rocío de la noche. Ana se acercó a la piedra en la que siempre golpeaba la ropa al lavarla, y dejó el cesto junto a ella. Dio unos pasos al frente, se arrodilló a la orilla del pozo profundo, avanzó el busto, bajó la cabeza y se miró en el espejo del agua. Fue como si estuviese viendo a otra persona: una joven de ojos y cabello negros, la piel del rostro muy clara, labios rojos. En casa, no tenía ni un trozo de espejo, y, cuando le pidió a su hermano que le trajese de Río Pardo un espejito barato, el padre dijo que era una bobada gastar dinero en cosas inútiles. ¿Para qué querían espejo en aquel rincón del mundo donde Judas perdió las botas?
Ana Terra sonreía: la muchacha del arroyo sonreía también, y su rostro era atravesado por las siluetas oscuras de los peces que se movían en el agua. Ana se quedó contemplándose durante un tiempo, con la vaga sensación de que estaba haciendo algo muy estúpido, algo muy impropio de una mujer de su edad. Ahora, en sus pensamientos un hombre hablaba montado en su caballo. Llevaba en la cabeza un sombrero con un penacho y en el cinto un espadón y dos pistolas. Este hombre decía cosas que la dejaban inquieta y con las mejillas ardiendo. Era Rafael Pinto Bandeira, el guerrillero de quien todos hablaban en Río Grande. Corrían versos sobre sus proezas y valentías, pues era él quien, poco a poco, estaba liberando Continente del dominio de los castellanos… Ana Terra guardaba el recuerdo de aquel día como quien atesora una joya. Recordaba también la mañana en que Pinto Bandeira y sus hombres pasaron por la estancia, camino del fuerte de Santa Tecla, donde iban a atacar al enemigo. El viejo Terra los había invitado a detenerse y comer algo. Pinto Bandeira aceptó el convite y al cabo de un momento estaba sentado a la mesa del rancho con sus oficiales, comiendo un asado con calabaza y bebiendo un cuenco de leche. Era un hombre educado y correcto. Se decía que su estancia estaba muy bien amueblada, y que tenía incluso una banda de música."

Erico Veríssimo
El continente



"¡Cómo pasa el tiempo cuando esperamos!
Especialmente cuando hace viento.
Parece que el viento maneja el tiempo."

Érico Veríssimo



"Cuando soplan los vientos del cambio, algunas personas levantan barreras, otras construyen molinos de viento."

Érico Veríssimo


"El amor está más cerca del odio de lo que solemos suponer. Son el reverso y el reverso de la misma moneda de la pasión. Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia."

Érico Veríssimo



"El tiempo nos hace olvidar. Algunas personas se olvidan rápidamente. Otros simplemente fingen que ya no recuerdan."

Érico Veríssimo


"En mi opinión, hay dos tipos de viajeros: los que viajan para escapar y los que viajan para buscar. Huir o buscar."

Érico Veríssimo


"En mi opinión, lo que importa no es honrar a los muertos, llevándoles flores a sus tumbas, sino tratarlos bien, con todo el amor posible, mientras estén vivos."

Érico Veríssimo



"Evita la felicidad por miedo a que se acabe; es la mejor manera de ser infeliz."

Érico Veríssimo


“Generalmente cuando termino un libro me encuentro en una confusión de sentimientos, una mezcla de alegría, alivio y una vaga tristeza. Al releer el trabajo más tarde, casi siempre pienso: 'Eso no es lo que quise decir'."

Érico Veríssimo
El escritor frente al espejo



"¡Hazte amigo de la bondad de las personas, nunca de sus posesiones!"

Érico Veríssimo


"La amistad es como la música: dos cuerdas afinadas al mismo tono, vibran juntas..."

Érico Veríssimo



"La felicidad es la certeza de que nuestra vida no transcurre inútilmente."

Érico Veríssimo


"La inteligencia es el faro que nos guía, pero es la voluntad la que nos hace caminar."

Érico Veríssimo


"La mayor debilidad de una persona es cambiar lo que más quiere en la vida por lo que quiere en el momento."

Érico Veríssimo


"La peor soledad es la que se siente en compañía de los demás."

Érico Veríssimo


"La vida comienza todos los días."

Érico Veríssimo


"Las personas huyen de la soledad cuando tienen miedo de sus propios pensamientos."

Érico Veríssimo


"Las personas llegan a nuestras vidas por casualidad, pero no por casualidad se quedan."

Érico Veríssimo


"Los amigos son como las flores que cada uno tiene su encanto así que cultívalas."

Érico Veríssimo



"Los fugitivos tarde o temprano descubren que sus problemas son de índole geográfica."

Érico Veríssimo



“Nadie debe culparse por lo que siente, no somos responsables de lo que nuestro cuerpo quiere, sino de lo que hicimos con él.”

Érico Veríssimo



"Nadie es lo que parece, ni siquiera Dios."

Érico Veríssimo



"Necesitamos dar un sentido humano a nuestros edificios.
Y cuando el amor al dinero, al éxito, nos esté cegando, sepamos detenernos a mirar los lirios del campo y las aves del cielo."

Erico Veríssimo



"No, lector, no me juzgue por el título. Comencemos con uno que dijo todo lo contrario:
"No soy mi escritor favorito"."

Érico Veríssimo



"Porqué ésta ciudad tiene una grandiosa personalidad? Que tiene de diferente respecto a las otras? De dónde proviene el aura de drama que la envuelve? Creo que son varios los factores, son muchas las tintas que, combinadas, producen – a pesar de todo el sol- ese tono oscuro, apesadumbrado que nos dá la sensación de que algo trágico siempre va a suceder –un asesinato, un terremoto, una revolución… nunca debemos olvidarnos que ésta metrópoli fue erguida sobre el cadáver de Tenochtitlán asesinada por Cortés y sus soldados."

Erico Veríssimo
México, historia de un viaje

















No hay comentarios: