Esquilo

“A los ojos de los hombres, el éxito es un Dios.”

Esquilo


“A muchos hombres beneficia el callar.”

Esquilo


“Creo que a los muertos les importa poco si duermen o vuelven a alzarse.”

Esquilo


“Cuando un hombre tiene voluntad y entusiasmo, los dioses son sus aliados.”

Esquilo


"Dánao. Hijas, valor, el pueblo es favorable: la Asamblea ha votado por nosotros.
Corifeo. Salud, anciano, amado mensajero. Mas cuéntame el sufragio. ¿De qué modo la mano popular logró el triunfo?
Dánao. Argos lo decidió sin titubeos, de modo que, a mi edad, me he vuelto mozo. El aire se ha erizado con los brazos del pueblo que aprobó estas decisiones: "Tendremos residencia en esta tierra, libres, sin gajes, con derecho a asilo. Y nadie del país podrá prendernos ni venido de fuera. Y que si intenta imponernos la fuerza, quien no corra en nuestra ayuda, de los habitantes, la infamia sufrirá y duro destierro". Tal fue la solución que el rey Pelasgo respecto a nuestro caso les propuso. Les convenció y a la ciudad invitaba a no engordar para el tiempo futuro la cólera de Zeus, el Suplicante. "Porque esta doble mancha -les decía- extraña y ciudadana, apareciendo en la ciudad, podría convertirse en yesca inevitable de desgracias". Las razones oyendo, el pueblo argivo decretó, a mano alzada, que así fuera, sin esperar a que el heraldo hablara, así el pueblo pelasgo los meandros escuchó del discurso persuasivos. Pero fue Zeus quien le dio cumplimiento.
Coro. Ea, pues, dirijamos sobre este pueblo de Argos nuestros votos, en pago a su servicio, que Zeus que protege al extranjero a unos labios extraños conceda, con verdad, un cumplimiento irreprochable en todo.
Estrofa 1ª. Ahora, sí, es el momento, oh dioses de Zeus nacidos, de escuchar las bendiciones que para el pueblo pedimos: Que Ares, el incontinente, que pone fin a las danzas, nunca a la tierra pelasga pueda envolver con sus llamas, Ares, que en campos ajenos, a los mortales guadaña. Pues tuvieron compasión de nosotras, y votaron con un voto favorable, y a este rebaño atendieron que de Zeus es suplicante.
Antistrofa 1ª. No votaron con los machos humillando a las mujeres y a su causa, por respeto a aquél que en su mano tiene de Zeus la dura venganza. ¿Qué causa puede, si viene, sostenerlo en su tejado? Con su peso lo arruina. Pues como a hermanas honraron a este corro suplicante de Zeus santo, que en altares de pureza los favores de los númenes alcancen.
Estrofa 2ª. Que salgan, pues, volando, de mis labios sombreados, los votos que por su gloria hacemos: jamás la peste pueda la ciudad vaciar de sus varones; jamás el extranjero consiga ensangrentar el suelo patrio con sangre ciudadana. Que permanezca intacta la flor de sus mozuelos ni Ares el sanguinario, amante de Afrodita, pueda agostar su suelo.
Antistrofa 2ª. Que de ofrendas flameen, bien repletas, las aras do el anciano guarece. Conozca su ciudad un buen gobierno, pues al gran Zeus respetan, y de forma especial al que da asilo, que, con su vieja ley, rige los hados, que nazcan de esta tierra sin cesar, nuevos rectores; éste es el voto que hacemos, que de los partos cuide la diosa Ártemis-Hécate.
Estrofa 3ª. Y que no acuda la asesina peste a diezmar esta villa, armando a Ares -el dios que odia las danzas y la cítara, y padre del gemido- y a la guerra que enfrenta a los hermanos. Que el enjambre odioso de los morbos se asiente lejos de los ciudadanos, que el licio Apolo sea benévolo con todos sus mancebos.
Antistrofa 3ª Y que Zeus con un signo de su testa fértil haga a esta tierra con cosechas que duren todo el año. ¡Que el ganado que pace en sus praderas fecundo sea! Y que el favor del cielo lo haga todo fecundo. Junto al altar cante el poeta cantos de vida, y de los puros labios que brote la melodía que ama la lira.
Estrofa 4ª. Conserve sin temores el Consejo guardián de la ciudad sus atributos, providente poder que atiende a todos. Que ofrezca al extranjero, antes de armar los brazos del dios Ares, sesudos, arbitrajes sin agravios.
Antistrofa 4ª. Y a los dioses nativos de esta tierra honren constantemente con las labores ya tradicionales, sacrificios de bueyes, de laurel coronados. Que el honor a los padres tercer lugar ocupa en las disposiciones que impone la Justicia veneranda.
Dánao. Hijas, alabo estos prudentes votos. (Procurando ocultar su emoción.)
Y ahora no tembléis si de los labios oís de vuestro padre una noticia inesperada y nueva: ya la nave, desde esta almena acogedora, veo. Se destaca muy bien. No se me escapan ni el velamen ni la elevada borda del bajel, ni la proa que señala, de lejos, el camino, con sus ojos, bien sumisa al timón que, por la parte trasera el barco guía -¡harto sumisa, en verdad para quien es su enemigo! De entre las blancas túnicas destacan los negros miembros de los marineros. Son visibles también las otras naves y la dotación toda. Ante la costa, la capitana ya ha amainado velas y la empujan remos con presteza. Pero con calma y claridad de mente hay que mirar la cosa, de estos dioses sin olvidaros. Parto; a mi regreso traeré campeones y asesores. Que es posible que arribe algún heraldo o una embajada con la pretensión de aprehenderos como a cosa suya. Mas nada ocurrirá. No hay que temerlos. Pero mejor será que, si tardamos en llegar con la ayuda, no olvidéis la protección que este recinto os presta. ¡Valor! Que, con el tiempo, y en la fecha fijada, el que a los númenes desprecia ha de sufrir, al fin, justo castigo."

Esquilo
Las suplicantes


"Dios engendra culpa en los mortales."

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"El espíritu en el sueño tiene claras visiones."

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"El hombre a quien nadie envidia no es feliz."

Esquilo


"El infortunio es un lazo que une a los hombres tanto como la misma naturaleza."

Esquilo



“El que acaba de hacerse con el poder es siempre de condición severa.”

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"El que nunca ha amado no puede ser bueno."

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"Es fácil al que tiene el pie fuera de las desgracias aconsejar y amonestar al infortunado."

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Prometeo encadenado, pág. 9


"Es una especie de enfermedad natural de los poderosos no poder fiarse de los amigos."

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“Es una gran felicidad ver a nuestros hijos alrededor de nosotros; pero de esta buena fortuna nacen las mayores amarguras del hombre.”

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"Es una ley, sufrir para comprender."

Esquilo


"Hades, dios de la muerte, es quien juzga las acciones de los hombres cuando mueren.
El dios de la muerte, Hades, no olvida ni las acciones sangrientas ni las deudas de sangre."

Esquilo


"He impedido a los hombres ver su suerte mortal […].
  He hecho habitar en ellos ciegas esperanzas […].
  Y, ante todo, les di el fuego."

Esquilo
Prometeo encadenado



“Hombre no afortunado aquel que de nadie es envidiado.”

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"Incluso durante nuestro sueño, el dolor que no hemos podido olvidar cae, gota a gota, sobre nuestro corazón, y para nuestra desesperación, y en contra de nuestra voluntad, nos llega la sabiduría mediante el don terrible de Dios."

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La Orestíada


"Justa o no, los dioses honran siempre la victoria."

Esquilo
Los siete contra Tebas




“La desmesura al madurar grana en la espiga del error, y la cosecha que se recoge sólo consiste en lágrimas.”

Esquilo


“La fortuna se parece a una sombra pintada que la desventura borra fácilmente como una esponja húmeda.”

Esquilo


"La fuerza de la necesidad es irresistible."

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“La mañana nace de su madre, la noche.”

Esquilo



"La mayor parte de los hombres, falseando la verdad, prefieren parecer a ser."

Esquilo


"La mejor salud tiene un límite; la enfermedad lo anda rondando siempre."

Esquilo


"La obediencia es la madre del éxito y está desposada con la seguridad".

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“La verdad es la primera víctima de la guerra.”

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"La violencia acostumbra a engendrar violencia."

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“La voz de un pueblo es peligrosa cuando está cargada de ira.”

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"Las palabras son una medicina para el alma que sufre."

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“Lo mejor para el sabio es no parecerlo.”

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“Lo que deba ser, será.”

Esquilo


"Morir gloriosamente es un beneficio de los dioses."

Esquilo


“Nada sabe de calamidades quien no las ha tenido de enemigas.”

Esquilo


"Nadie alcanza a abatir la fuerza del destino."

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"Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino."

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“No considero nada vergonzoso honrar a los hermanos.”

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“No es la palabra de un hombre la que nos hace creer en él, sino él en la palabra.”

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"No es sabio el que sabe muchas cosas, sino el que sabe cosas útiles."

Esquilo



“No es sabio el que sabe muchas cosas, sino el que sabe cosas útiles.”

Esquilo



“No es soportable. Más vale morir. La muerte vale más que la sumisión a la tiranía.”

Esquilo



“¡Oh, Zeus!
Sin ti nos falta toda medida.”

Esquilo



"Oye sólo a medias el que oye sólo a una parte."

Esquilo


"Pido a los dioses que me libren de este penoso trabajo, de esta guardia sin fin que estoy haciendo en lo alto del palacio de los Atridas, todo el año alerta como un perro, contemplando las varias constelaciones de los astros de la noche... Siempre esperando... Llega la noche, mas no viene con ella el reposo a mi lecho húmedo de rocío. Jamás le visitan los sueños; en vez del sueño, es el temor quien se sienta a mi cabecera y no me deja cerrar los ojos al descanso. ...¡Venga por fin el dichoso instante que me vea libre de esta fatiga! ¡Aparezca en medio de la noche el fuego de la buena nueva!
(...)
Ah condición de las cosas humanas! Prósperas, una sombra puede darles la vuelta; si viene el infortunio, una esponja mojada, arrojada contra ellas, borra el dibujo. Es esto mucho más que aquello, lo que me mueve a la piedad."

Esquilo
Agamenón



"Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrarse del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia."

Esquilo


"Prometeo. Adora, ruega, adula al poderoso, que a mí me importa Zeus menos que nada. Que impere y mande en este breve tiempo a su antojo. Su imperio entre los dioses no ha de durar. (Aparece a lo lejos Hermes). Mas hete a su correo, el ministro de Zeus, nuevo tirano. A anunciarme ha venido alguna nueva.
Hermes. ¡Eh, tú, sofista, duro entre los duros, que contra las deidades has pecado entregando al mortal sus privilegios! A ti, ladrón del fuego, me dirijo: tu padre ordena que le digas cuáles han de ser esas bodas que amenazan con destronarle. Y no hables con enigmas, cuenta punto por punto los detalles. No me obligues a hacer doble camino, Prometeo. Ya ves que tu talante de Zeus las iras doblegar no logra.
Prometeo. Solemne y lleno de arrogancia, como de servidor de un dios, es tu lenguaje. Jóvenes sois, y es joven vuestro imperio. ¿Creéis vivir en torre inaccesible a la desgracia? ¿Acaso yo no he visto derrocados de allí ya a dos monarcas? Y el tercero, el que hoy ostenta el cetro, he de verle caer muy pronto, envuelto en la ignominia. ¿Tengo yo el aspecto acaso de temblar y de humillarme ante los nuevos dioses? ¡Ni lo pienso! Y ahora puedes desandar tu ruta, que nada has de saber de cuanto inquieres.
Hermes. Tú mismo con bravatas semejantes viniste a fondear tus desgracias.
Prometeo. Debes saber que yo no cambiaría por tu papel de esclavo mi destino.
Hermes. (Con ironía). ¡Claro! Es mejor servir en este risco que ser fiel mensajero de Zeus Padre.
Prometeo. Hay que insultar a aquél que nos insulta.
Hermes. Parece que presumes de tu estado.
Prometeo. ¿Presumir? ¡Si viera a mis contrarios presumir de esta forma, y tú entre ellos...!
Hermes. ¿También me haces culpable de tus penas?
Prometeo. Odio, sencillamente, cuantos dioses inicuamente mis servicios pagan.
Hermes. Entiendo que padeces gran demencia.
Prometeo. Sí, si es demencia el odio al enemigo.
Hermes. Victorioso, serías insufrible.
Prometeo. ¡Ay, ay de mí!
Hermes. Pues esta es expresión que Zeus ignora.
Prometeo. Todo lo enseña el tiempo envejeciendo.
Hermes. Tú aún no has aprendido a ser sensato.
Prometeo. Cierto, pues no hablaría a un mayordomo.
Hermes. ¿Nada dirás de lo que quiere el Padre?
Prometeo. (Irónico). ¡Claro!, que he de pagarle sus favores.
Hermes. De mí te burlas cual si fuera un niño.
Prometeo. ¿Es que no eres un niño, y aún más que eso si esperas recibir una respuesta? No existe ultraje ni tormento alguno con que a cantar el Padre Zeus me obligue, si antes no me libera de estos grillos. Así que lance contra mí la llama que ennegrece, y de nieve bajo un manto, con truenos subterráneos, que confunda el universo todo y lo trastorne: nada va a doblegarme a que le diga por quién será arrojado de su trono.
Hermes. Mira si es esto para ti una ayuda.
Prometeo. Visto para sentencia está hace tiempo.
Hermes. Decídete, decídete, insensato, a razonar ante tu mal presente.
Prometeo. En vano me importunas, cual si dieras consejos a las olas. No, que nunca se te ocurra pensar que yo, por miedo al decreto de Zeus, pueda portarme como si de hembra corazón tuviera, y a suplicar a un ser tan odiado que me libere de estos grillos, con mis palmas levantadas, como haría una mujer. ¡Estoy muy lejos de ello!
Hermes. Por mucho que hable voy a hablar, yo creo, en vano; observo que no te conmueves ante mis peticiones, ni te ablandas. Mordiendo el freno cuál recién domado potro, con fuerza con las riendas luchas. Mas con débil ardid muestras tu saña. Para quien no razona, por sí misma, puede la obstinación menos que nada. Porque, si a mis razones no te pliegas, mira qué tempestad, qué triple embate de mal te viene encima, inevitable: antes que nada, esa escarpada cumbre, con el trueno y llama de su rayo, Padre la hará pedazos, y tu cuerpo, acunado en los brazos de una roca tan sólo, hará que se sumerja. Luego, y con tu negro hígado un banquete celebrará. Pero, de este suplicio, no esperes nunca el fin, hasta que llegue un dios que quiera ser el heredero de tu pena, y bajar al negro Hades y a las simas sin luz que hay en el Tártaro. Piensa, pues, que no son vanas bravatas, sino palabras dichas con gran tiento. Pues los labios de Zeus no hablan en vano: Él cumple, en todo caso, su palabra. Así que mira en torno y reflexiona. NO creas que es mejor que el buen consejo la terca obstinación."

Esquilo
Prometeo Encadenado



"Quien mal hace, mal recibe; esta es una de las sentencias más antiguas."

Esquilo


"Quien no es envidiado, no es digno de serlo."

Esquilo


"Quien tiene el pie fuera de la desventura encuentra fácil dar consejos al que sufre".

Esquilo


"Resulta bueno aprender a ser juicioso en la escuela del dolor."

Esquilo


“Sólo de la rectitud del corazón nace la felicidad de todos requerida.”

Esquilo


"Toda el agua de los ríos no bastaría para lavar la mano ensangrentada de un homicida."

Esquilo


“Tú sola, oh muerte, puedes curar los males que no tienen remedio.”

Esquilo



"Un estado próspero honra a los dioses."

Esquilo