Hans Belting

"A mí siempre me ha fascinado que, cuando Géricault visitó el manicomio de la Salpêtrière para retratar a los enfermos, ellos no se daban cuenta de lo que estaba pasando, ni siquiera miraban, parecen ajenos a las imágenes. Lo encuentro fascinante. Contradicen toda la historia del retrato, porque están en otro sitio, desempeñando un papel. Ni siquiera se dieron cuenta de que el pintor estaba allí para retratarlos."

Hans Belting



"Cuando te miras al espejo, no crees que tú estés dentro del mismo. ¿Pero qué es lo que hay en el espejo? No lo sabes. Este es uno de los temas de Molder, y es de lo más interesante. Me dio tiempo a incluir en el último minuto el capítulo sobre su trabajo, lo que me ayudó a comprender mejor lo que estaba haciendo."

Hans Belting



"El nombre de Facebook es totalmente absurdo, porque ni es una cara ni es un libro. Estamos ante un fenómeno de masas que no sé cómo comentar. Pero en el caso de Jorge Molder, lo más interesante es que Francis Bacon usaba fotografías continuamente, pero nunca hubiera pensado que algún día se pudiese transferir la expresión de su pintura a la fotografía, como hace Molder. Y lo hace: esa es la destreza más difícil de Jorge Molder, porque la pintura te permite hacer lo que quieras, pero en la fotografía se vuelve un problema especial que él maneja muy bien."

Hans Belting



"El problema que representa el hecho de que sólo conozcamos las nuevas creaciones de la pintura de iconos de la capital a través de réplicas con una «segunda» historia propia, hace aconsejable mencionar, aunque sólo sea brevemente, el círculo de los iconos afectados por esta circunstancia. Sólo así se puede plantear escribir una historia del icono en los siglos intermedios. El icono de la Virgen como abogada o intercesora con la petición en la mano lo conocemos gracias a dos réplicas capitalinas de hacia 1100 que, como vimos anteriormente, llegaron respectivamente al monasterio de Santa Catalina del Sinaí y a Spoleto. En la postura lateral y el ademán suplicatorio, ambas obras coinciden con el icono titular de la iglesia mariana de Chalcopratia, donde el modelo surgió probablemente como una variante en la que María se dirige con una petición escrita a Cristo, el que responde (Antiphonites). Ésta era la advocación de un icono de Cristo y, en la vida de la corte, de la instancia que decidía sobre las súplicas. La réplica de la colección del Sinaí está pintada a la encáustica, como las obras de la Antigüedad tardía, aunque esta técnica era aún corriente en el siglo XI, como sabemos gracias a una donación de iconos realizada al monasterio del Gran Lavra en el monte Athos. El sentimiento de ternura y la figura casi incorpórea, rasgos típicos de la época hacia 1100, también los encontramos en la pequeña imagen sobre lienzo de Spoleto, recortada en los márgenes superior e inferior cuando una dama de la familia Petralipha hizo añadir a la obra un revestimiento metálico, en el cual, por cierto, el texto pintado, que repetía literalmente el original, fue sustituido por una versión más larga en la que la Madre de Dios entrega su súplica por la nueva propietaria de la obra, Irene. Los rayos de luz que caen sobre María desde el margen superior derecho señalan que la respuesta que recibe por su intercesión es positiva."

Hans Belting
Imagen y culto


"... hay otro problema con respecto al yo. Porque ¿qué es el yo? He tenido muchas discusiones sobre si somos capaces de llegar a representarlo. Al intentarlo, acabamos por crear lo que consideramos que es el ser."

Hans Belting


"... uno puede tanto expresar su ser como negarlo, sea lo que sea el ser. Por eso, para mí la cara es capaz tanto de representar una especie de yo (que habría que discutir en qué consiste), como de producir una máscara. Quizá, cuando uno representa el rostro o, por decirlo de otro modo, cuando el rostro se representa a sí mismo y uno representa ese rostro, lo que está representando es la representación de una representación. De modo que la propia cara puede también replegarse, volverse una máscara que ejecuta una representación. Por eso, para mí, incluso antes de que hablemos de arte, todo comienza en el propio rostro."

Hans Belting














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