"Finalmente, Gandolfi comenzó a sentir sensaciones entrecruzadas -lo ridículo de aquel informe y la emoción que pudo distinguir en el rostro de Scheurer, francamente desafiante- ¿o sería más bien la vergonzosa circunstancia de tener que depender de Fredy lo que trataba de disimular?
-«No, Scheurer», apostilló Gandolfi. «No tengo necesidad alguna de esa lista. No es mi forma de actuar» Apoyó las manos en un recodo del armario: «Me he dado cuenta de cuánto necesito el silencio. Me iré con Lorenz. ¿Qué nombre le darás al local? En resumidas cuentas, nosotros llevaremos el dinero personalmente» Scheurer le miró con sus pequeños y acuosos ojos. «Piensa lo que quieras» -esgrimió. Gandolfi sonrió: «Tú, como buen criminólogo, eres mi seguro. Y sabes que es necesario volver a la escena del crimen» Scheurer sonrió de buen humor, desajustándose los botones y la hebilla del cinturón. «Además de eso» Gandolfi dejó de apoyar las manos en el armario y se desabrochó la chaqueta. «Además no cabe duda de la necesidad de un severo correctivo -No dar el pecho en ocasiones puede ser realmente cruel» Tía Katya se equivocó con Fredy. Scheurer esbozó una sonrisa imparcial."
Maja Beutler
La trampa de la palabra
"Triste pensamiento, Luc, hallarme sentada ante la absurdidad. ¿Todo esto ha sido escenificado por mí? ¿Tendría que encontrar otra solución y alzarme como si ascendiera a la cúspide de un trampolín? O simplemente debería de una vez por todas aceptar el llanto y el crujir de dientes. Una vez más no sé si anhelo ir o venir de algún lugar. No logro encontrar el quid, la clave, o quizás ésta sea indiferente para mí y Susanne también se habrá percatado de ello. Fue a ponerse el sombrero y de inmediato se dio cuenta de que lo llevaba puesto apenas entró. Luc sonrió de nuevo, consciente de que debería dejar que todo transcurriera libremente sin necesidad de realizar un pormenorizado seguimiento de cada uno de los acontecimientos."
Maja Beutler
La hora de aprender a volar
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