Vicente Merlo Lillo

"A “Las enseñanzas de Sri Aurobindo” le tengo especial cariño, en parte por los dos años pasados en su Ashram en la India y porque fue mi tesis doctoral en Filosofía. También el libro “Sabiduría y Gratitud” porque me parece que ofrece una visión de conjunto más amplia en las diferentes formas de la sabiduría y ofrece también un canto a la gratitud como experiencia fundamental."

Vicente Merlo Lillo



"Ahora al mismo tiempo que vemos cómo se desmorona el viejo mundo, nos toca comenzar a construir el nuevo mundo con nuevos valores, con una nueva conciencia, con una nueva sensibilidad. Y si ponemos todo esto en el contexto cósmico, por decirlo de algún modo, veremos que no es algo que se nos ocurra a nosotros los humanos sino que hay como unos ciclos y en este momento que ahora estamos viviendo nos hablaría de la necesidad de terminar un ciclo y empezar uno nuevo, de terminar un mundo ya viejo, caduco y comenzar un nuevo tipo de experiencia interior, del descubrimiento del fondo de nuestro ser, de relaciones interpersonales, de relaciones políticas, de absolutamente todo."

Vicente Merlo Lillo


"Astrológicamente, ahora que está tan de moda hablar de astrología, esa conjunción de Plutón, Saturno y Júpiter en Capricornio, estaba hablando de estructuras rígidas que afectan tanto a lo psicológico interno como a lo político externo, la crisis es general en todos los aspectos."

Vicente Merlo Lillo



"Creo que una de las lecciones sería esa, detener el ritmo vertiginoso y absurdo que llevábamos, con el tren a toda velocidad sin saber dónde íbamos y plantearnos el sentido de la vida, tanto individual como colectivamente."

Vicente Merlo Lillo


"El aprendiz de sabio se esfuerza cada día en cultivar la gratitud y el sabio agradece espontáneamente, lo integra en la vida cotidiana."

Vicente Merlo Lillo



"El miedo es una reacción emocional, por tanto mientras estamos tan identificados con lo emocional, mil situaciones distintas nos van a provocar miedo. Si podemos ir a ese núcleo, a ese centro de nuestro Ser, no hay miedo posible. La esperanza, tal como decía Raimon Panikkar, no es del futuro sino del presente. En la esperanza siempre estamos esperando algo mejor para el futuro, pero es que al descubrir lo que no es ni pasado ni futuro, sino presente eterno, ahí ya ni siquiera hace falta la esperanza, hay simplemente paz, gozo, no identificándonos con las reacciones emocionales."

Vicente Merlo Lillo



"El término integral revela mi herencia aurobindiana, Sri Aurobindo y el yoga integral como una de las influencias principales. Podría parecer una redundancia hablar de "sabiduría integral", pero es para destacar esa diferencia entre el yoga integral de Sri Aurobindo y lo que ha sido un yoga o un vedanta más tradicional, estilo Adi Shankara o Ramana Maharshi, que van directo a lo esencial, pero quizás dejando fuera otros aspectos. Intento decir que hay perspectivas más amplias, más completas, sin querer reducir la cuestión a la tradición hindú, sino justamente lo contrario, abrirme a una serie de perspectivas muy distintas, desde la tradición occidental filosófica, la tradición cabalística, la tradición hindú, la tradición budista, como también enseñanzas esotéricas contemporáneas, en ocasiones más polémicas, y la propia psicología transpersonal, como diferentes enfoques que complementan la idea de una sabiduría integral."

Vicente Merlo Lillo


"Estaríamos en uno de los momentos cruciales de la humanidad. Estaríamos hablando de una evolución de la conciencia, y en ese sentido conviene ver que estamos dando un paso hacia adelante con la metáfora tan utilizada de que antes del nacimiento vienen los dolores del parto, entonces, estamos en los dolores del parto, a punto de que aparezca un nuevo ser, una nueva humanidad."

Vicente Merlo Lillo


"Hay un descenso de un fuego sagrado que hace que el ser humano dé ese salto evolutivo. En algunas concepciones se dice que es el principio mental el que desciende, yo prefiero hablar de la chispa, del fuego divino, pero en cualquier caso, lo que permitiría que aquellos animales que la naturaleza había estado creando durante mucho tiempo como receptáculos para poder recibir el descenso de ese fuego, al descender, surgiera la autoconciencia y ahí tendríamos el origen de la humanidad."

Vicente Merlo Lillo


"La gratitud es el movimiento espontaneo de la apertura del alma con el corazón. Como en la sociedad actual no es fácil vivir con el corazón y el alma abiertos, no es fácil que fluya la gratitud."

Vicente Merlo Lillo


“ La gratitud es la expresión espontánea de un estado de gracia.”

Vicente Merlo Lillo



"La psicología transpersonal puede verse como una acentuación del diálogo Oriente-Occidente, como un acercamiento entre la ciencia y la espiritualidad, una síntesis de la psicología occidental y las sabidurías contemplativas orientales, el estudio integrador de lo prepersonal y lo transpersonal (casar Freud y Buda, en expresión de K. Wilber) y como la exigencia, por parte de los propios psicólogos de dicha orientación, de unir teoría y práctica, al intelectual con el místico, al científico con el contemplativo."

Vicente Merlo Lillo



"Llegamos, pues, a los textos que nos tenían que ocupar ahora: las Upanishads. Si bien existen más de cien de ellas publicadas (la tradición hablaba del número simbólico 108, como las cuentas del mala, el "collar"o "rosario" con el que se cuentan los mantras que se van realizando), lo cierto es que desde la poderosa interpretación que en el siglo IX llevara a cabo Adi Shankaracharya, serán entre 12 y 14 las consideradas "principales Upanishads". Las Upanishads son consideradas "el fin del Veda" en un doble sentido: por una parte constituyen la última sección escrita de cada una de las cuatro colecciones, y, por otra parte, y esto es más importante, expresan el objetivo último, la meta, la esencia del veda. Eso es lo que significa el término vedanta. Pues bien, con Shankara (así suele simplificarse el nombre de la enorme figura místico-teológica tan influyente en parte del hinduismo posterior) tiende a imponerse la idea de que todas las Upanishads comparten un núcleo doctrinal que permite hablar de una unidad básica subyacente a todas ellas. Es más, según Shankara, no solo eso, sino que las Upanishads coincidirían también con la Bhagavad Gita, ese otro texto, igualmente central, que ocupará nuestra próxima sesión, y con los Brahma-sutras (también llamados Vedanta-sutras), los cuales tratan de ser, en realidad, una síntesis apretada de las propias Upanishads.

Ese esforzado proceso de homogeneización de "la tradición hindú", esa defensa de una "unidad fundamental" en las enseñanzas del hinduismo, fue cobrando éxito a lo largo de la historia, y Shankara se convirtió en una especie de héroe nacional teológico, no en vano finalmente "divinizado". Esto no debe ocultarnos las duras críticas a que fue sometido posteriormente su "sistema teológico" por muchos de los pensadores y místicos que se reclamaban igualmente partícipes del Vedanta, pero que no compartían la interpretación que Shankara hacía de los textos mencionados.

Posteriormente tendremos ocasión de familiarizamos con hipótesis de trabajo distintas de la shankariana, pero ahora, para nuestro propósito particular, compartamos, siquiera por unos momentos, la interpretación no-dualista radical que Shankara lleva a cabo de las Upanishads. Podríamos presentar de manera resumida y esquemática las tesis de Shankara (especialmente sobre las Upanishads, pero cuya validez puede verse como general para todo el pensamiento de este autor) del modo siguiente:

Brahman, la Realidad absoluta, inefable, inmanifiesta, es lo único verdaderamente real.
El mundo y su multiplicidad de cosas no son sino una "apariencia", fruto de la "Ignorancia" (avidya ) humana, que nos lleva a tomar como real lo que no es sino una especie de "ilusión cósmica" (maya). El estatuto ontológico del mundo es declarado "inexplicable" (anirvacaniya), pues no es ni real ni totalmente irreal. Esa consideración del mundo como maya, ilusión, aunque no se trate de una ilusión en sentido subjetivo, es lo que llevó a algunos pensadores a denominar a esta lectura del Vedanta no-dualista (Vedanta Advaita) ilusionismo.
La pluralidad de almas o espíritus forma igualmente parte de la Ilusión y la Ignorancia. En realidad, para el iluminado, no hay más que un Espíritu (brahman) que se refleja en todas las cosas. La individualidad es un error cognitivo llamado a desaparecer con el descubrimiento de la identidad suprema.
Ishvara como Dios personal creador del mundo forma parte de maya y avidya, de la Ilusión producto de la Ignorancia.
El camino de realización, de descubrimiento de la Verdad, no puede ser sino un acto del conocimiento, un conocimiento salvífico, liberador, una gnosis (jñana) que consiste en abandonar toda ignorancia, toda ilusión, y des-velar la única realidad (no hay dos realidades distintas, solo "el uno-sin-segundo" ―ekam evadvitiyam―). Realidad eterna, fuera del espacio y el tiempo. Absoluta, pues nada hay aparte de ella. Autoluminosa (svayam prakasha), Luz única infinita, incognoscible excepto por Sí misma. Esta gnosis es un conocimiento por identidad: lo conocemos porque lo somos. Gnosis no hay más que de brahman, para quien todo conocimiento es Auto-conocimiento.
Efectivamente, en las Upanishads hallamos afirmaciones contundentes acerca de esta identidad entre atman y brahman. En la interpretación no-dualista que estamos considerando como hipótesis de trabajo para nuestra meditación, atman es el nombre que damos al fondo de nuestro ser, cuando, al comienzo del camino, creemos tener una individualidad propia inmortal. Atman, en sánscrito, además de significar "el aliento", "la respiración", es un pronombre reflexivo, que significa "sí mismo", "uno mismo"; equivale a la noción de "yo personal", por lo que en muchas ocasiones se ha traducido y se traduce como "alma". Por otra parte, podemos decir que brahman termina significando lo Absoluto, la Realidad última, y con frecuencia ha sido traducido como "Dios".

Pensemos en lo que están diciendo las Upanishads aunque utilicemos estos dos términos con enormes connotaciones y gran carga emotiva en nuestras tradiciones occidentales. Lo que constituiría la "esencia" de las Upanishads es que cuando entramos en el fondo de nuestro "ser" (término también utilizable para traducir la noción de atman), en el fondo del "alma", en realidad descubrimos que no es "nuestro" ser, sino "el Ser", sin límites, sin individualidad, no-nacido, no-perecedero, eterno, atemporal. Dicho de otro modo ―y he aquí la identificación que siempre ha sido fuertemente rechazada en las tradiciones dualistas, monoteístas―, cuando busco mi alma encuentro que no tiene fondo (como decía Heráclito en aforismo célebre), y ese desfondamiento, ese Ser sin fondo (ab-grund decía el maestro Eckhart), ese Fundamento sin fondo, sin fin (infinito), sin fronteras, sin límites, es Dios, lo Absoluto, la Divinidad (Gottheit). Con lo cual resulta que des-cubro que en mi fondo no hay "yo" sino "Dios". Claro que hay una idea de yo, una identidad psicológica, pero eso resulta secundario para el descubrimiento último, la revelación definitiva, la Verdad como desvelamiento (a-letheia), la identidad entre atman y brahman, entre el alma y Dios resulta no ser sino inexistencia del alma, inexistencia del yo (¡tesis central en el budismo, como veremos!), pues lo que creíamos ser "yo" es parte de la ilusión ignorante. Mi yo (que ya no es mío, ni es "yo" en el sentido habitual) es Dios. Más exactamente: Dios/brahman es mi verdadero Yo, mi auténtico Ser.

El Ser de mi ser finito es lo Infinito. Frente a la realidad atemporal del atman/brahman, todo devenir temporal parece insignificante, un puro "juego" (lila) de lo Absoluto, algo contingente e in-consistente, pues la única Consistencia, lo único que In-siste en Ser, es la de brahman. Todo lo demás es in-sustancial. Con la paradoja de que esta única Sustancia no es "sustancia" en el sentido habitual. No es nada que pueda tocarse, ni verse, ni siquiera pensarse. El atman-que-es-brahman es intangible (sparsha), inconceptualizable (está mucho más allá de la mente, del intelecto y la razón, los trasciende, es la Trascendencia-en-la-inmanencia), no puede ser pensado, es inobjetivable, no puede convertirse en objeto, pues es el Sujeto último, Sujeto absoluto, la Conciencia en todos los seres conscientes, el Conocedor en todos los conocimientos, lo Atemporal de donde brota toda temporalidad, toda historicidad, lo Inespacial de donde surge todo espacio, lo Sin-forma que da lugar a todas las formas.

Descubrir el atman que somos, desde siempre y para siempre, es el objetivo de la meditación upanishádica en la que bucearemos dentro de poco.

Esa identidad radical entre atman y brahman, identidad que termina colapsando todo dualidad, es la clave de otras grandes afirmaciones upanishádicas, como cuando el padre de Shvetaketu le revela la esencia de todas las cosas, la esencia invisible que se oculta en el fondo de la semilla del fruto de la higuera que le pide llevar, esencia invisible que es el atman, y «Eso, oh, Shvetaketu, eres Tú». Eso (el atman oculto en el corazón de todas las criaturas) es tu verdadero Ser. Y esa "experiencia-sin-nada-que-experimentar" es tu único Ser. Y es que, fascinado por la eternidad, mirando desde ella, se impone el criterio a veces oculto de que solo lo eterno es real, solo lo atemporal Es. Solo Ello Es, pues todo lo otro deviene. Y el Devenir no Es. Por inmensos que sean los espacios (con sus miles de millones de galaxias), por extensos que sean los tiempos (siglos y siglos, eones y eones, encarnaciones y encarnaciones), lo que deviene carece de Ser inmutable. Extrañamente parmenídea, asombrosamente budista, esta comprensión nos aboca al Silencio radiante del atman-que-es-brahman."

Vicente Merlo Lillo



"Lo que estamos viviendo es una experiencia cercana a la muerte, que significa una experiencia de Iniciación Espiritual. Y por tanto lo que estamos viviendo no es solo una experiencia cercana a la muerte colectiva, sino una Iniciación Espiritual colectiva, una iniciación de la que se ha hablado durante toda la historia de la humanidad, Iniciación que supone una crisis de crecimiento, de desarrollo."

Vicente Merlo Lillo



"Me gustaría distinguir, en este sentido, entre la concepción de la no-dualidad, la experiencia de no-dualidad y la realización de la no-dualidad. Por "concepción" de la no-dualidad quiero decir el pensar conceptualmente (hasta donde tal cosa sea posible) eso que denominamos no-dualidad. ¿Puede el pensamiento ser no-dual? ¿Puede desarrollarse un pensar no-dualista? ¿Puede la mente humana "comprender" intelectualmente, racionalmente, la no-dualidad? Es frecuente afirmar que esto no es posible. A mí me gustaría afirmar que en cierto sentido no lo es, y en cierto sentido si que lo es. No lo es, en el sentido de que la realidad infinita, la conciencia absoluta con la que voy a relacionar la noción de no-dualidad no cabe, obviamente, en un pensamiento, ni en el más sofisticado de los discursos y de los sistemas conceptuales. Es como pretender apresar el agua del océano, en su totalidad, entre nuestras manos. El recipiente no es adecuado para tal tarea. Ahora bien, sí que es posible un pensamiento no-dualista en el sentido de utilizar nuestra inteligencia y nuestra razón para construir una concepción en la que todas las diferencias formen parte de una Unidad primordial, una "filosofía" en la que el sujeto que conoce y los objetos conocidos no tengan que pensarse como realmente separados y radicalmente distintos, sino como dos aspectos diferenciables de la única Realidad no-dual. Aquí habrá que comprender que la no-dualidad no excluye la multiplicidad, pues no se trata de una cuestión numérica, como si los muchos contradijeran al Uno y fueran incompatibles con él; por ello la conveniencia de no identificar el "monismo" (acosmista), que niega la realidad del cosmos por ser este multiplicidad, con el "no-dualismo" (integrador), que postula la existencia de una Presencia sagrada en el corazón de todo lo existente, de toda la multiplicidad, siendo esta no otra cosa que expresión de su infinita riqueza. En ese sentido, se puede pensar y concebir una visión no-dualista.

Por cierto, que el "concebir" la realidad como no-dual es el mejor modo (o al menos uno de ellos) de "engendrar" y posibilitar la "experiencia" de no-dualidad. Concebir la posibilidad de la no-dualidad nos permite "gestar" durante un tiempo la "idea" que nos puede conducir a la experiencia directa de la no-dualidad. Luego, podremos "dar a luz" a la conciencia no-dual en nosotros. Pero, previamente, hace falta decidiros a "concebir" la no-dualidad. En un mundo regido por el "deseo" (kama, eros), el deseo de no-dualidad, de unidad, de plenitud, es el primer paso, como impulso de aspiración, hacia la experiencia de la no-dualidad.

Ahora bien, mientras nos limitemos a este nivel teórico, racional, mental, hay que tener muy claro que el pensamiento no es la experiencia, el mapa no es el territorio, la palabra no es la cosa (en este caso no-cosa, no-thing, nada, vacuidad, shunyata). De otro modo el viaje no será tal, sino tan solo un mero dar vueltas a los mapas que se nos ofrezcan (y sabemos que son muchos y distintos). Por ello, implícito en el pensamiento de la existencia de una realidad no-dual se halla la tendencia a tener la experiencia de ello. Por "experiencia" quiero decir aquí, una vivencia real, pero puntual, temporal, pasajera, efímera, un "momento" de plenitud no-dual, un baño en la vacuidad luminosa, un satori revelador, un samadhi iluminador, que nos permite no solo "pensar" la no-dualidad, sino "ser", aunque sea por unos instantes, unos minutos, unas horas, unos días, unas semanas, conscientemente, esa Presencia no-dual.

Presencia no-dual que puede experimentarse como no-dualidad de la Conciencia infinita, no-manifestada, silenciosa, inmutable, trascendente y como no-dualidad de la totalidad de lo existente, de la multiplicidad. En la primera, no hay nada más que esa Realidad, esa Conciencia, ese Silencio, esa Vacuidad. En la segunda, toda la riqueza de la manifestación, cada persona, cada animal, cada árbol, cada flor, el mar, el viento, todo se percibe como expresión de esa Presencia no-dual que ahora brilla en su inmanencia, como el corazón de todo lo que existe, de cada célula, de cada molécula, de cada átomo, de cada partícula, de cada onda, pues todo ello expresa el inconceptualizable Vacío cuántico, la Vacuidad que es Plenitud. Esta experiencia es el fundamento de toda fraternidad, de toda solidaridad, pues cada ser humano es sentido como otro yo, otra manifestación del Yo único, no-dual, el Alma del mundo, el Espíritu absoluto, y cada parte de la Naturaleza es sentida como miembro del Cuerpo único del Universo, en nuestro caso de Madre Gaia, la Tierra, la Diosa más cercana, sostén y sustento de nuestra vida diaria.

Por otra parte, entiendo como "realización" de la Presencia no-dual, el instalarse definitivamente en ese no-lugar, ese no-estado al que llamamos Conciencia no-dual. Recuerdo ese pasaje de la Bhagavad Gita en el que Arjuna le pide a Krishna que le diga cómo reconocer al verdadero sabio, a aquel que se ha instalado en la sabiduría" (sthita prajña ―dice la Gita). Pues bien, la realización, la verdadera sabiduría (prajña), consistiría en des-cubrir, en re-conocer (volver a saber, a saborear el único sabor de toda la realidad), en re-cordar (pues siempre lo hemos sido aunque lo hayamos olvidado) que nuestra Realidad más profunda es esa Presencia no-dual y vivir, ya siempre, en el tiempo, pero siendo más que tiempo, desde la Atemporalidad luminosa, en ese Eterno Ahora (¡la tempiternidad!) que caracteriza a la Presencia amorosa y compasiva que se halla en todas partes y en ninguna, que es trascendente e inmanente simultáneamente. Se halla en todas partes, pues, recordando la Isha Upanishad, el sabio es aquel que "ve a todos los seres en el atman y al atman en todos los seres". El atman es, justamente, la Realidad no-dual, y se halla en todos los seres, del mismo modo que todos los seres se hallan en el atman. Pero también es cierto que no se halla en ninguna parte, pues el atman, la Presencia no-dual, no está en el espacio ni tiene partes, como no está en el tiempo ni tiene instantes.

Así pues, "realizar" el atman que es brahman (sat-chit-ananda) es la meta primera de la existencia humana. Y la "experiencia" del Ser (como "Ser" puede traducirse "atman", ciertamente) es un paso ―es un momento sagrado― hacia dicha meta. Y, por qué no decirlo, cabe formular esa experiencia como la "experiencia de Dios", si somos capaces de no pensar en la noción de "Dios" de un modo excesivamente limitado y dualista, modo al que nos tienen acostumbrados las tradiciones abrahámicas, proféticas, monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam), al menos en sus concepciones dominantes.

Experiencia puntual y realización definitiva que, en muchas ocasiones, son posibles gracias a la concepción nacida del deseo. En este caso, "deseo de liberación" (mumuksutva), "deseo de realización", anhelo de unión con lo Divino.

No debemos minimizar ni minusvalorar el papel que desempeña esta concepción, pues esto procede todavía de un hábito dualista que distingue entre comprender y ser, entre concebir y realizar. Por ello, es importante tener en cuenta que la realidad no-dual es esencialmente también Inteligencia pura. La Conciencia pura (el chit del brahman sat-chit-ananda) es Inteligencia pura, o al menos esta es la primera manifestación de aquella (Mahat, buddhi), del mismo modo que el Nous es en Plotino (ese excelso pensador neoplatónico no-dualista) la primera emanación de Lo Uno. Por tanto, en el corazón de la concepción, del pensamiento conceptual, de la razón discursiva, late la inteligencia prístina (rigpa, podría acaso decirse aquí, con este crucial término del budismo tibetano) que constituye la verdadera fuente de "comprensión" de la realidad. Comprender es verdaderamente "entender" y entender, inteligir, es el acto propio de la inteligencia, que como sabemos significa no otra cosa que "leer-dentro" de la realidad leída, inteligida (intus-legere). Y al leer dentro estoy dentro y conozco algo, en este caso la realidad no-dual que es inteligencia primordial, mediante un conocimiento-por-identidad, es decir, lo conozco porque lo soy, y lo soy porque mi Ser más profundo es la Conciencia única en la cual tienen lugar todos los objetos, mi Ser más profundo es el Sujeto que no puede convertirse en objeto, la Presencia ilocalizable, irrepresentable, inconceptualizable, que constituye el corazón oculto de todo lo que es, el latido secreto de todo ente, el sentido último de toda existencia. Por tanto, el deseo de entender viene de esa inteligencia primordial, que no es sino una de las facetas de la Unidad. Al entender esto, el buscador a través de la inteligencia, el jñani, comprende que el concepto y la comprensión racional puede quedarse siendo un laberinto sin salida, pero puede también convertirse en un trampolín que nos permita zambullirnos en el Océano de la Conciencia no-dual, de la Inteligencia brillante que subyace a la razón mental.

Ese mismo Océano ilimitado es el Océano de Amor en el que se baña el bhakta, aquel en quien el impulso más fuerte es el impulso amoroso, que, cual Eros platónico, no descansa hasta trascender todo lo sensible y fundirse en el abrazo con el Amado/Amada que es tanto Otro como mi más auténtico Sí-mismo. Desde la perspectiva del camino del Corazón, la experiencia de no-dualidad es la certeza de que el Amor rige el universo, que todo cuanto existe y todo cuanto sucede es expresión del Amor infinito y que nuestros corazones son canales a través de los cuales puede fluir ese Amor compasivo, ese Gozo de ser (ananda) que constituye el secreto último del universo. En el estado de Amor todo cuanto existe es parte de la Belleza de ser, toda vibración es una nota en la sinfonía cósmica. El arte es, entre otras cosas, la re-creación de la Belleza primordial, la música de la existencia. Y la música es camino único para la vivencia de la belleza de la no-dualidad desplegada en la multiplicidad de sonidos. En la escucha musical desaparece la dualidad sujeto-objeto y no queda sino Belleza y Gozo. El verdadero arte, el verdadero gozo, el verdadero amor supone la trascendencia del ego.

También puede llegarse a la no-dualidad y posteriormente expresarla, a través del camino de la acción (una acción convertida en no-acción, wu-wei), el camino de la entrega a la Voluntad sagrada que conduce al Océano sin orillas, como bien sabe el que recorre la avenida del karma-yoga, que no se halla lejos del camino del bodhisattva, ambos dispuestos a servir gozosamente al otro, pues en el rostro sufriente del otro sabe ver el Rostro gozoso de la Belleza inexhaustible. Es también este el camino de la libertad, pues uno consigue ser libre de la acción en la acción, libre de la propia voluntad egoica en la entrega a la Voluntad divina, y experimenta la belleza de la libertad en medio del hacer, vivido ya como un no-hacer. No es ya el propio deseo quien rige mi vida, sino la Voluntad transpersonal, no-dual, que es mi verdadera voluntad. En la verdadera libertad ya no he de elegir, pues la Sabiduría amorosa está más allá de toda elección particular. En este nivel, necesidad y libertad no son dos."

Vicente Merlo Lillo


"No hay sabiduría sin gratitud pero si hay gratitud sin sabiduría, la sencillez en la forma de vida, no hay muchos conocimientos pero si podemos encontrarnos un corazón abierto. Agradece sin esperar fruto alguno de tu acción, insisto mucho en que, aparte de que uno pueda agradecer por cosas muy distintas, el agradecimiento puro sería descubrir el asombro de la existencia en cada momento. Kant dice que hemos de actuar sintiendo desde lo más profundo de nuestro ser, que eso es lo que la vida espera que haga, sin esperar cosechar ningún fruto de mi acción."

Vicente Merlo Lillo



"Si de la filosofía occidental hemos heredado esa estimulante 'voluntad de verdad', incluso esa punzante 'voluntad de poder', me gustaría sugerir que de Oriente [...] podríamos heredar esa 'voluntad de Ser' que conduce a la verdadera Ser-enidad..."

Vicente Merlo Lillo


"Uno de los signos de nuestro tiempo es unir espiritualidad y psicología, por tanto podemos ir más allá y hablar de maestro espiritual y, al mismo tiempo, de psicólogo, psicoterapeuta. Me vienen a la mente varios nombres... El primero es poco conocido en España, A.H. Almaas, creador del Enfoque Diamante. Es el paradigma de psicólogo, psicoterapeuta y maestro espiritual, que se toma en serio el trabajo con lo psicológico. También, Ken Wilber, el propio Claudio Naranjo y, dentro de los más conocidos, más cerca de la imagen del maestro espiritual contemporáneo, Eckhart Tolle, que estaría más próximo de la sabiduría espiritual tradicional, que no tiene en cuenta especialmente muchos otros aspectos, pero que ha conseguido un lenguaje extraordinario. En su misma línea, alguien que pronto será conocido aquí a través de libros que empezarán a publicarse, Christopher Papadopoulus, canadiense, que encarna esa experiencia y realización central que puede servir de modelo. Auguro que un libro suyo que se ha publicado en español, con el título Paz, dónde y cómo encontrarla, puede tener una repercusión similar a la de Eckhart Tolle, por ejemplo."

Vicente Merlo Lillo


"Yo diría que el miedo fundamental es el miedo a la muerte. Como decíamos, se trata de una especie de “Experiencia cercana a la muerte” y una de las características más destacadas de estas experiencias es que la gente descubre que la muerte es un fantasma, que no existe, que cuando su conciencia, su ser central sale del cuerpo físico, ve a su cuerpo como un vehículo que está utilizando pero que algo en él no muere."

Vicente Merlo Lillo


















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