Albert Caraco

“Comúnmente nuestras leyes sirven para redoblarlas, empezando por las leyes morales y religiosas, las mujeres parecen ser sus víctimas. Durante siglos, las hemos obligado a la gravidez y ¿qué cosa más atroz que nuestro ideal de fecundidad?” 

Albert Caraco


"Cuando los humanos sepan que no hay más remedio que la muerte, bendecirán a aquellos que los matan, para no tener que destruirse ellos mismos. Al ser todos nuestros problemas insolubles y con nuevos problemas agregándose sin cesar a aquellos que no alcanzamos ya a resolver, será necesario que el furor de vivir, en el que nos consumimos, se agote y que el abatimiento suceda al optimismo criminal, que me parece la vergüenza de estos tiempos. Pues la prosperidad de los países ricos no durará eternamente en el seno de un mundo que se hunde en una miseria absoluta, y como es demasiado tarde para sacarlo de ahí, no tendrán más que la opción de exterminar a los pobres o de ser pobres a su vez, ellos mismos no evitarán ya el caos y la muerte, si por ventura se deciden por la solución más bárbara. Así, por más que se emprenda, no se llegará más que al horror, y al no comunicarse con nosotros el espíritu de las causas, seguiremos infaliblemente a Ícaro en su caída o a Faetón en su abismo; yo no creo ya en el futuro de la ciencia y al no ser la mutación del hombre más que una doble quimera, nuestros descendientes deberán recuperarse sobre el caos y sobre la muerte, en la que nosotros vamos a perdernos."

Albert Caraco



"Debemos olvidar a nuestros muertos en tanto que muertos, pero nos está permitido seguir su modelo y perpetuar sus obras, lo demás son melindres."

Albert Caraco


“¡Dichosos los castos! ¡Dichosos los estériles! Cristo y Buda opinaron lo mismo. Cuando miro a quienes juran que la vida es una delicia, no los encuentro ni hermosos, ni razonables, ni sabios, ni profundos.”

Albert Caraco


“El exterminio será el común denominador de las políticas por venir. El fin del siglo verá el triunfo de la muerte. No subsistirá isla en la que los poderosos puedan ocultarse al infierno general que nos preparan, y el espectáculo de su agonía será la consolación de los pueblos que extraviaron.”

Albert Caraco
Breviario del caos



"El Infierno, que llevamos en nosotros, corresponde al Infierno de nuestras ciudades, nuestras ciudades están a la medida de nuestros contenidos mentales, la voluntad de muerte preside el furor de vivir y no alcanzamos a distinguir cuál nos inspira, nos precipitamos sobre los trabajos recomenzados y nos jactamos de elevarnos a las cimas, la desmesura nos posee y sin concebirnos a nosotros mismos, seguimos edificando. Pronto el mundo no será más que un astillero donde, igual que las termitas, miles de ciegos, afanados por perder aliento, se afanarán, en el rumor y en el hedor, como autómatas, antes que despertarse, un día, presas de la demencia y de degollarse unos a otros sin cansancio. En el universo, donde nos hundimos, la demencia es la forma que tomará la espontaneidad del hombre alienado, del hombre poseído, del hombre excedido por los medios y convertido en esclavo de sus obras. La locura se incuba desde ahora bajo nuestros edificios de cincuenta pisos, y a pesar de nuestros intentos por desenraizarla, no lograremos reducirla, ella es ese dios nuevo que no tranquilizaremos ni rindiéndole una especie de culto: es nuestra muerte lo que incesantemente reclama."

Albert Caraco
Breviario del caos


“El Nacionalismo es una enfermedad universal cuya curación será la muerte de los frenéticos.”

Albert Caraco


"Estamos en el Infierno, y no tenemos más elección que la de ser condenados, atormentarnos o ser los diablos encargados de su suplicio."

Albert Caraco


"¡Felices los muertos! ¡Y tres veces desdichados aquellos que, llenos de locura, engendran! ¡Felices los castos! ¡Felices los estériles! ¡Felices incluso aquellos que prefieren la lujuria a la fecundidad! Pues ahora los Onanistas y Sodomitas son menos culpables que los padres y madres de familia, porque los primeros se destruirán a sí mismos y los segundos destruirán el mundo, a fuerza de multiplicar las bocas inútiles. ¡Vergüenza para los religiosos que nos obligan a reverenciarlos y nos enseñan a desvariar! Seríamos menos miserables y menos ridículos si ellos no existieran, estos predicadores de humo y estos consoladores de pacotilla no nos sirven ya de nada, después de no haber servido más que para engañarnos en cuanto a nosotros mismos, en cuanto a ellos y en cuanto a nuestra evidencia. ¿Se castiga a los falsificadores de dinero y se perdonaría a aquellos que no viven más que acreditando las ideas falsas? La tolerancia es un timo y el respeto no es más que un delirio, hemos pagado por entenderlo y seguiremos pagando antes de zozobrar en la hoguera, enviaremos a esos que nos llevan a la muerte a aplanarnos los caminos que ellos no nos evitan, después vendrá la disolución."

Albert Caraco


“La masa de perdición no tiene conciencia y no la tendrá jamás, lo propio de la conciencia es aislar a los seres y para huir de su conciencia se juntan los humanos, la masa de perdición es su camino de huida, es la encrucijada de las Soledades frustradas, es siempre culpable y su condenación eterna estará siempre en el orden, envuelve en su pérdida al montón de engendros que la componen. El número es el instrumento del mal, el mal quiere que los hombres se multipliquen, pues mientras más superabunden los hombres, menos vale el hombre, para ser humano el hombre no será nunca suficientemente escaso. En realidad, moriremos por las masas, las masas nos arrastrarán a los abismos de la exceso y de la incoherencia, la salvación y las masas se situan en las antípodas, no podemos ser salvados, pase lo que pase, somos legión.”

Albert Caraco



"La muerte, desde luego, ha de llegar. El ser humano muere, como lo hace cualquier ser vivo. El problema es que hemos hecho de la muerte el símbolo de nuestra estirpe, y de hecho poseemos los “suficientes medios como para que cada hombre sea matado cuarenta veces”. ¿Pueden, acaso, cambiar las revoluciones este funesto destino? “Es demasiado tarde. La Historia ya no se detiene, somos arrastrados por ella y la inclinación de sus planes nos impide esperar una desaceleración cualquiera.
[...]
Un alarido de dolor y de éxtasis, donde los hombres más puros no tendrán más que el recurso de matarse los unos a los otros para no despreciarse a sí mismos... Queremos lo imposible y dentro de poco ya no tendremos la sombra de lo posible, desembarcaremos sobre la luna y beberemos nuestras deyecciones aquí en el mundo, nuestros niños comerán mañana cosas reputadas inmundas, la vida que nos espera es tan absurda y tan horrible, que los mejores preferirán la muerte."

Albert Caraco
Breviario del caos




"Las ciudades que habitamos son las escuelas de la muerte, porque son inhumanas. Cada una se ha convertido en el cruce del rumor y del hedor, cada una convertida en un caos de edificios, donde nos apilamos por millones, perdiendo nuestras razones de vivir. Infelices sin remedio, nos sentimos, lo queramos o no, comprometidos a lo largo del laberinto del absurdo, del que no saldremos salvo muertos, pues nuestro destino es siempre multiplicarnos, con el único fin de perecer innumerables. A cada vuelta de rueda, las ciudades que habitamos avanzan imperceptiblemente la una contra la otra, aspirando a confundirse, en una marcha hacia el caos absoluto, en el rumor y en el hedor. A cada vuelta de rueda el precio de los terrenos sube, y en el laberinto que engulle el espacio libre, las ganancias de la inversión elevan, día a día, un centenar de muros. Ya que es necesario que el dinero trabaje y que las ciudades que habitamos avancen, es también legítimo que en cada generación sus casas doblen su altura y el agua venga a faltarles cada dos días. Los constructores sólo aspiran a sustraerse al destino, que ellos nos preparan, yendo a vivir al campo."

Albert Caraco



"Las sombras de la muerte son las especias del amor y la vida eterna sería la escuela de la frialdad absoluta. Se ama a un ser al que los mañanas amenazan y tanto más cuanto más se ve amenazado."

Albert Caraco


“Los hombres de más destilan un veneno que se extiende sobre el universo y que vuelve la ecúmene habitable.”

Albert Caraco



"Los hombres se hacían la guerra por la posesión del suelo, mañana se matarán mutuamente por la posesión del agua; cuando el aire nos falte, nos degollaremos con el fin de respirar en medio de las ruinas."

Albert Caraco




"Los jóvenes ya no pueden salvar el mundo, el mundo no puede ya ser salvado, la idea de salvación no es más que una idea falsa, y debemos pagar nuestros innumerables errores, es demasiado tarde para reparar lo que sea. […] La opción de la agonía será la última que nos quede y esto llegará más pronto de lo que se piensa, de un día al otro seremos arrojados al precipicio, y ahí nos despertaremos, aunque no nos dé tiempo a sentir que expiramos."

Albert Caraco



“Los pobres pueblos no dejarán de ser pobres y todos los llamamientos a la caridad no remediarán ya su miseria, los pueblos infelices son abismos en los que las ayudas de los pueblos pudientes se evaporan, únicamente el despoblamiento -y eso sin importar los medios- los salvaría de la indigencia, pero su orgullo nacional es un obstáculo para eso, todavía hay que cuidar de estos hombres de poco valor quienes, en su delirio, piensan que tienen derechos, a pesar de su impotencia. In realidad, aquellos que los animan a perseverar en esas ilusiones, en nuer de una espiritualidad falsa, contribuyen al desorden y les preparan el futuro más horrible, más valdría enseñarles desde ahora que aquellos que perecerán de chamber estarán anclados en la hambruna, y más pronto de lo que se piensa, la buena voluntad no suple la falta de excedentes.”

Albert Caraco



"Mi amor sólo se dirige de la santa indiferencia y ya me confundo con ella, mi vida entera es una escuela de muerte, por otra parte no tengo demasiados méritos y desde la infancia nunca me he sentido a gusto, presa de permanentes enfermedades y subsistiendo a fuerza de medicinas.
[...]
Las sombras de la muerte son las especias del amor y la vida eterna sería la escuela de la frialdad absoluta. Se ama a un ser al que los mañanas amenazan y tanto más cuanto más se ve amenazado.
[...]
Debemos olvidar a nuestros muertos en tanto que muertos, pero nos está permitido seguir su modelo y perpetuar sus obras, lo demás son melindres... Nunca los volveremos a ver y por eso los amamos, la nada es el precio del amor y de la nada el amor es la corona, es bueno que sea así, el tiempo y la persona se confunden, el amor y la nada se corresponden."

Albert Caraco
Post mortem


"Nos es necesaria una Revelación que proclame la caducidad de aquellas que observamos, pero esas que nosotros observamos están ahí, su mortal peso se alía a la Fatalidad, que nos aplasta, orden y caos forman un todo que no conseguimos romper. Los Anarquistas y los Nihilistas son los últimos hombres razonables y sensibles entre los sordos que marchan, y los ciegos que militan, pero en el siglo actual no basta con tener razón, ni con ser sensible para cambiar lo que pueda ser, es necesario sustituir al orden por un orden y no por un desorden, y la moral por una moral y no por la inmoralidad, así como la fe por una fe, no solamente por un vacío, y los dioses muertos por las divinidades que nacen. No tenemos necesidad de agitadores, tenemos necesidad de profetas, tenemos necesidad de genios religiosos a la altura de estos tiempos, a la altura de nuestras obras, pues todos aquellos cuyo recuerdo invocamos, sin excepción alguna, están desfasados, todos están desfasados y los que los invocan los traicionan. Ninguna tradición nos protege contra el futuro, pues el futuro no tiene precedente y el universo ya no tiene asilo."

Albert Caraco



"Nosotros odiamos un mundo colmado de insectos, y aquellos que juran que éstos son hombres mienten: la masa de perdición no ha sido jamás de hombres, sino de rechazados, y ¿desde cuándo un autómata espermático debe ser mi prójimo? Si es necesario que éste sea mi prójimo, yo digo que mi prójimo no existe y que mi deber es el de no asemejármele en nada. La caridad no es más que un engaño y los que me la enseñan son mis adversarios, la caridad no salva un mundo repleto de insectos que no saben más que devorarlo, manchándolo de su basura: no es necesario ni prestarles asistencia ni poner impedimento a las enfermedades que los diezman, mientras más mueran, será mejor para nosotros, pues no tendremos necesidad de exterminarlos nosotros mismos. Entramos en un futuro bárbaro y debemos armarnos de su barbarie, para estar a la medida de su desmesura y resistir a su incoherencia, no tenemos más que la elección de mantener o de abdicar, debemos golpear hoy a aquellos que golpearán mañana, tal es la regla del juego y esos que nos imploran nos castigarían pronto por haberlo olvidado."

Albert Caraco



"«Nuestros maestros son unos bufones o unos sofistas, unos exorcistas o unos hipnotistas, buscan ganar tiempo sobre el caos y sobre la muerte, pero ya no evitarán lo irreparable y vamos derecho a la catástrofe. Las ideas más mortíferas nos esperan al paso y ya no tendremos la capacidad de eludirlas cuando las necesidades nos tomen por la garganta para metamorfosearnos en fieras, nos acercamos al borde fatal y en cuanto seamos confrontados con éste, abdicaremos todas nuestras ilusiones humanitarias y arrojaremos a nuestros adversarios al precipicio. La exterminación será el común denominador de las políticas por venir, y la naturaleza se sumará agregando sus furores a los nuestros. El fin del siglo verá el Triunfo de la muerte, el mundo abrumado de hombres se descargará del peso de los vivos en demasía, no subsistirá isla en la que los poderosos puedan ocultarse al infierno general que nos preparan, y el espectáculo de su agonía será la consolación de los pueblos que extraviaron. El orden futuro será el legatario universal de nuestros fracasos, y los profetas, en medio de nuestras ruinas, reunirán a los sobreviviente."

Albert Caraco



"Nunca los volveremos a ver y por eso los amamos, la nada es el precio del amor y de la nada el amor es la corona, es bueno que sea así, el tiempo y la persona se confunden, el amor y la nada se corresponde."

Albert Caraco



“¿Pero para qué predicar a estas millas de millones de sonámbulos que caminan hacia el caos con igual paso, bajo la batuta de sus seductores espirituales y bajo el garrote de sus amos? Sus culpables porque son innumerables, la masa de la pérdida deben morir para que una restauración del hombre sea posible. Mi prójimo no es un insecto ciego y sordo, mi prójimo no es más un autómata espermático, mi prójimo no será jamás un anónimo presa de ideas oscuras y confusas, éstos son los diversos fracasos del hombre y nosotros los dejaremos confundir en la noche su alegría y su dolor igualmente absurdos. ¿Qué nos importa la nulidad de estos esclavos? Nadie los salva ni de ellos mismos ni de la evidencia, todo se dispone a precipitarlos en las tinieblas, ellos fueron engendrados por el azar de los apareamientos, luego nacieron igual que ladrillos saliendo de su molde y aquí están formando hileras paralelas cuyas pilas se elevan hasta las nubes. ¿Sus hombres? No. La masa de perdición no se compone jamá de hombres, pues el hombre no comienza más que a del momento en el que la muchedumbre sea la tumba de lo humano.”

Albert Caraco



"Por cada país que hace la Historia, más de veinte la sufren […]. Las naciones, que ya no hacen la Historia, no entienden lo que les ocurre, el caos es su destino, sus glorias no las preservan y sus virtudes ya no las previenen del hundimiento en el estupor que es su sino […]. El papel de la fatalidad crece y el estupor es la sombra que la fatalidad proyecta: un día, su destino será el mismo que el de la mayoría de los pueblos, su fuerza no les servirá de nada, su privilegio no será más que imaginario, por fin la Historia se volverá la pasión de todos."

Albert Caraco


"Queremos lo imposible y dentro de poco ya no tendremos la sombra de lo posible, desembarcaremos sobre la luna y beberemos nuestras deyecciones aquí en el mundo, nuestros niños comerán mañana cosas reputadas inmundas, la vida que nos espera es tan absurda y tan horrible, que los mejores preferirán la muerte."

Albert Caraco


“Reprobaba el suicidio y rechazaba la idea de muerte, de modo que la vimos bastante desarmada y le faltó grandeza. Mi estima por ella se redujo a la mitad. Su voluntad de vivir y su esperanza de curarse la hicieron malograr su fallecimiento.” 

Albert Caraco


Somos ya demasiado numerosos para vivir, para vivir no como insectos, sino como hombres; multiplicamos los desiertos a fuerza de agotar el suelo, nuestros ríos no son más que sentinas y el océano entra a su vez en agonía, pero la fe, la moral, el orden y el interés material se unen para condenarnos a ser tribu: a las religiones les hacen falta los fieles, a las naciones los defensores, a los industriales los consumidores, es decir, que hacen falta niños para todo el mundo, sin importar en qué se conviertan de adultos. Se nos empuja por el lomo al encuentro de la catástrofe y no podemos mantener nuestros fundamentos salvo yendo a la muerte, jamás se ha visto paradoja más trágica, jamás se ha visto absurdo más manifiesto, jamás la prueba de que este universo es una creación del azar, la vida un epifenómeno, y el hombre un accidente, ha recibido mayor confirmación general. No hemos tenido nunca un Padre en el Cielo, somos huérfanos, nos toca a nosotros comprenderlo, a nosotros volvernos mayores, a nosotros rechazar la obediencia a aquellos que nos engañan e inmolar a aquellos que nos consagran al abismo, pues nadie nos redimirá si no nos salvamos a nosotros mismos."

Albert Caraco


"Soy uno de los profetas de estos tiempos y el silencio me rodea."

Albert Caraco


"Todo eso que nos pasa estaba previsto desde hace mucho, y esos a los que la Tradición no les es extraña sabían que este mundo estaba condenado, pero no encontraban oídos para hacerse escuchar. El corazón del hombre no ha variado, el corazón del hombre es igual al mar profundo y tenebroso, los cambios no tienen lugar más que en la superficie donde nuestra sensibilidad refleja la luz, pero cuando descendemos, encontramos eso que fue y será: la filosofía ahí casi no penetra y sólo la teología tiene las llaves del abismo. Nuestra teología fue la aberración por excelencia y nosotros expiamos sus crímenes y sus errores: ella vomitó sobre la naturaleza y la naturaleza se ha vengado, somos antifísicos y nuestras religiones pretendidas reveladas no supieron más que construir la tumba de la especie. La locura de la cruz es ahora la del hombre, la voluptuosidad del sacrificio es la última medida de nuestras obras, el gusto por la muerte será la consumación de nuestras ideas. En el caos, donde nos hundimos, hay más lógica que en el orden, el orden de muerte en el que permanecimos tantos siglos y que se desarma bajo nuestros pasos automáticos."

Albert Caraco



"Un alarido de dolor y de éxtasis, donde los hombres más puros no tendrán más que el recurso de matarse los unos a los otros para no despreciarse a sí mismos."

Albert Caraco









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