Ana Margarida de Carvalho

"Creo que incluso en los periódicos no se debe subestimar, infantilizar al público. Esa lógica de que el lector no entiende, y por lo tanto tenemos que usar palabras más accesibles y frases menos rebuscadas, contrariamente a lo que pueda parecer, es una postura de superioridad y arrogancia. En cuanto a la literatura, soy del club que cree que no una imagen vale más que mil palabras, sino todo lo contrario: una palabra puede tener el valor de mil imágenes. Además, en la literatura, las palabras no son solo material con el que trabajar, son materia. Así que a veces busco mucho la palabra correcta e incluso se vuelve un poco inútil. Tenemos, se dice, 400 mil palabras disponibles en lengua portuguesa, que es una lengua increíblemente plástica y expresiva. Es interesante ir buscando la que más se acerca a lo que queremos decir."

Ana Margarida de Carvalho


"El mar es la más líquida, extensa y habitada de las metáforas. Transparente, pero su azul parece ser sólo un reflejo del cielo. También podría adquirir una tonalidad verdosa, dependiendo de las algas y del grado de la contaminación. Es una apertura hacia el abismo del subconsciente, una metáfora continua de lo que subyace en la superficie. Aglutina en su interior grutas y arrecifes de coral. Restos de naufragios, despojos arrojados por la humanidad. En ocasiones se muestra convulso, otras permanece estancado, hierático. Puede erguirse majestuosamente en forma de olas que se elevan a más de dieciocho metros de altura o permanecer en calma transpirando tedio. En apenas unos instantes puede abatirse en forma de cruenta tormenta, emisaria de la furia de los dioses, hasta que todo se disipa cual imponderable bruma. De nuevo reanuda su propia contingencia, el vaivén de esa ondulación sin reposo alguno y cada ola deviene en un nuevo y eterno ciclo, con la suave cadencia de un verso. Todo fluye, todo retorna, todo se diluye, todo se funde en la ambivalencia. Está poblado por excéntricas criaturas, cardúmenes, especies comedoras y otras que son deglutidas, anémonas, medusas, crustáceos, bosques submarinos, sirenas, ballenas gigantes. Es navegado por Caronte, por el Jonás devorado por la ballena y después expelido de sus fauces, por Ulises, Calipso y los otros argonautas. El mar es literalmente arable."

Ana Margarida de Carvalho
¿Qué importa la furia del mar?


"La presencia del intruso, ni oficial ni pasajero, ni marinero ni prior, ni esclavo ni capataz, suele suscitar el hecho de que afloren los nervios entre los hombres, como si se tratara de una pieza excedente en un tablero fluctuante. A mí, personalmente, no me inspira compasión alguna, me inclino a favor de ellos, hombres ruines con malogradas encías. Sólo soy la mujer que les complace durante las largas travesías, una mujer incompleta, a la que se puede maltratar, depositaria de todos sus terrores y todos sus clamores, a la que encienden velas y renuevan promesas. Soy ésa que les ofrece los últimos y postreros cuidados, cuando ya tienen un pie en este mundo y un segundo en el otro. Hombres ahítos de rudeza, que se arremangan y muestran toda una suerte de cicatrices, de tatuajes, en unos cuerpos que han sufrido el martirio y que en ese instante responden con ternura a las solicitudes de una mano pequeña y limpia. Nadie, excepto yo, escucha sus débiles pláticas en esa transición. Y si tratan de huir del mar, mortificados por tantas fatigas, padecimientos, disenterías y pestilencias, me buscan en la iglesia, me colman de besos e inciensos y me aguardan en la puerta. Hombres de madera, como yo, de piel curtida e inhóspita faz, piden limosna, en pie."

Ana Margarida de Carvalho
No se puede habitar en los ojos de un gato


"Lo que suele ocurrir es que la gente tiende a pensar que un escritor es aquel que escribe bien, en el sentido de que domina las reglas de la gramática, la sintaxis, la ortografía y las técnicas de progresión narrativa. Pero esta es una visión muy reduccionista de “escribir bien”. Escribir bien, literariamente, es subvertir la gramática, dar vuelta las oraciones, encontrar nuevos procesos. Y, si es posible, incluso inventar un nuevo idioma. Pero eso solo lo pueden hacer los genios."

Ana Margarida de Carvalho








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