Aidan Chambers

"Desde hace mucho tiempo creo que uno no siente que tiene identidad propia hasta que su historia es contada, ya sea tu historia personal, la de tu familia, la del origen de tus ancestros o la de tu región y país. No me convertí en un lector serio y seguro de mí mismo hasta los quince, cuando leí Hijos y amantes, de D. H. Lawrence. Para entonces ya había leído muchos clásicos ingleses, porque era lo que se esperaba de mí. Y los admiraba, pero no conectaban conmigo y con mi vida. Hijos y amantes fue la primera novela en la que me encontré a mí mismo. Me sentí igual que el protagonista, Paul More. Su familia era como la mía (la familia de un minero del carbón en Inglaterra). Él era el ojito derecho de su madre, y no de su padre, como yo. Tenía una relación con su novia que era exactamente igual que la que yo tenía con la mía. Y así sucesivamente. Después de leer el libro supe inmediatamente que quería ser escritor, y por primera vez pude leer con un interés más profundo y mayor diversión libros que trataban sobre gente y lugares muy diferentes.
Naturalmente, por esta razón, creo que cualquier historia o literatura que permita a la gente «encontrarse a sí misma», tanto personal como culturalmente, y que les conceda a sus vidas el derecho a una igualdad, es bienvenida."

Aidan Chambers



"El autor y el lector se unen en la experiencia literaria. En la experiencia de creación. En la experiencia de lectura. Lo mismo en el caso del dibujo, la pintura, la escultura, la música, el teatro y todas las formas artísticas."

Aidan Chambers



"Jacob miró más allá del pasajero que tenía enfrente, una mujer, cuyas rodillas casi rozaban las suyas. Miró más allá, pero miró sin ver nada. Se acordó del momento en que Tessel lo fue a recoger al aeropuerto, como habían acordado con Sarah por teléfono. Le había parecido tensa y brusca, incluso impaciente. Se preguntó si ese comportamiento era algo típicamente holandés o era sólo su manera de ser. Ella también estaba nerviosa, se le cayeron las llaves del coche, se equivocó de salida en la autopista, se disculpó por hablar mal en inglés (cosa que sorprendió a Jacob porque a él le pareció que hablaba muy bien y se avergonzó de no haberse tomado la molestia de aprender ni una palabra de holandés); ese tipo de cosas. Ya en casa, le enseñó «su» habitación (todavía del Daan adolescente, a juzgar por los posters, la ropa y lo demás, todo intacto como en un museo), le dio unos minutos para instalarse y entonces le hizo sentarse con una taza de café holandés bastante fuerte y le explicó un poco nerviosa que no podría ocuparse mucho de él durante su estancia. Lo llevaría a Oosterbeek el domingo. Hasta entonces se tendría que buscar algo que hacer. Por supuesto, Jacob dijo que de acuerdo, que no pasaba nada, que se las arreglaría. Y entonces la historia de Geertrui y su invitación se le escapó, como si no pudiera guardar el secreto durante más tiempo. En ese momento quiso que se le tragase la tierra, sintió que era una molestia y deseó no haber ido.
El señor Van Riet sugirió que debería visitar la casa de Ana Frank al día siguiente, y luego se pasó una hora y media, primero explicándole el sistema de ferrocarriles, luego enseñándole el mapa del centro de Ámsterdam para indicarle dónde estaba la casa de Ana Frank y cómo llegar en tranvía. Eso le condujo al tema de los tranvías en la ciudad y a enumerar una serie de lugares que el señor Van Riet pensó que Jacob querría visitar: el Rijksmuseum, para ver los cuadros de Rembrandt y de Vermeer, el Museo de Historia. En este último, según dijo, había una exposición muy interesante sobre el crecimiento de Ámsterdam a lo largo de los siglos y una maqueta que mostraba cómo se construían las casas a partir de robustos marcos de madera con su base en plataformas de troncos sumidos en la arena saturada de agua, que era y sigue siendo lo único que había allí, probando, según dijo entre risas, que la Biblia se equivoca al afirmar que una casa  construida sobre arena no puede durar. En Ámsterdam hay calles enteras de casas construidas sobre una base de arena y todavía están allí y conservan toda la elegancia y la belleza de cuando fueron construidas. Para ver bien esas casas sin perder mucho tiempo y desde una buena perspectiva, el señor Van Riet le aconsejó que se montara en uno de esos barcos para turistas que surcan los canales. Le marcó en el mapa los puntos donde podría montarse en uno de esos barcos y le indicó cuánto le costaría el billete. Eso recordó al señor Van Riet que se tenía que asegurar que Jacob entendía el dinero holandés, lo que incluyó un pequeño discurso de diez minutos sobre el significado de los dibujos y los grabados de los billetes y monedas, seguido de una comparación con la divisa británica y de su valor relativo. Entonces se produjo una digresión sobre la importancia de que la moneda única europea entrara en vigor cuanto antes, a pesar de que consideraba que era una pena que los diseños propuestos no tenían ni el atractivo ni el gusto del dinero holandés actual."

Aidan Chambers
Postales desde la tierra de nadie



"La fama, el dinero y el tamaño del mercado no son muy importantes para mí. Lo que es, es escribir un libro que vale la pena hacer y luego publicarlo. No escribo libros para el entretenimiento, para que la gente pase el tiempo y luego los tire."

Aidan Chambers


"Los lectores están hechos por lectores, es tan obvio que es casi banal decirlo."

Aidan Chambers



"Mis novelas juveniles han sido ignoradas por reseñadores y críticos de literatura «adulta». Y más de una vez me han preguntado por qué no he escrito «novelas de verdad» para adultos, de la misma forma que me han preguntado si escribo novelas juveniles porque tengo algún tipo de retraso mental.
Pero no tiene nada que ver con mi distinción entre «novelas para jóvenes» y «novelas juveniles». Las «novelas para jóvenes» están planeadas deliberadamente para que sean leídas por «jóvenes». En otras palabras: son una especie de ejercicio de periodismo. El autor aspira a gustar a un grupo concreto de lectores dándoles lo que sabe que quieren, o lo que se asume que quieren leer. Están «escritas para el lector». Yo he publicado varias así. Una «novela juvenil» se entiende como una obra de arte literaria que se escribe porque el autor no tiene otra opción que hacerlo: es una obsesión. Su particularidad es que la historia está determinada por la conciencia de la juventud; se centra en personas que se encuentran en lo que yo llamo «la edad entre»: entre la infancia y la vida adulta."

Aidan Chambers


"Sin memoria no tenemos ni historia ni conocimiento de nosotros mismos. Todas las obras de arte son historia. Durante el proceso creativo, el creador, el artista, depende de su memoria: de su lenguaje y sus experiencias. Además, las obras son un registro de esas memorias: no solo de la vida antes de la creación, sino también del propio proceso creador. Se contiene el pasado y el presente en diferentes formas artísticas (poesía, cuentos, novelas, obras de teatro, dibujos, pinturas, objetos, música) que perduran en el futuro, permaneciendo siempre iguales y al mismo tiempo diferentes, porque cuando se leen, miran o escuchan se vuelven a crear, son reinterpretadas por el que lee, mira o escucha. Son, por adaptar las famosas palabras de Ezra Pound, noticias del pasado que, al mismo tiempo, siempre serán nuevas. O, como señaló Georges Braque: en una obra del arte «el presente es perpetuo»."

Aidan Chambers


"Todo lo que escribimos es para alguien."

Aidan Chambers













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