Bo Carpelan

Anochecer silencioso

Nadie se acerca.
La sala está sangrando
como una flor,
una boca, silenciada;

el niño que duerme
en la madre durmiente 
se vuelve
hacia su imagen en la noche;

la nieve cae, borradas
por el viento
están las huellas torpes
que se dirigen fuera de mi infancia.

Las palabras tratan de encontrar el camino
hacia el centro del silencio,
ligeras como montañas
transmitidas por el viento.  

Bo Carpelan



el árbol

El árbol, la
luz
que se ramifica.

Bo Carpelan



El manantial

A distancia, cruzando los campos
se oye, débil pero nítidamente
el manantial de primavera.
Escucho,
me acerco.

Por los bosques estivales,
perfumados de sol y frescor,
suenan los ecos del agua cantarina.
Sigo mi camino,
buscando.

Ya se vislumbra
por entre las copas de los árboles otoñales
el valle donde susurra
el escondido arroyo.
Tengo que descansar.

Como si hubiese nieve en el aire,
como si los pasos fuesen infinitos.
Escucho, estoy cerca.
La voz del manantial, más débil,
continuamente allí,
invisible.

Bo Carpelan


Junto a la mesa tu figura...

Junto a la mesa tu figura,
sobre tu mano la sombra de la cabeza del niño, una fruta,
tu mirada fija, a través de la ventana, en los movimientos de los árboles,
el movimiento reflejado en el cuchillo que corta el pan, el uso
y claridad de las cosas.

Bo Carpelan


La primavera

A lo lejos, cruzando los campos,
se ve, tenue pero claro,
la primavera primaveral.
Escucho,
me acerco.
Por los bosques de verano,
perfumados de sol y frescor,
suenan los ecos del agua cantarina.
Sigo mi camino,
buscando.
Se la ve
en medio de las arboledas de los otoñales
y el valle donde
susurra el arroyo escondido.
Necesito descansar.
Como si hubiera nieve en el aire,
como si los pasos fueran infinitos.
Escucho, estoy cerca.
La voz de la primavera, más débil,
continuamente allí,
invisible.

Bo Carpelan


Quién ha dicho…

Quién ha dicho
que el silencio testimonia
sobre el impronunciado.
La ausencia de palabras
es solo ausencia.
Habla pues
en proporción a lo que
tú no puedas decir.
Nada
puede dejarse impronunciado
a no ser por torpeza
o
sabiduría

Bo Carpelan








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