José de Castro y Serrano

"¿Qué es, pues, el chiste cuando á tan privilegiadas esferas se levanta?—Si el definir un vocablo no fuese la operación más difícil del entendimiento, yo diría que el chiste es todo acto, expresión ó figura que, conteniendo una absoluta conveniencia de fondo, aparece con absoluta disconveniencia de forma. Y ampliando esta definición para hacerla más comprensible, diría á los que pretenden ser chistosos:—No faltéis á la exactitud intima del asunto: faltad cuanto queráis en la'manera de presentarlo. Si invertís ambos factores, esto es, si lleváis el fingimiento al fondo y dejáis la verosimilitud á la forma, no habrá chiste jamás; si hacéis igualmente verosímiles el fondo y la forma del asunto, faltará el chiste también; sólo cuando mienta la envoltura del suceso y se divise la verdad por las concavidades del mismo, es cuando provocaréis á ciencia cierta la plácida sonrisa del donaire ó la estrepitosa carcajada del chiste.—Valga un ejemplo. 
Muchas veces os habréis preguntado (y en esto no me dirijo ya sólo á la Academia, que me dirijo al público): ¿Por qué al tropezar y caer una persona en la calle, lo primero que ocasiona su desgracia es la risa de los presentes? ¿Es tan universal la perversión humana como para que ofrezcan regocijo el daflo ó la vergüenza del prójimo?
De ninguna manera: es que la persona, al caerse, ha originado un chiste, y la ley del chiste es inexorable. Iba caminando con el descuido y confianza que presta á las criaturas su presunción de saber andar; ocupábase en todo, excepto en el uso de sus piernas y de su equilibrio; avanzaba en conformidad de unas facultades que corresponden al inveterado uso de los movimientos. Pero de repente tropieza ó se resbala y cae , transformando lo serio de sii apostura en la mueca ó disconformidad del balumbo, acto que, al describir una imagen cómica, produce la explosión de risa en los circunstantes.
¿Había de ser tan mala la humanidad? Si lo fuera, se reiría igualmente de la caída del niño cuando corre por el pavimento, ó de la caída del albañil cuando anda por el andamio, ó de la caída del acróbata cuando brinca por el alambre en la altura, y, sin embargo, no es asi. El caer del niño inspira susto, el del albañil terror, el del acróbata espanto. ¿Por qué? Porque existe conformidad absoluta entre el fondo y la forma de estos sucesos; porque de la endeblez de las piernas del niño, y del angustioso espacio en que se mueve el albañil, y de la sutilidad del alambre en que danza el acróbata, no pueden esperarse más que caídas. La rigurosa correlación de los hechos excusa todo chiste en estos casos, mientras que en el anterior la incongruencia del fondo con la forma atrae de un modo irresistible al regocijo público. Oíd la disculpa del que refiere el lance: «Al verle en el suelo (dice) me dio mucha lástima, pero cuando se cayó no pude contener la risa.»—¿Queréis, á pesar de todo, que la situación varíe? Pues que el que resbale pida auxilio, y nadie se reirá, al paso que, si lo rehusa, su caída hará coro con las carcajadas de los que la presencien. ¿Estáis viendo el nacimiento del chiste?
Pero aun va á notarse en mayor grado cuando se le estudie difundido por la humanidad entera con los caracteres naturales de creación espontánea. "

José de Castro y Serrano
Discurso de José de Castro y Serrano


"¿Quién es ese hombre? —El que ha saneado la industria mineralógica y salvado la vida con una plumada á millares de infelices mineros. —¿Quién es ese otro? —El que ha perfeccionado la tintorería con el régulo de las máquinas de vapor. —¿Quién es aquel? —El que ha arrancado á la naturaleza el secreto de regar las arenas abrasadas. —¿Y ese? —El que rotura los caminos de África exponiendo su vida cada minuto. —¿Y el del lado? —El apóstol incansable que predica la moral y el amor. —¿Quién nos empuja? — Un arqueólogo que consume su hacienda y su vida en excavar remotísimas comarcas para el progreso de la historia. —¿Quién espera nuestro turno al ingreso de ese salón? —El artista eminente cuyo cuadro ha merecido el asombro del mundo. —¿Quién come a nuestra mesa? — El matemático á quien se debe la apertura del canal de Suez. — ¿Quién nos pide perdón por una leve incomodidad? -¡El ingeniero que acaba de tender el cable trasatlántico! —¿Quién nos mira, quién no escucha, quién nos toca, á quién palpamos? —La humanidad inteligente y sabia, la humanidad rica é ilustre, la humanidad escogida y bella: á toda esa humanidad la envuelve nuestro hálito, la toca nuestro cuerpo, la palpan nuestra imaginación y nuestras manos."

José de Castro y Serrano conocido también por su seudónimo Cocinero de S. M.
Cuadros contemporáneos








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