Juan Chabás

Árbol de ti nacido

Siento crecer profunda y dulcemente
hacia dentro del tronco de mi vida
una raíz de savia renacida
que en ti tan sólo encuentra tierra y fuente.

¡Oh, qué intenso fluir, qué ser presente
el ansia renovada y sin medida
que estalla a cada instante, y, sin herida,
me inunda de una sangre más ferviente!

¡Oh tierra y cielo y flor y rama nueva,
árbol de ti nacido ya en la cumbre
del monte de mis días, a deshora!

¡Hasta el más alto tallo sube, y lleva
tu savia radical la ardiente lumbre
de este amor mío, en rumbo hacia la aurora!



"Desde los años iniciales del siglo XX se habían acusado, hasta con violencia, los movimientos de masas determinados por el crecimiento de la clase obrera organizada y comenzaban a ser muy agudas las crisis de las relaciones entre los diversos factores humanos, económicos y sociales, de la producción. Ante esas crisis y aquel crecimiento, las superestructuras culturales del siglo se sintieron fuertemente conmovidas. El primer síntoma fue el desarrollo de formas literarias y modalidades del pensamiento cada vez más individualistas, de carácter más idealista y metafísico, tendentes a la evasión del mundo circundante.
La presencia de éste era, sin embargo, para los escritores españoles demasiado trágica y convulsa para hurtarle el corazón y volverle la espalda. La fecha de 1909 marca un hito sangriento en el proceso de la vida nacional contemporánea. El fusilamiento del maestro laico Ferrer adquiría la importancia y el patetismo de un proceso Dreyffus del lado meridional de los Pirineos y su eco no dejaba de estremecer también el "caso de España" en el mundo. Sentirse ajeno a esa realidad circundante era difícil. Sólo podían intentarlo nuestros escritores limitándose, ensordeciendo parte de su alma, reduciéndose cada vez más a una actitud intelectualista y apartadiza.
Pero el mundo intelectual en el que iban a sumergirse no era mucho más tranquilo. Ante la crisis formal del Modernismo aparecían nuevas escuelas literarias. Cuatro años antes que la guerra mundial, en 1910, estallaba en Milán el manifiesto de una de ellas. Si bien es cierto que hasta 1918 no se llegó a hablar seriamente en España del Futurismo, el escritor mallorquín Gabriel Alomar, Unamuno, el novel Gómez de la Serna y algunos otros escritores y periodistas agitaban ya en las tertulias y en algunos diarios y revistas de Madrid las banderas de Marinetti, con polémicas, burlas, elogios y denuestos.
A Nietzsche y Schopenhauer comenzaban a desplazarles Bergson, Simmel y Scheller; estos dos últimos, si bien no conocidos directamente, al menos respirados a través de don José Ortega y Gasset, que había de ejercer una influencia determinante en el nuevo grupo de epígonos de la generación del 98, entre los cuales cabe también contarle.
Todo este cruzado viento de ideas y de hechos, contribuyó a cambiar el tono de la misma generación VABUM y a dar nuevo acento al grupo literario de sus epígonos."

Juan Chabás
Literatura española contemporánea, 1898-1950




Esta noche es tan honda y es tan larga

¡Esta noche es tan honda y es tan larga!
El silencio se torna penetrante
lo mismo que el aroma de las rosas
que entre tus brazos nacen
del abril de tu cuerpo.

En la quietud del aire
respiro entre las sombras
tu aliento y tu mirada. Nadie sabe
que estás aquí y suspiras
con la brisa y las hojas, tibia carne
dormida entre jazmines; que te lleva
esa nube que pasa; que tu talle
se asoma tiernamente a las ventanas
que las estrellas abren,
dormidas, en el cielo.
Nadie te ve ni siente; nadie sabe

que estás aquí en mis labios;
que entre mis manos late
el olor de tu pelo; que tus ojos,
profunda sombra dulce, se entreabren
dentro del pecho mío.

No, amor, nadie lo sabe;
nadie, ni tu, mi amor, sabe que estoy
esperando contigo y a solas que pase
esta noche tan larga;
esperando que acabe
esta noche y despierte
el alba, el día, el aire
¡el alba, el aire, el día entre tus brazos!
¡amor, amor, amor, nadie lo sabe!

Juan Chabás








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