Augusto D'Halmar

"Después de haberlo conocido, sigo viéndolo bajo la forma de un esbelto muchacho que esgrime en la mano un látigo. Y éste es mi criado de allá: mi mejor amigo. Los años han pasado, las rojas siestas africanas se han ido amortiguando en mi memoria. La silueta de Zahir Shaik también ya no es sino una de esas sombras chinescas que nos fingen los recuerdos. Y ahora que veo por mis ventanas los descargadores del Sena, ahora que suaviza mi mano mis caballos encanecidos, me parece otra vez tan lejos como un sueño ese Egipto que yo soñaba cuando niño; tan irreal como si no hubiera existido nunca para mí, como si no existiese en ninguna parte."

Augusto D'Halmar
La sombra del humo en el espejo



"Guardaba una verdadera devoción por aquella mujer a quien no conoció, figurándose, eso sí, lo que sufriera toda su vida: en su ánimo exaltado por la fiebre, sabía los padecimientos porque pasó antes de morirse... Lo mismo que ella, había dejado a su hija chica, guagua casi. ¡Pobre mujer!...
La mesa empezó a levantar una pata, golpeando después rítmicamente. Contaban los golpes que correspondían a cada letra del alfabeto y así se logró coordinar una frase:
"No esperes nada de él."
Catalina, que había llegado a apoyarse sobre el codo, se recostó, murmurando desalentada:
-Dale las gracias y agüita si viene la Tránsito. Otro día preguntaremos más.
Sólo cuando salió su hija, pudo prestarle forma a la cavilación que le molestaba. ¿Habría otra vida?... ¿Era cierto esto de los espíritus?...
-Durante su existencia ella rezó siempre a ese Dios lejano; pero: -¿Existe verdaderamente? ¿Por qué se cometen, entonces, tantas injusticias? ¿Por qué permite ese ser, infinitamente bueno, según el catecismo, que yo muera y para darme algo de conformidad ni a mi pequeña le concede un amparo?..."

Augusto D'Halmar seudónimo de Augusto Goeminne Thomson
Juana Lucero


"Lentamente, Pedro Miguel había venido hasta él, como si le supiese allí, y en silencio se dejó caer a sus plantas y permaneció también casi inmóvil. ¡El templo, la casa parroquial, la parroquia, la ciudad, quién sabe, el mundo entero, todo comenzaba a dormirse en torno de ellos, en la red aisladora de la lluvia! Estaban solos, y no podían hablar sin desencadenar lo inevitable. Entonces, sobre las duras rodillas del sacerdote vasco, vino a descansar dulcemente la cabeza rizada del gitano."

Augusto D'Halmar
Pasión y muerte del cura Deusto


"Nada he visto sino el mundo y no me ha pasado nada sino la vida."

Augusto D'Halmar
Epitafio


"Y tu deseo creciente, hombre de destierro, ya no es de retornar a parte alguna, sino de no estar ya en ninguna parte, de penetrar abajo, hondo en la propia entraña de la madre tierra, de la cual todas las patrias son apariencias y ficción. Volver a la arcilla turbia y a la savia cristalizada, a lo que ya no es, porque ha vuelto a ser. Ahí es donde te aguardan los grandes desvelos y los profundos sueños, el ansia contenida y el anhelo latente, cuanto vibra y canta mudo y recóndito, sin otras notas que las del Silencio."

Augusto D'Halmar
Pasión y muerte del cura Deusto
















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