Henri De Lubac

“Cada vez más, el ateísmo contemporáneo se torna positivo, orgánico, constructivo.”

Henri De Lubac



"Esta llamada necesaria, ya lo hemos dicho, es todo lo contrario de una invitación al relajamiento de la fe. Pero sería ingenuo creer que entre el ateísmo y la fe todo es cuestión de un malentendido. "Si bien nosotros lo lamentamos, hay numerosas personas que saben con bastante exactitud lo que es el teísmo cristiano y que creen sinceramente que es falso". Y lo conozcan bien o mal, no aceptan dejarse anexionar de esta manera. A su amigo el pastor Pfister, que le decía que adivinaba en él a un creyente al menos implícito, porque procedía "como si existiera un sentido de la vida y del universo", Freud no vaciló en responderle: "No creo que actúo como si existiera un sentido de la vida y del universo; es un pensamiento muy amistoso; me recuerda a ese religioso que quiere ver en Nathan un cristiano de cuerpo entero... Es un abuso no querer reconocer jamás, entre creyentes e incrédulos, más que divergencias verbales; un abuso del cual debería bastar para guardarnos el sentido de nuestro deber de súplica y adoración.
Con mayor razón, nuestro examen de conciencia, que jamás sería bastante riguroso, no debe convertirse—por una especie de connivencia con un ateísmo que trata de descalificarles más bien que refutar su fe—en un perpetuo libelo contra el conjunto de creyentes, a los cuales no podemos exigir que sean todos pensadores y santos. No debe convertirse en una justificación ciega del hecho del ateísmo. Si es verdad que por un esfuerzo de vida como por un esfuerzo de reflexión, el cristiano y el ateo pueden alguna vez "encontrarse en la crítica de los ídolos", sigue siendo claro, sin embargo, que "el ateísmo no puede ser reducido a las verdades y valores de que es portador: más allá de todo irenismo simplista, el cristiano debe finalmente adoptar a su alrededor una actitud crítica frente al nuevo mito del hombre que se basta.
Ciertamente, para el que ignora el misterio cristiano es posible que los valores a los cuales se somete sean las máscaras del rostro de Dios; pero para el que ha visto y ha creído, el don exclusivo de sí mismo a una de estas máscaras sería idolatría. El hecho de que en tal individuo dado no llegue a "tematizarse" una creencia real, tal vez en razón de exigencias muy elevadas, podría conservar objetivamente 'a forma de la incredulidad, no puede ser una excusa para que "destematicemos" nuestra fe."

Henri De Lubac
Ateísmo y sentido del hombre




“La tierra, que sin Dios no dejaría de ser un caos, para convertirse además en una prisión, es en realidad el campo magnífico y doloroso donde se elabora nuestro ser eterno.”

Henri De Lubac



“La verdad no tiene nada que ver con el número de personas a las que persuade.”

Henri De Lubac



“No es verdad que el hombre, aunque parezca decirlo algunas veces, no pueda organizar la tierra sin Dios. Lo cierto es que sin Dios no puede, en fin de cuentas, más que organizarla contra el hombre.”

Henri De Lubac



"Por lo demás, como en todos los dominios, ¿no es un hecho de experiencia que los principios, humildes y poco diferenciados, dejan adivinar difícilmente lo que encierran de original? En la mayoría de los casos, sólo se podrá decidir teniendo en cuenta sus desenvolvimientos posteriores. Esto es verdad en las especies biológicas, particularmente en lo que se refiere a la especie humana «la solución científica del problema humano, dice con toda justicia Teilhard de Chardin, no se determinará por el estudio de los fósiles, sino por una consideración más atenta de las propiedades y de las posibilidades que en el hombre actual permiten prever el hombre de mañana» e iluminan, en el mismo instante, por retrospección, al hombre del pasado. Durkheim lo reconoce también expresamente en lo que se refiere a las instituciones sociales: «Para comprender bien una institución, es bueno con frecuencia seguirla hasta las fases avanzadas de su evolución, pues, a voces, cuando está plenamente desarrollada es cuando aparece su significación verdadera con más claridad» No deja de ser grato leer una observación semejante en la obra misma en la que Durkheim pretende explicarnos las realidades espirituales, y hasta la misma esencia del cristianismo contemporáneo, para el totemismo de los Arunta.
Es necesario señalar, en fin, una cuarta ilusión, que no está menos difundida. Hace poco se formulaba un juicio dogmático sobre la religión según el solo estudio de su pasado lejano desde el punto de vista empírico. Ahora, por una confusión inversa, aunque casi siempre conjugada con la precedente, es este mismo estudio el que creyéndose empírico está dominado por puntos de vista dogmáticos que le imponen sus resultados. Se cree exponer los orígenes de la religión según los hechos, por un método estrictamente objetivo, mientras que, sin saberlo, se construye un sistema. No sólo el origen «histórico» y el origen «psicológico» de la religión son tratados al mismo tiempo, sino que uno y otro son explicados en función de una filosofía que se ha construido siguiendo otros caminos distintos.
Sin duda alguna, la cosa no es totalmente ilegítima, y hasta es imposible proceder por completo de otra manera. El hecho científico no es jamás un hecho bruto, hay una fecundación mutua de la teoría y de la experiencia, o de lo que hace sus veces, y si es verdad que ningún método puede vanagloriarse de ser objetivo por completo, la observación se aplica aquí al máximo. Lo único esencial sería advertirlo. Pero se podría demostrar cómo las variaciones de los sistemas sobre el origen de la idea de Dios, a lo larga del siglo XIX, han seguido regularmente otra serie de variaciones, comprobables en el campo de la filosofía general o de las «tendencias espirituales». El tradicionalismo, la psicología asociacionista, el evolucionismo spenceriano, el dinamismo materialista a lo Büchner, el marxismo, el sociologismo durkheimiano, etc., encuentran cada uno a su vez su fiel imagen en la descripción del hecho religioso original y de su evolución. Schmidt, con perspicacia, lo hizo notar para algunos sistemas. Quizá hubiese podido dar un ejemplo más, aunque no de tanta fuerza como otros, sacado de sus propias doctrinas."

Henri De Lubac
El Origen de la Religión



“Según él, la alienación consiste en que el hombre se encuentra desposeído de alguna cosa que le pertenece por esencia, en provecho de alguna realidad ilusoria.”

Henri De Lubac


“Tu sufrimiento es el hilo con que tejes tu felicidad. Si nunca sufres, nunca serás feliz.”

Henri De Lubac




















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