Jordi Cussà

"Dins la ciutat dels morts no entrava ni un esquinç de brisa i les poques ombres que hi havia al voltant del quadrat del nínxol ja les havia ocupat la família. Per tant, ens vam haver de palplantar sota una dutxa implacable de quaranta graus centígrads amb les nostres estúpides robetes de «quedar bé». Recordo que, sense voler; vaig començar a imaginar els morbosos processos bioquímics que en aquell mateix instant es desenvolupaven dins la caixa. I, per més que m'esforçava a pensar en una altra cosa, sols feia que «veure» la Lluïsa, embolcallada en un vestit blau exquisit que segur que no havia portat mai, transformant-se, en aquell mateix instant, en fongs i cucs i buit.
És ben curiós, per dir-ho d'alguna manera, però no «veia» la Lluïsa dels temps recents, al caire del col·lapse físic per les batzacades de la sida i l'abús de la metadona, sinó aquella Lluïsa plena de gràcia, femella intel·ligent i esplèndida en més d'un sentit, que havia conegut, a Eivissa, dotze o tretze anys enrere. Un engranatge de la porció subconscient del cervell, que ja feia temps que jo no podia governar, va obligar-me a la terrible tortura de recordar aquell esquitx de «nirvana»: semblava tan remota la felicitat adolescent de les illes! En comptes de dotze anys, dins la meva ànima en ruïnes havien transcorregut dotze segles."

Jordi Cussà
Cavalls salvatges


"Hay muchas cosas que empiezo y no termino. Y de algunas cosas tengo cien páginas, pero lo dejo en el cajón y quizá no lo toque nunca más."

Jordi Cussà



"La veo y no me lo creo. Son las menos cuarto de una aurora de octubre más bien ventosa, y Cristóbal y Layla se han resguardado detrás del labio inferior de una barca varada para darse calor y placer. Si no estuviera tan colocado quizá tendría una pizca de celos, porque Layla me gusta desde hace días, pero nunca encuentro el modo de dárselo a entender. Perla se ha escondido de espaldas a la espalda de la misma barca, obsesionado en liar otro peta de kif para descifrar el significado preciso de la media docena de nubes que, como bailarinas en el escenario, se columpian frente al telón azul turbio, según él, cada nube es una idea y el kif, la clave del enigma.
La veo y no me lo creo. Creo, cuando la veo elevándose entre las olas metálicas, que es una alucinación condicionada. Como el reflejo de Pávlov. O el dicho resabido de la yaya: quien tiene hambre sueña pan, y quien está en celo sueña con una modelo. Como esa figura, sirena, persona, que ahora sale del agua, nadando, chapoteando, hasta ponerse en pie y andar. Desnuda como una anchoa y no mucho más tetuda, viva contra el gris de fondo como un pez de carne con piernas.
(…)
Llego al mar. Lo noto, una vez más, por el olor. Después, porque intuyo una mancha de un azul impreciso al final de la calle, bajo las sábanas Rossellini, tendidas de balcón a balcón. Cinco minutos más tarde, para tocarme las pelotas, se me ocurre la estupidez de que este mismo mar cetáceo también besa, moja, rebota, contra la playa de la Barceloneta. Me he preguntado mil veces, y daría un dedo por no reincidir, qué habría sucedido si Cristóbal y Layla no se hubiesen peleado mientras hacían manitas. También me he preguntado mil veces (y ya nunca lo descubriremos) por qué se pelearon exactamente. Ya sé que este tipo de preguntas solo provocan más preguntas, y que nosotros, o sea los vivos, no tenemos por qué meter las narices.
Navego de cara al Castel dell’Ovo, que cierra el arco del litoral como una boya de piedra enorme, discurriendo a lo largo de un paseo larguísimo, tres o cuatro metros por encima del mar y a diez o doce de distancia. Pero la Barceloneta me ha estropeado el momento y al final llego a la conclusión de que he venido solamente para olisquear el agua salobre, reencontrar la añoranza y sollozar un poquito. Me siento en un banco de piedra porque casualmente está vacío. Una nube gruesa con forma de explosión atómica se planta delante del sol, y el sol lo compensa irradiando un sagrado corazón de láser a su alrededor. Seguro que con un buen canuto de kif le encontraría significados trascendentales. Pero Toni me tiene jurado en la abstinencia pura y dura, y las nubes solo me ayudan a soltar la primera lágrima."

Jordi Cussà
Formentera Lady


"Un colega yonqui llamaba a la heroína diablo."

Jordi Cussà


"Yo escribo lo que me gusta leer. Salvando todas las distancias, el emperador tiene algo de esa epopeya homérica de la Íliada de Uliseso de las aventuras de Marco Polo. Pero claro, Homer es Homer y yo soy Jordi Cussà. A mí me gustan estas aventuras y eso no te impide hacer un buen retrato de los personajes. A mí me gusta que ocurran cosas, como en la vida. Alguna vez he intentado hacer algún thriller por el gusto de hacerlo y la verdad es que no me acaba de convencer. Si se me perdona la pedantería, no brilla la cosa a la misma altura. Así está el patio, pero me lo cojo bien porque hace tiempo que estoy acostumbrado. De todas formas, estoy contento porque poco a poco parece que la mancha se va esparciendo. Yo creo que a mí me conoce más la gente del gremio que el gran público."

Jordi Cussà



"Yo nunca he tenido muchos lectores, pero los que he tenido han sido muy fieles."

Jordi Cussà








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