Alfred Einstein

"Brahms sólo era músico. Nunca llegó a sentir la desilusión de Wagner. Él estaba inmerso en otro tipo de tragedia, su propia posición como músico tuvo lugar de forma extemporánea. No quiero decir que él empleara su vida, resignándose a que su arte careciera de alegría, poder y seguridad. Pero él sufrió más que Wagner los cambios que sobrevienen con el paso del tiempo, los cambios en cuanto a la percepción de los gustos, aunque su trabajo nunca pudiera calificarse de caduco, porque Brahms era un maestro de maestros a la hora de esmerarse con devoción en su trabajo. No hubo una sola de sus concepciones en las que no usara las manos a lo largo de los más de cien pasajes, llegando a sernos familiar el descubrimiento de sus misteriosos elementos inherentes.
Pero no es fortuito que Brahms pareciera ser víctima del pesimismo. El Brahms de la sinfonía pseudo-heroica en F major, la sinfonía en E menor con el bosquezo helénico de su lento y pausado movimiento, el oscuro pasacalle final, el quinteto de tristes clarinetes, la perfección de las sonatas. Nada podría ser más simple o más definitivo que estas piezas de música. Lo más que podemos saber acerca de Brahm es que fue un hombre con todas sus limitaciones y sobre todo un músico, lo que más amamos de él. Hemos de considerar su lugar y su posición en la historia, así como su exclusión del paraíso de las artes, cuyas puertas fueron clausuradas tras Beethoven y Schubert. Nos impresiona su genialidad. Hizo más grande la excelsa tradición. Para nosotros, que obviamente somos pequeños para medir este hecho, ¿qué habrá más noble que terminar con este prejuicio?"

Alfred Einstein
Wagner y Brahms


"Mozart escribió más de cincuenta sinfonías, de las cuales unas pocas, datadas en su juventud, han desaparecido o no han sido conservadas. Al comparar este número con las nueve sinfonías de Beethoven, o las cuatro de Brahms, queda manifiesto que la palabra "sinfonía" no revestía el mismo significado para Mozart que para Beethoven o Brahms. En Beethoven, éste era el sentido de la palabra -un trabajo orquestal que más allá de cualquier ocasión sirviera para enfatizar un ideal público o humanitario- Mozart, también, desde este punto de vista, escribió únicamente cuatro o cinco sinfonías. Pero si asumimos la palabra desde el sema que tenía en el siglo XVIII, hemos de comparar la producción sinfónica de Mozart con la de Haydn, que al menos escribió ciento cuatro sinfonías; y debemos recordar que estas ciento cuatro sinfonías de Haydn fueron escritas en un período de cuarenta años. Haydn escribió su primera sinfonía a la edad de veintisiete años y Mozart la suya a la edad de nueve; a pesar de que la primera sinfonía de Haydn precedió a la primera de Mozart únicamente en cinco o seis años. La senda que conduce de la inocencia de la primera sinfonía de Mozart, k. 16, a la gran sinfonía C, conocida como "Júpiter" es más larga que la distancia entre el primer trabajo de Haydn y la última de sus sinfonías londinenses, incluso aunque éstas no fueran escritas hasta después de la muerte de Mozart, reflejando su influencia y el estímulo de su ejemplo. Beethoven halló su más grande estímulo histórico y espiritual para su monumental sinfonía en la pieza sinfónica "Praga" de Mozart y en las tres grandes sinfonías de 1788. El arte de la gran sinfonía es logro de ambos, de Mozart y de Haydn, y ninguno de ellos hubiera podido dar pasos tan eficaces en la excelsitud de sus obras sin la influencia del otro. Ambos tomaron como punto de partida la sinfonía italiana, y en ningún aspecto de la historia de la música cabe personalidad más emergente que en el hecho de que no subsista el arte italiano sinfónico en el más elevado sentido y en el hecho de que nunca gozara de tal consideración."

Alfred Einstein
Mozart. Su carácter, su trabajo










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