Annette von Droste-Hülshoff

El estanque

Yace tan sosegado en la luz matutina,
tan colmado de paz, cual conciencia piadosa;
si con besos su espejo los oestes resbalan,
apenas lo vislumbra esa la flor de la orilla;
allí tiemblan libélulas sobre su superficie,
bastoncillos de tonos carmines y auriazules;
las arañas de agua, a la imagen solar,
conducen una danza en el resplandecer;
guirnaldas de gladiolos palpitan en la margen,
y los arrullos suenan junto al cañaveral;
y hay un vaivén constante, y un murmullo sumiso,
como si susurrara: ¡la paz! ¡la paz! ¡la paz!…

Annette von Droste-Hülshoff


El niño en el pantano

Oh, temible es andar por el pantano,
cuando pulula el humo del brezal1,
como fantasmas se retuerce el vaho
y el zarcillo se enreda en el matorral,
con cada paso mana agua del suelo,
cuando ésta silba y canta desde el hueco.
¡Oh, temible es andar por el pantano,
cuando cruje con el viento el cañaveral!

Temblando, el niño agarra la cartilla,
corre, como del cazador la presa;
vacía sopla sobre el llano la brisa,
¿qué cruje allá enfrente entre la maleza?
¡Es el fantasmal siervo del cavador,
quien roba la mejor turba a su señor!
¡Uh, uh, viene como res enfurecida!
Agazapado, el pequeño se aterra.

¡En la orilla se ven tocones a lo lejos,
y con lobreguez el pino se agita,
el chico corre, con oído tenso,
a través de hierbas altas como picas;
cómo cae por ahí y se chafa!
¡Esa es la hilandera desdichada,
es la cautiva hilandera, Leo,
que el rodillo gira en la caña erguida!

¡Adelante, adelante! ¡Siempre aprisa!
¡Como si capturarlo quisieran!
Salen borbotones por donde pisa,
y algo sisea bajo las suelas,
como una melodía fantasmal;
¡ese es el violinista desleal,
Knauf, el hurtador rascatripas,
quien en las bodas todo se lleva!

Aquí se agrieta el pantano, y se agita
un lamento en la cavidad ancha;
¡Ay, ay! Es la maldita Margarita2,
grita: ¡oh, oh, mi alma desdichada!
El niño salta como corzo herido;
si no hubiera el ángel3 aparecido,
hallaría sus tibias desvaídas
un cavador en la tierra alterada.

Poco a poco, se vuelve firme el suelo,
entonces, junto al sauce, allá enfrente,
tan familiar brilla la luz del fuego,
y el chico en el lindero se detiene.
Toma profundo aire y echa al pantano
una mirada atrás, aún asustado.
¡Sí, el andar por el brezal fue horrendo;
oh,  temible fue en la landa finalmente!
 
(1) N.T.: Hace referencia al fuego fatuo.
(2) N.T.: Se trata, al igual que el cavador y el violinista, de otro espíritu fantástico al que los niños temían.
(3) N.T.: Hace referencia al ángel de la guarda, ya que Annette era profundamente católica.

Annette von Droste-Hülshoff



"Mi decisión es más firme que nunca en el sentido de que jamás trabajaré para lograr efectos, de que no seguiré ningún amaneramiento de moda ni a otro conductor que no sea la naturaleza eternamente verdadera en su recorrido por los vericuetos del corazón humano; he de mirar completamente de espaldas a nuestra época saturada y a sus condiciones."

Annette von Droste-Hülshoff



"No quiero ni tengo la intención de ser famosa ahora , pero dentro de cien años me gustaría que me leyeran."

Annette von Droste-Hülshoff




"Pasaron cuatro años; fue en octubre, durante aquel benigno otoño de 1760, que llenó todos los graneros de trigo y todos los sótanos de vino; había prodigado sus riquezas también en ese rincón del país, y se veían más borrachos y se oía hablar de más riñas y tonterías que nunca. En todas partes había diversiones; el lunes de los zapateros se hizo costumbre y todo aquel que disponía de unos pocos táleros pretendía hallar una mujer que lo acompañara en la comida de ese día y en el hambre del siguiente. Fue entonces cuando hubo en la aldea unas bodas grandes y solemnes, donde los invitados podían esperar más que un violín desafinado, una copa de aguardiente y el buen humor traído por ellos mismos. Desde temprano todos estaban activos; delante de todas las puertas se aireaban las vestimentas y la villa de B parecía durante el día entero una ropavejería. Como se esperaba a mucha gente de afuera, todos querían mantener en alto el honor del pueblo.
Eran las siete de la tarde y las cosas sucedían a toda marcha; había júbilo y carcajadas por doquier, los cuartos bajos rebosaban de figuras azules, rojas y amarillas en forma tal que era como para ahogarse, a semejanza de lo que pasa en los corrales de prendas donde está recluida una manada demasiado numerosa. En la era bailaban, es decir, quien había conquistado dos pies de espacio seguía dando vueltas y trataba de sustituir con gritos la falta de movimientos. La orquesta era brillante: el primer violín predominaba en su carácter de artista reconocido, el segundo y un gran contrabajo de tres cuerdas eran tocados por aficionados ad libitum, había aguardiente y café en abundancia, todos los invitados nadaban en sudor; en fin, era una fiesta deliciosa. Federico se pavoneaba como un gallo, vestía un nuevo saco de color celeste y hacía valer sus derechos como primer galán. Cuando llegó la familia del castellano, estaba sentado detrás del contrabajo y tocaba la cuerda más grave con gran fuerza y mucho donaire."

Annette von Droste-Hülshoff
El haya de los judíos









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