Dinis I

Ai flores, ai flores do verde pino,
se sabedes novas do meu amigo!
Ai Deus, e u é?

Ai, flores, ai flores do verde ramo,
se sabedes novas do meu amado!
Ai Deus, e u é?

Se sabedes novas do meu amigo,
aquel que mentiu do que pos comigo!
Ai Deus, e u é?

Se sabedes novas do meu amado
aquel que mentiu do que mi ha jurado!
Ai Deus, e u é?

-Vós me preguntades polo voss’amigo,
e eu ben vos digo que é san’e vivo.
Ai Deus, e u é?

Vós me preguntades polo voss’amado,
e eu ben vos digo que é viv’e sano.
Ai Deus, e u é?

E eu ben vos digo que é san’e vivo
e seerá vosc’ant’o prazo saído.
Ai Deus, e u é?

E eu ben vos digo que é viv’e sano
e seerá vosc’ant’o prazo passado.
Ai Deus, e u é?

Dinis I


I

Pláceme a mí, senhor, morir,
y pláceme también por vuestro mal,
que sé que sentiréis tal
falta, vos (pues así lo haré),
porque no pierde poco la senhor
cuando pierde tal servidor
como el que vos perdéis al perderme.

Y con mi muerte tengo yo placer,
porque sé que a vos haré tal
falta, como la de un hombre leal,
todo lo más que se puede ser
por quien se ama, hasta la muerte,
porque supisteis vos
que yo por vos tal muerte sufriría.

Y pero ya que he de sufrir
la muerte muy descomunal,
desde hoy ya nada me importará,
y por eso os quiero decir
que mi servicio y mi amor
serán a vos de excusar peor
que a mí de excusar vivir.

Y ciertamente, sabed
que ya que mi tiempo se acaba
por mi muerte, y ya nada importa,
y no me quiero de ello doler,
porque a vos haré mayor
falta que la que hizo Nuestro Señor
cuando a este vasallo arrancó de su senhor.

II

De hoy en más quiero ya dejar de trovar
y quiero desampararme de Amor,
y quiero irme a alguna tierra
donde nunca sepa
ella de mí ni yo de mi senhor,
pues que yo viva aquí le causa pesar.

Pero, Dios, ¡qué difícil de soportar
será irme de donde ella esté!
Porque sé muy bien que nunca podré encontrar
ninguna cosa donde halle placer
sino en la muerte; mas tengo terror
de que Dios no me la quiera pronto dar.

Pero si Dios me dio esta pena sin par
como la que sufriré,
¿Cuándo me podré alejar
de esta tierra donde está la mejor
de cuantas existen y de cuyas virtudes
no se puede acabar de hablar?

III

Vos me aconsejasteis, senhor,
que nunca os dijese nada
de cuanto mal por vos sufro,
mas dejadme saber,
por Dios, senhor, ¿A quién diré
cuánto mal sufro y sufriré
por vos sino a vos, senhor?

O ¿a quién diré mi mal
si a vos no lo dijese?
Pues callarme no me es provechoso
y decíroslo no me vale,
y, por ello, tanto mal sufro así;
y si a vos no lo dijese,
¿por quién sabríais de mi mal?

O ¿a quién diré el pesar
que me hacéis sufrir
si a vos no lo dijese,
para que me pudieses algún consejo dar?
Y, por ende, Dios os perdone,
pena de este mi corazón,
¿a quién diré mi pesar?

IV

Nunca osé deciros
cuánto os sé querer,
 senhor de este mi corazón,
 mas me hallo ahora en vuestra prisión,
donde podéis hacer de mí lo que os plazca.

Nunca os dije nada
de cuánto mal sufro por vos,
 senhor de este mi corazón,
 mas me hallo ahora en vuestra prisión,
donde podéis hacerme mal o bien.

Nunca osé contaros
el mal que me hacéis sufrir,
 senhor de este mi corazón,
mas me hallo ahora en vuestra prisión,
donde podéis protegerme o matarme.
Y, senhor, sabed, que la pena y no otra cosa
me obligó a hablar con vos.

V

No llegó, madre, mi amigo,
y hoy el plazo ha vencido,
 ¡ay, madre, muero de amor!

No llegó, madre, mi amado,
y hoy el plazo ha acabado,
 ¡ay, madre, muero de amor!

Y hoy el plazo ha vencido,
¿por qué mintió el desmentido?,
 ¡ay, madre, muero de amor!

Y hoy el plazo ha acabado,
¿por qué mintió el perjurado?,
 ¡ay, madre, muero de amor!

Porque mintió el desmentido,
me pesa, pues a él mismo se ha mentido,
¡ay, madre, muero de amor!

Porque mintió el perjurado,
me pesa, porque mintió por su agrado,
¡ay, madre, muero de amor!

Don Dinis I




Cantiga de Amor de Don Denís, Cantiga de mestría

Os diré, con tristeza, lo que nunca pensé
que os diría, señora,
porque veo que por vos muero,
porque sabéis que nunca os hablé
de cómo me mataba vuestro amor:
porque sabéis bien que de otra señora
yo no sentía ni siento temor.

Todo esto me hizo sentir
el temor que de vos tengo,
y desde ahí por vos dar a entender
que por otra moriría, de ella tengo,
sabéis bien, algo de temor;
y desde hoy, hermosa señora mía,
si me matáis, bien me lo habré buscado.

Y creed que tendré gusto
de que me matéis, pues yo sé con certeza
que en el poco tiempo que he de vivir,
ningún placer obtendré;
y porque estoy seguro de esto,
si me quisierais dar muerte, señora,
por gran misericordia os lo tendré.

Dinis I o Dom Dinis I



No hay comentarios: