Mona Van Duyn

Amor tardío 

“Lo que Dios estaba diciendo, a lo que se refería [en la historia de María y de Martha] era que los placeres de ese cabello, de ese perfume, deben de ser tomados. Porque los accidentes de la muerte nos privarán de ellos demasiado pronto. No debemos privarnos nosotros mismos, ni a nuestros amados, del lujo de nuestros extravagantes afectos. No debemos tratar de ponerlo en duda, negándonos a amar a aquellos a quienes amamos…”

Mary Gordon, Final Payments 

Si en mi mente me caso contigo cada año
es para calmar una extravagancia de amor
con la costumbre apagada, pues ella se enciende feroz
y salvaje cuando olvido que vivimos
en habitaciones dobles cuya temperatura es controlada
por el termostato apagado del matrimonio.
Necesito la mnemotecnia, ahora que estamos viejos,
de juramentos y ley para rememorarlo.
Nuestros perros están muertos, nuestro hijo nunca se volvió realidad.
Podría acabarme, en mi falta de juicio, todo
el suministro humano de calor en ti
antes de poder pensar en los otros y desviarme.
“Amar” es encontrar querido lo familiar.
“Enamorarse” es que te tomen desprevenido.
Una vez, en la sospechosa cara que usas,
y otra vez, en la valoración de tus ojos,
tú cambias, y con una nueva dulce o hiriente palabra
encuentras nuevas entradas a mi más recóndito nervio.
Cuando te paras frente a la estufa, soy yo quien se revuelve.
Cuando terminas de trabajar yo descanso sin reservas.
En el día, algunas veces, nuestra carrera con tres piernas parece lenta.
Discusión adelante, nos fastidiamos por estar tan cerca.
Pero durante la noche nos recostamos como cuartos crecientes de Velcro,
nos volteamos juntos hasta re-adherirnos.
Desde ti, con pasos largos y una mejor visión,
me apuro a mí misma, para mantenerlo en condición,
con luz y renunciando de por vida a comidas de humo.
Como cuando un coleccionista atrapa a dos Monarcas de una
sola vez, cuyos frescos vuelos van de una hacia la otra
debajo de la red, así en nuestros votos yo re-imagino
y re-invoco aquello que nos mantiene juntos ya viejos.
Lo que intentas dar es más de lo que yo quiero recibir,
aún así cada mes cuando sostienes las tijeras para nuestra cita
y mi cabello recortado cae y cubre tus pies, yo creo
que la casa se ha llenado de nuevo con el olor del perfume.

Mona Van Duyn


Cartas del padre

I

Las úlceras de los dientes no me dejan dormir, es tanto
el dolor, tendría que ir al hospital para arrancarlos
o los anticoagulantes me van a desangrar hasta la muerte,
pero no puedo dejar a tu Madre, ella se cae, ella depende
de que no se me olviden su pomada y los tranquilizantes,
casi le dio un paro y se le hinchan los tobillos,
en ocasiones lo que le sale es verde como los pastizales
y también tiene pésimos los intestinos.
Se me han hecho huecos enormes como una moneda
al abrochar en los muslos el parche que me afirma la rodilla.
La presión del dolor de cabeza es una pesadilla.
Es terrible no poder salir, me caí en el baño y a duras penas
la muchacha que nos cuida pudo levantarme.
Pensó que me había quebrado la espalda, fijo la próxima vez.
El corazón tiró la toalla, comer no me quita el hambre,
la próstata tiene signos de vejez.
Estoy en paz porque simplemente ya estoy listo
y no tengo dudas que el Señor vendrá cualquier día
para aliviarme. Dices que disfrutas de tu comedero,
no entiendo eso de gastar plata en urracas y pardillos
y dices que tienes cientos de gorriones, yo compraría
veneno para librarme de enfermedades y excremento.

II
 
Disfrutamos de tu visita, gracias por traer
el comedero aunque sea botar la plata
por esa enorme bolsa de comida puesto que no vamos
a vivir más de seis semanas. No tenemos problemas
para verlos desde donde nos sentamos, grandes y chicos,
pero cuando yo era granjero me gustaba
cazar y no fueron pocas las veces que cenamos palomas
y faisanes y perdices, pero estos pájaros son unos
buenos para nada y dejan todo sucio cuando están
cerca de la casa. Pero a tu madre le gustan los cardenales.
Me duele demasiado la rodilla y escucho apenas
y tu madre alega que va a quedarse ronca de tanto gritar
pero ya es muy tarde para un audífono. Eructo todo el tiempo
y tengo la boca amarga y por supuesto que con mi corazón
ir al doctor ya no tiene sentido.  Tu madre igual.
Según ella una costra que le salió va a terminar en verruga.

III
 
Los pájaros comen y pelean. Ja! Ja! Todo tipo de formas
y tamaños y colores saliendo de nuestro bosque
pero no sabemos de qué clase son. Tu madre sueña
con que nos mandes algún libro que nos hable de los pájaros:
ellos comen en el suelo, hay unos que la gente llama pinzones,
le pedimos a la muchacha que regara más aquí, pero en fin,
ellos comen cualquier cosa.  Mandé al pueblo a la muchacha
para que comprara más alpiste, de todas maneras tenía que ir.

IV
 
Pensé que mejor sería escribirte
sale mucho más barato que llamarte por teléfono.
Mira, lo divertido de la situación, un día
había una montonera de pájaros peleando
revoloteando alrededor de su comida, ¿sabes?,
y de verdad que vale la pena mirarlos y dos o tres
de ellos chocaron de frente con nuestra ventana
y bang, los pobres se noquearon ellos mismos.
Luego recuperan el sentido y vuelven a volar.
Y han estado haciendo eso. Nos da una pena negra
y no sabíamos qué hacer, pero el otro día
una señora de nuestra iglesia vino a usar el teléfono
y cuando ella estaba sentada un pajarito se estrelló
y ella lo recogió y lo entró a la casa,
parecía muerto. Tenía como un sombrero
de plumas paradas en la cabeza, medio rojizas
o rosadas, no sé muy bien qué era,
y le hice cariño y ahí mismo volvió a la vida
en sus manos y ella lo sacó y se voló. Según ella
los pájaros creen que la ventana es el cielo en un día
sin nubes, ella también le da comida a los pájaros, pero tampoco
es que tenga muchos. Dice que unas tiritas de aluminio colgadas
terminarían con los accidentes. Estaba fascinada con
nuestros pájaros.  P.D. El libro acaba de llegar.

V

Mira, ese libro es realmente bueno, cada día
aprendo con él a disfrutar de nuestros pájaros.
Obvio que a algunos no sé identificarlos,
supongo que son hembras, las palabras en latín
me las salto. Pero no te imaginarías
el gorrión que tengo aquí, dices gorrión casero,
pero yo tengo gorriones de garganta negra, italianos,
de corona blanca, chillones y alpinos y sabaneros
y gorriones de molino. Tengo seis cardenales,
tres pares, vienen temprano por la mañana y en la noche,
los machos al comedero y las hembras en el suelo.
Más o menos 25 juncos, se pelean
por el suelo, antes los llamaban pinzones. Echo
de menos los azulejos desde que empezó el calor. Su pecho
es del color de un melón maduro y amarillo. El carbonero
de cresta negra es como azul con unas plumas paradas.
Y tengo pájaros carpinteros de panza y cabeza
colorada, te morirías de la risa con el panza colorada,
se cuelga con la cabeza encima de la madera,
agarrado por debajo con la cola, las alas estiradas.
Y el Arrocero y el Reyezuelo Rubí
y el Trepador se para sobre su cabeza y el Tordo colorado
del color de un perro de caza y el Zorzal ermitaño con manchas
en el pecho, la Urraca tan divertida, saltará
encima de los otros pájaros para quitarles el grano.
Sólo por él compramos semillas de girasoles.
Y apuesto que nunca has visto un Pinzón purpúreo,
color de sandía, se sienta en el borde
del comedero con su veteada esposa, y las ardillas,
sabes, son tan lindas, se sientan erguidas
y comen con sus manitos, parecen barril sin fondo.
Me arranqué mi propio diente, ni siquiera sangró.
 
VI
 
Es toda una sorpresa lo bien que está tu madre,
aunque se le olvide su laxante, del estómago está ok.
Ahora que las ventanas están abiertas dice que nuestros pájaros
cantan todo el día. La muchacha sacó El libro del conocimiento
de la biblioteca y estoy leyendo sobre las costumbres
de los pájaros, ¿sabías que algunos machos tienes hasta
tres esposas?, algunos migran: otros no.  Voy a seguir
alimentándolos durante toda la primavera, tal vez el verano, es obvio
que ya se acostumbraron. Me va a hacer falta semilla de cardo
para el jilguero común y para el jilguero de los pinos el próximo
invierno. Alguna gente de la iglesia va a venir a vernos,
algunos aficionados a los pájaros, muy pronto.
Tienen pájaros en el pueblo pero nada comparable con esto.

Y así el mundo corteja de vuelta a sus niños para un beso al atardecer.

Mona Van Duyn



Deberes escolares
 
No se agosten las pálidas mejillas
Antes de que un ojo guardián bañe su palidez,
arranco del mundo pedregoso alguna que no pida
aferrarse a una piedra, las llevo a casa otra vez,

casa transparente para bendecirlas. Asfixiando a las Elbertas,
si es que no a las Albertinas con la hirviente y abundante
dulzura de mi cariño, añado un poco de malicia, alguna escena
picaresca y revuelvo y cierro la tapa del jarro del amor acezante.

Allí se quedan congelados, allí pueden quedarse hasta
que, en el hambre por algo nuevo del corazón de jade,
del mundo caprichoso, queden consumidos. Pero, oh: basta,
lo sé, yo sé que, grande o humilde, son las artes

las que en su impotencia no pueden salvar sino un par de egos
con esos disfraces del tiempo y sus garras implacables,
y aun así, como un Proust transpirado estos duraznos en vinagre
guardo en el mueble de la despensa, aunque le pese al tiempo.

Mona Van Duyn



“Si un estado de constante exasperación, de expectativas siempre frustradas (…) es respuesta suficiente a un libro de treinta y un poemas (…] debo modificar mi noción de poesía.”

Mona Jane Van Duyn









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