Pablo Diácono

"Alboíno cedió entonces sus propios asentamientos, es decir, Panonia, a sus amigos los hunos con la condición de que, si en algún momento los longobardos tenían necesidad de volver, recuperarían de nuevo sus tierras. Así pues, los longobardos dejaron Panonia y con sus mujeres, hijos y todos sus enseres se apresuraron a ocupar Italia. Por lo demás, habitaron en Panonia cuarenta y dos años. Salieron de ella el mes de abril, en la primera indicción, el día después de la Santa Pascua, festividad que aquel año cayó según mis cálculos el día uno de abril, cuando ya habían pasado quinientos sesenta y ocho años de la encarnación de nuestro Señor.
Así pues, cuando el rey Alboíno llegó a los confines de Italia con todo su ejército y una multitud de gente diversa, subió al monte que domina aquellos mismos lugares y desde allí contempló, hasta donde pudo alcanzar, la tierra de Italia. Por esta causa, según se cuenta, aquel monte se llamó desde entonces Monte del Rey. Cuentan que en él se crían bisontes salvajes. Y no es asombroso, ya que hasta allí llega Panonia, que abunda en estos animales. En efecto, un anciano digno del mayor crédito me dijo haber visto la piel de un bisonte muerto en este monte, y sostenía que era tan grande que en ella podían tumbarse quince hombres uno junto a otro.
Cuando, sin obstáculo alguno, Alboíno entró desde allí en tierras de Venecia, que es la primera provincia de Italia, es decir, en los territorios de la ciudad, o mejor, de la plaza Friul, se puso a considerar a quién sería mejor confiar la primera de las provincias que había tomado. Efectivamente, toda Italia, que se extiende hasta Mediodía, o mejor, hacia Levante, está rodeada por las aguas de los mares Tirreno y Adriático; a su vez, por el Oeste y el Norte la cordillera de los Alpes la cierra de tal manera, que no se puede tener acceso sino por pasos estrechos y por lo alto de las cumbres de los montes; en cambio, por la parte oriental, por donde está unida a Panonia, tiene una entrada bien amplia y de lo más llana."

Pablo Diácono también conocido como Paulus Diaconus, Paulus Cassinensis (de la Abadía de Montecasino) o Paulus Warnefridus
Historia de los Lombardos


Ave Maris stella

Ave, Maris stella,
Dei mater alma,
Atque semper Virgo
Felix caeli porta. 

Sumens illud Ave
Gabrielis ore,
Funda nos in pace,
Mutans Evae nomen. 

Solve vincla reis,
Profer lumen caecis,
Mala nostra pelle,
Bona cuncta posce. 

Monstra te esse matrem,
Sumat per te preces
Qui pro nobis natus,
tulit esse tuus. 

Virgo singularis
Inter omnes mitis,
Nos culpis solutos
Mites fac et castos. 

Vitam praesta puram,
iter para tutum:
ut videntes lesum
semper collaetemur. 

Sit laus Deo Patri,
summo Christo decus,
Spiritui Sancto,
tribus honor unus.
 

Salve, del mar Estrella,
Salve, Madre sagrada
De Dios y siempre Virgen,
Puerta del cielo Santa. 

Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.

La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa. 

Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas. 

Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.

Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza. 

Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias. 

Pablo Diácono
(Atribuido)
Trad. de Lope de Vega



"Tras estos hechos, el rey Autari acometió el asedio de la ciudad de Brescello, situada sobre la margen del Po. En ella, desertando de los longobardos, se había refugiado el duque Droctulft, pasándose a la parte del emperador, y asociado con los soldados resistía fuertemente al ejército longobardo. Oriundo del pueblo de los suevos, es decir, de los alamanes, había crecido entre los longobardos y, por su belleza y prestancia, había merecido el honor del ducado; pero al ofrecérsele la ocasión de vengar su cautiverio, en el acto se levantó contra las armas de los longobardos. Contra este promovieron los longobardos una áspera guerra, y finalmente, superándolo a él y a los hombres a quienes protegía, lo empujaron a retirarse a Ravena. Brescello fue tomada y sus murallas arrasadas a ras del suelo. Tras lo cual el rey Autari pactó una paz de tres años con el patricio Smaragdo, que por entonces gobernaba Ravena.
Con el auxilio de este Droctulft, del que hemos hablado, los soldados de Ravena combatieron a menudo con los longobardos y, tras armar una flota, con la ayuda de este expulsaron a los longobardos que dominaban la ciudad de Classe. Al llegar el término de su vida, le otorgaron un honroso sepulcro ante el solio del Beato Vitale mártir y proclamaron su elogio en el siguiente epitafio:

Clauditur hoc tumulo, tantum sed corpore, Drocton,
   nam meritis toto vivit in orbe suis.
Cum Bardis fuit ipse quidem, nam gente Suavus;
   omnibus et populis inde suavis erat.
Terribilis visu facies, sed mente benignus,
   longaque robusto pectore barba fuit.
Hic et amans semper Romana ac publica signa,
   vastator genti adfuit ipse suae.
Contempsit caros, dum nos amat ille, parentes,
   hanc patriam reputans esse, Ravenna, suam.

Este sepulcro encierra tan solo el cuerpo de Droctulft,
   puesto que él por sus méritos en todo el mundo vive.
Con los longobardos estuvo, sí, mas suevo de origen;
   y con todos los pueblos por esto suave él era.
Terrible a la vista el rostro, mas en su alma benigno,
   y la barba extendida sobre el robusto pecho.
Este por amor siempre a las banderas del pueblo romano,
   ante su propia gente se presentó enemigo.
Por amor a nosotros despreció a sus caros parientes
   sintiendo que esta patria era, Ravena, suya."

Pablo Diácono









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