Salomé Núñez y Topete

"A creer a aquel amable psicólogo de Prevost, autor bastante leído por el sexo femenino, ninguna época como esta ha inspirado tamaña indiferencia hacia la mera belleza física de la mujer; tanto, que ya no preocupa a ningún pueblo, contando el de París como el menos pendiente de semejante detalle… Ni Elena, ni madame de Recamier, ni lady Hamilton, ni madame de Castiglioni lograrían ahora todo lo que, según se dice, lograron antes, ya que no priva en estos tiempos «la más hermosa», sino «la más elegante»."

Salomé Núñez y Topete
Tomada del libro La dama del ensueño de Mario Roso de Luna, página 162


"La historia de las mujeres que se hicieron célebres por su hermosura bien claro demuestra que esta misma hermosura las sometió a una verdadera y molestísima esclavitud, que ni por asomo puede compararse con las más cómodas, no menos atractivas y actuales exigencias para conseguir agradar, y a toda belleza femenina, belleza proclamada, le corresponde la limitada misión de considerarse algo así como un espectáculo. Mientras que una elegante es doblemente fácil, que sea, al mismo tiempo, una intelectual, una activa, una incansable, una desinteresada, una gran mujer, en fin, que no se consolaría nunca si le dijeran que «su cabeza era hermosa pero sin seso»… Resígnense, pues, «las bellísimas» a esta quiebra universal del tipo ideal de antaño; aquellas damas, célebres únicamente por su rostro. Los mismos pintores no buscan ya los modelos «muy bellos», sino los «muy interesantes», y otro sutil literato expresa a todas que, si bien es imposible adquirir la hermosura del rostro, en cambio no lo es hermosear el porte, la indumentaria, el trato, la conversación, a fuerza de observadora y fina voluntad, en suma, la belleza femenina está casi derrotada por las aspiraciones de bastantes mujeres modernas, y por la indiferencia de numerosos hombres, más modernos aún."

Salomé Núñez y Topete
Tomada del libro La dama del ensueño de Mario Roso de Luna, página 183

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