Alain Finkielkraut

"A mi modo de ver, el multiculturalismo es una amenaza para Francia y quizá para otros países de Europa. Una parte creciente de los franceses de confesión musulmana piensa que sus ideas, su religión, son «superiores» a las leyes del Estado, las leyes de la República. No se trata de un «rechazo» o una «crítica». Se trata de una determinación individual y colectiva para crear y vivir otra sociedad. Nada de integración. Piensan que sus convicciones son superiores y deben prevalecer sobre las leyes del Estado."

Alain Finkielkraut


"Al denunciar la básica inhumanidad del humanismo y buscar lo concreto, lo histórico y lo regional detrás de todo lo que adopta la apariencia de universalidad, la filosofía de la descolonización conecta de nuevo, por tanto, con Herder. Ya no es sólo Francia lo que cuestiona, sino Occidente, tanto en sus relaciones con el exterior como en sus normas internas de funcionamiento. Pero la alternativa es idéntica: el Hombre o las Diferencias, y la filosofía de la descolonización combate el etnocentrismo con los argumentos y los conceptos forjados en su lucha contra las Luces por el romanticismo alemán.
Entendámonos: este retorno a la noción romántica de cultura está inspirado por una voluntad de expiación y no por un coletazo de orgullo tribal. Al igual que Herder, los antihumanistas contemporáneos enseñan que el hombre no es únicamente un hermoso ideal, sino una ficción útil, un pretexto cómodamente invocado por una civilización concreta para imponer su ley. Al igual también que Herder, descubren bajo el fantasma metafísico celebrado por el pensamiento de las Luces un ser eminentemente material: el sujeto ensalzado por Occidente por encima de la duración y del espacio tiene, en realidad, cuerpo, identidad, e historia. Finalmente, al igual que Herder, estiman que «los hombres no actúan, en tanto que miembros del grupo, de acuerdo con lo que cada uno de ellos siente como individuo: cada hombre siente en función de la manera como se le permite o se le prescribe comportarse. Las costumbres aparecen como normas externas, antes de engendrar sentimientos internos, y esas normas insensibles determinan los sentimientos individuales, así como las circunstancias en que podrán, o deberán, manifestarse». Pero Herder hablaba fundamentalmente para los suyos; los filósofos de la descolonización hablan para el Otro. Al ajustar las cuentas a su propia tradición, se esfuerzan en disipar la ilusión de dominio total en que durante tanto tiempo se ha complacido Europa. En contra del yo colectivo, toman sin vacilar partido por el no-yo, el proscrito, el excluido, el hombre de fuera. Quieren rehabilitar al extranjero: he ahí por qué abolen cualquier comunidad de conciencia entre los hombres. Si se sitúan en lo que les distingue de las demás culturas, es a fin de devolverles la dignidad de la que les ha expoliado el imperialismo occidental. Si practican la comparación de las diferencias, es para enderezar los entuertos de su propia civilización, para desarmar la voluntad de poder de la sociedad que les ha visto nacer y para sanar a la filosofía de su propensión a traducir siempre al otro a la propia lengua. Si exaltan la multiplicidad de las razones concretas, es para situar aquella de la que proceden en un contexto más amplio y de más modestia. Xenófilos, adoptan la causa de los humildes y de los desheredados, decretan la muerte del Hombre en nombre del hombre diferente, y unos móviles rigurosamente contrarios a los que estigmatizaba Benda en La trahison des clercs, les incitan a pronunciar, a su vez, la decadencia de los valores universales."

Alain Finkielkraut
La derrota del pensamiento


"Así pues, la barbarie ha acabado por apoderarse de la cultura. A la sombra de esa gran palabra, crece la intolerancia, al mismo tiempo que el infantilismo. Cuando no es la identidad cultural la que encierra al individuo en su ámbito cultural y, bajo pena de alta taición, le rechaza el acceso a la duda, a la ironía, a la razón –a todo lo que podría sustraerle de la matriz colectiva–, es la industria del ocio, esa creación de la era técnica que reduce a pacotilla las obras del espíritu (o, como se dice en América, de entertainment). Y la vida guiada por el pensamiento cede suavamente su lugar al terrible y ridículo cara a cara del fanático y del zombie."

Alain Finkielkraut


"Desde principios de los años 2000 las cosas se deterioraron considerablemente. Empezaron a surgir listas negras e incluso existe un término, ‘reaccionario’, que obtuvo mayor protagonismo: se tildaba a unos intelectuales como reaccionarios y eso les restaba legitimidad. (…) Se está volviendo a estigmatizar al mundo: unos son los proletarios y otros los ignorantes. Vemos que el debate intelectual se radicaliza y llega a su paroxismo de violencia. A uno se le acusa de racismo si trata de reflexionar sobre el alcance del choque de civilizaciones y si decimos que quizás lo esencial es mantener y transmitir  lo fundamental de nuestra civilización. El debate se está llevando a los tribunales a quienes hacen comentarios que consideran inaceptables. La vida intelectual en Francia se está deteriorando mucho y yo soy el primero que lo siento."

Alain Finkielkraut


"El discurso sobre el progreso se vuelve insostenible en la medida en la que la experiencia de una generación es la contraria: la historia no solo no progresa sino que amenaza con ser disuelta por poderes desconocidos."

Alain Finkielkraut



"En Francia tenemos una expresión que no sé si existe en otras lenguas, hablamos de ‘devoir de mémoire’ (deberes de la memoria), se invocan los deberes de la memoria y bajo ese término se habla exclusivamente de la memoria del crimen, no sirve para acordarse de los poetas. Solo sirve para acordarse de los grandes crímenes de los años 30 y 50 y de los del colonialismo. Es una concepción de la historia y de la memoria que se parece a aquello que dijo el filósofo Santayana, que ‘una sociedad que olvida su pasado está condenada a volver a vivirlo’. Por eso este concepto de la historia implica un vínculo entre la memoria y la vigilancia."

Alain Finkielkraut



"En Occidente tenemos dos conceptos dominantes de la historia: uno en el que concebimos la historia como lo haría un magistrado y en el que tratamos de buscar compilaciones de ejemplos para sacar nuestras conclusiones sobre el presente y otro que nació en los tiempos modernos y que entiende el devenir histórico como el avance del ser humano hacia su plenitud."

Alain Finkielkraut



“Es un error leer el presente en clave de un retorno a los años 30.”

Alain Finkielkraut


"Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga."

Alain Finkielkraut



"Izquierda y derecha tienen algo muy profundo en común: piensan que la economía es el factor determinante. Durante su campaña electoral, la primavera del 2017, Emmanuel Macron pensaba que la crisis de la banlieue , la crisis de los suburbios, era una crisis social, económica. Y esperaba combatirla con nuevos planes económicos. Había olvidado la gran crisis del invierno del 2005, cuando se decían cosas de este tipo: «Francia es una puta. No dejes de follarla hasta el agotamiento, como a una zorra. ¡Hay que enseñarla, tío! Yo me cago y me meo sobre Napoleón y el general De Gaulle». Esa terminología ponía en evidencia la crisis multicultural de fondo. Sin resolver el problema de fondo, la crisis quizá se haya agravado."

Alain Finkielkraut


"No creo en la muerte del intelectual… que nació con Voltaire y fue «canonizado» con Émile Zola y el «affaire» Dreyfus. Por otra parte, intelectuales también son los arquitectos, los creadores… Lo que ha muerto con el cierre de Le Debat es una esperanza y una forma de tolerancia. La revista nació cuando el comunismo soviético estaba agonizando. Y representó una gran esperanza de diálogo. Liberales y socialdemócratas podían hablarse y se hablaban. Dio muy buenos frutos. Pero esa esperanza de diálogo social, cívico, desapareció con la aparición de una izquierda dogmática, fanática, casi siempre multiculturalista. Volvió a triunfar la cerrazón y el dogmatismo."

Alain Finkielkraut



"No me siento capaz de dar lecciones a nadie. Y menos en ese terreno. Esa crisis está ahí. Y, sin embargo, han vuelto a estallar las protestas de las bandas de «chalecos amarillos». En el invierno del 2005 ya hubo escuelas incendiadas, pero, en lugar de sentirnos ultrajados, una parte de nuestra izquierda hablaba de la desesperación de los incendiarios. Hoy a nadie llama la atención que los «chalecos amarillos» pidan la pena de muerte para Macron, condenado a la guillotina en los juicios callejeros. A veces me pregunto si Francia todavía existe."

Alain Finkielkraut


"Nos damos cuenta de que lo tangible de nuestras sociedades es frágil. Se trata en cierta manera de un sentimiento ecológico: conservar lo que hay. La ecología en un sentido filosófico es esto: el mundo es nuestra responsabilidad y es frágil. Lo que vale para la tierra también vale para la civilización y la cultura, incluso para la nuestra."

Alain Finkielkraut


"¿Que si la izquierda ha perdido la hegemonía cultural? No estoy totalmente seguro, pero constato que el debate se ha tensado de una forma drástica. La conversación intelectual se ha convertido en algo extremadamente violento. (…) Cuando se divide al mundo entre opresores y oprimidos se hace imposible el debate. Solo es planteable la guerra hasta la victoria final de los oprimidos."

Alain Finkielkraut



"Yo defiendo el universalismo, cuando el multiculturalismo está destruyendo la matriz de nuestra cultura."

Alain Finkielkraut











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