Benjamin Fondane

Cólera de la visión

Y a mi visión le dije: "¿Qué es entonces el Exodo?
¿Qué cosa es Babilonia? ¿Qué cosa es Jerusalem?
Si en el mundo no hay y sobre el mundo un río
invisible y que fluya debajo de la aparente paz,
si nadie se preocupa de las innumerables hojas
del bosque,
si los gritos de los humanos caen como castañas
en la tierra, según de donde sopla el viento,
sin alterar la paz de los Angeles,
¿Qué es entonces el Exodo?
Si no es algo eterno ciertamente
- ¿qué cosa es entonces?"
Y bruscamente fui arrojado en los campos de Francia.

Del río Somme al Loira la desgracia
se arrojó sobre nuestras armas y el río Meuse gritaba: "¡Huid!"
Y de pronto huíamos como una lluvia rojiza
de otoño, agolpándonos en los canales vacíos
de las rutas,
viniendo de Arrás, viniendo de Amiens,
de Tourcoing, de Ruán,
En una pesada tormenta de furgones, de camiones,
durmiendo sobre los caballos como reyes de bronce
- un relámpago de cólera gastada en la mirada...

¡Desgañítate, oh puerta!
¡Grita, oh razón indómita!
Es el fuego que avanza,
todo lo quema a lo largo de la ruta, de nosotros hace
sombras,
todo lo hemos perdido, todo lo hemos perdido,
nada nos queda sino la ruta, la noche,
y esta sombra, que en lugar de destruir
la llama engendra.

Benjamin Fondane



El mal de los fantasmas

"Yo fui un gran poeta nacido para cantar la Felicidad
– pero sollozo en mi camarote,
ramilletes de agua de mar se marchitan en los jarrones,
el otoño de mi corazón lleva al Père–Lachaise,
la eternidad está aquí, ojo tranquilo del tiempo exangüe,
¿acaso es esto como arribar verdaderamente a puerto?
Armand ¡tu ceniza pesa tanto en mi maleta!
He aquí tu vida inmensa que hace saltar los puentes.
Tú sabes nadar, lo sé, ¡pero cuán largo es el río!
Fuimos aplastados por esta luz inhumana.
¿Por qué cantar a voz en grito? ¿Garganta plena
que sólo pide cantar?
¿Y si el castillo estuviera encantado?
¿si los dioses se divirtieran tomándonos por blanco?
Tú has entrado vivo en las manos del dios terrible
y hasta en la muerte has permanecido vivo...
... ¿Que la ola no quiere llevarme?
¡Océano
tu ola furiosa azota el viejo otoño!
En el hospital esta blancura de angustia, amarillosa.
¡Cuántos barcos aquí arrojados por los tifones,
heridos en su chatarra tierna
se han ido a pique!
A veces los visitantes entran metidos en escafandras
que guardan en el pensamiento la cuerda que los une
al mundo exterior. Piensan en ese mundo
todo el tiempo que están aquí, inclinados sobre alguna cama,
y los moribundos también piensan y las burbujas de aire
ascienden a la superficie. ¿Pero qué hacenentonceslos vivos?
¿a qué esperan para poner en marcha las poleas?
La película, ¿es tan cautivadora la película
que proyecta la muerte sobre la pantalla de la vida?
Oh que cansada es tu voz
déjame cerca de tu voz
espléndida, tú jugabas con el cielo de enfrente
quiero dormir cerca de tus manos
el enorme telón caía antes del fin y sin embargo
la vida aplaudía al sentirse emocionada
con el runrún del autobús, los accidentes, las fracturas,
aplaudía frenéticamente
– ¿por qué no venir a saludar al público?
Un alba de más allá tiembla sobre tu rostro...

Benjamin Fondane


El viajero

Cuando el viajero que escapó del naufragio
llegó por fin a la isla, habiendo salvado de las olas
su cepillo de dientes, su pipa, su trastorno hepático y su
vieja inhabilidad para creer en los milagros
el tiempo se derritió de repente como un montón de nieve
el silencio, de pronto, se quebró por todas partes
la sangre del viajero se volvió ligera y ebria
tan ligera y tan ebria
que él entró en las cosas y las cosas entraron
en él, en una sed de combustión tan entusiasta
que su vista tropezó entre distintas visiones,
atravesó estados de displacer, alucinaciones
tan fuertes, éxtasis y revelaciones
tan claras, que tuvo miedo de convertirse
en una araña. o sino en una frutilla silvestre-
temió tanto que se hincó sobre sus rodillas, rezó
a su dios demasiado excelso como para hacer milagros,
y se dejó caer desde una roca al mar
justo un momento antes
de que le fuese conferido el don de la profecía.

Benjamin Fondane


"¿Océano
tu ola furiosa azota el viejo otoño!
En el hospital esta blancura de angustia, amarillosa.

Benjamin Fondane



PERO EL HOMBRE, DÓNDE ESTÁ EL HOMBRE?

… pero el hombre, dónde está el hombre?
el hombre ríe- y saluda el mediodía de la sangre
y se sorprende por haber llegado tarde a su propio encuentro.
los intestinos de la ruta le hinchan el corazón
dónde irás? dónde irá?
los niños le arrancan los riñones hoja por hoja
lo toman como blanco de las nuevas palabras
quieren devorar hombre
pero él se oculta bajo los párpados de sus músculos
desnudo como aquellos peces de los cuales sólo se pesca el brillo
se zambulle en el sueño
helo aquí lleno de sueño fosforescente
el silencio lo sigue con su lámpara
el espíritu con una mancha de grasa
pero un alba irreal
allí peina el mar su cabellera
el hombre se desboca como un lebrel de caza
y es siempre más profundo
acaricia las mejillas de la fuerza que desata
signos y jugos
con su ausencia lo asusta esta riqueza
arroja a plenas manos los pájaros
soledad donde los barcos se retiran a morir
quién eres tú, quietud, cuál es el olvido
que debe sentarse sobre nuestras rodillas
qué gran trozo de tierra sumergir en silencio
qué escogeremos de la vida malvada o de la muerte
a quién matar?
deseo deja libre mi pie de tu trampa de lobos
basta de esos espejos donde se envilece el desnudo
la fresa no es más que la vena abierta de la piedra
las fuentes se verifican por la fe
la Primavera también vendrá para hablar a las masas
-dadme, dadme otra cosa-
tanto objeto imprevisto y mineral
a los cuales colocar nombres suficientemente oscuros
nacientes crecientes nuevos
dadme dadme otra cosa
por ejemplo
una fe nueva simple y ferruginosa
una lengua nueva dentífrica y mineral
una nueva muerte es lo que os digo.

Benjamin Fondane




Por poco que se conozca la historia del hombre, aparece como definitivamente sabido que el poema nació antes que toda escritura, y que de él han nacido la epopeya, la novela, el teatro, la ley escrita. Ha de ser una paradoja del cine el haber hecho el camino al revés, el haber comenzado por el teatro, continuado por la epopeya, sumergido en la novela, y no haber creado sino en último término el poema –el poema del cine. 

Ello explica algo por qué, en el arte del lenguaje, el poema con el cual éste comienza es una expresión fuerte y serena de una suerte de éxtasis, de cierta ebriedad, de una suerte de mentira vital, que apacigua y rechaza en el hombre su inquietud metafísica. Cuando el hombre percibe las fuerzas oscuras que lo amenazan, y busca una salida, una solución, hace saltar el poema y lo quiebra. Por el contrario, en el cine-poema, que es una suerte de cima, de punto de arribo, de terminus, es el elemento trágico que domina, es el «humour», quiero decir una crítica lírica del hombre. No os sorprenda, entonces, si en el cine-poema no halláis o encontráis poco, eso que se acostumbra llamar poesía; y encontramos algo quizás áspero, agresivo, acerbo, severo, que no solamente no acepta mentir, sino que desgarra los velos, brota hacia la desnudez, clama verdades trágicas, que el cine en su gran período de aventura heróica, dichosa, no ha tenido aún la libertad de expresar. La vida se opone a aparecer allí donde todo el mundo cree encontrarla, el hecho diverso en la historia.

Este género de poemas nació en Alemania y en Francia casi al mismo tiempo.

Rechaza ser una copia más o menos fiel de la realidad, rechaza traducir los accidentes, ya que lo esencial queda por decirse, lo esencial, es decir, el hombre a través de lo real, el hombre que modifica lo real a su gusto, dejándose modificar violentamente por él. No os asuste encontrar absurdos a estos esquemas; lo son a voluntad; no les reprochéis su falta aparente de significación; su sentido verdadero se afirma en su sinrazón deliberada; desconfiad de encararlo como cosa de truco, infantil, según los interpretaron en un principio algunos espíritus pésimos. INFANTIL, y sí, el toma esto como homenaje, como una prueba de su frescura espiritual, como testimonio del valor de sorpresa que trae. Apenas se trata de mostrar lo real, y sí de sondarlo, mirar a través de las rendijas, de sorprender las palabras que se nos esconden.

En un momento histórico en que todo es trastorno profundo, en que todo delira, todo se desploma, todo renace, en que todos los valores cambian de sentido, de orientación, en que nada queda en su lugar: nada parece ahora respetable. Todo acto de la vida y de la muerte pide se lo considere de nuevo, sin falso respeto, sin falso rencor, apartándose de los corrientes juicios de valores, más allá del Bien y del Mal. 

Por un momento, si os place, se os ruega ser fuertes, ser dueños de vosotros mismos; se os pide por un solo instante que no os saquéis el sombrero ante el entierro que pasa, de reír ante la idea de vuestra propia muerte, de no excitarnos ante una camisa de encajes, que no admitáis que lo obsceno existe. Más tarde todo cambiará –veremos cómo. Por ahora se necesita pedir la verdad, cueste lo que cueste; todo esto bien vale la alegría fácil de un espectáculo de una hora, con la angustia de una mala digestión. 

Por haber querido encontrar una salida a la condición humana, el poema del cine había comenzado por ser vacío, por ser inhumano; el hombre nos impedía ver al hombre. Los primeros poemas puros de Richter, de Rutman, eran completamente abstractos, movimientos puros, de volúmenes, de superficies, de líneas geométricas. Pero el verdadero camino de la búsqueda exige no abandonarse completamente al hombre, sino quebrar sus sistemas de relaciones, sus juicios sobre el espacio, el tiempo, la ley, la necesidad, de inquirir a través de él el sentido de la vida, de esta vida, cada uno de cuyos actos tiene algo de milagro y de desorden. Nuestra verdadera miseria es vivir en lo maravilloso casi sin darnos cuenta. 

Nosotros ignoramos el valor lírico de cada objeto, de cada trayectoria, de cada marcha, de cada expresión. Como la moral nos guía en cada instante y nos indica lo que es bueno y lo que es malo, a fin de que no nos tentemos, examinando nosotros mismos, la estética hace igualmente su juego para indicarnos previamente lo que es poético y lo que no lo es. Entonces nada es poético; todo lo poético está por crearse, a descubrir todos los días de nuevo. La fotogenia es una invención del mismo orden que la electricidad: el mundo tenía fuerzas desconocidas y poderosas que ignorábamos. Se trata de emplear útiles nuevos, de buscar en ellos en las tinieblas en que estamos. 

Se trata de comprender que el universo está compuesto de fuerzas totalmente oscuras para nosotros, que se necesita, para comprender, renunciar a querer comprender todo trance, y de conformarnos con la primera hipótesis que se nos arroja, para olvidar. Ello quizás sea una nueva lógica, una nueva gramática, una nueva lengua. Dejaos vivir en ese país extraño y, puesto que ignoráis su lengua, deletreadla lentamente, aprended palabra por palabra, sed felices de captar a saltos, de descubrir por azar el sentido de una sola frase pronunciada en la calle. 

Hagáis lo que hagáis, la poesía está allí, que os anuncia y que os precede. El hombre es un animal que la poesía crea y la poesía destruye. 

Benjamin Fondane 

La Vida Literaria, noviembre de 1929

Benjamin Fondane



Recuerda

Recuerda sólo que yo era inocente
y, igual que tú, mortal en ese día,
yo, también, había tenido un rostro marcado por la ira,
                                                  [por la compasión y la dicha,
bastante simple, ¡un rostro humano!

Benjamin Fondane



¿Si los dioses se divirtieran tomándonos por blanco?
Tú has entrado vivo en las manos del dios terrible
y hasta en la muerte has permanecido vivo.

Benjamin Fondane











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