Filón

Al querer Dios unir en íntima y amorosa asociación el comienzo y el fin de las cosas creadas, hizo del cielo el comienzo y del hombre el fin; el primero, el más perfecto de los objetos del sentido imperecedero; el segundo, la más noble de las cosas terrenas y perecederas, en verdad, un pequeño cielo. El lleva dentro de sí mismo, como imágenes sagradas, retratos de las muchas naturalezas semejantes a los astros... Pero como lo corruptible y lo incorruptible son opuestos por naturaleza, Dios asigno a los dos, el comienzo y el fin, la figura más hermosa: al comienzo, como he dicho, la del cielo, al fin, la del hombre.

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