Flavio Josefo

"A través de la ciudad, la gente moría de hambre en grandes números, y soportaban indescriptibles sufrimientos.  En cada casa la sola insinuación de comida encendía la violencia, y los familiares se derrumbaban jadeantes, arrebatándose unos a otros los miserables soportes de vida."

Flavio Josefo nacido como Yosef ben Matityahu
 Sitio de Jerusalén


"Algunos judíos creyeron que el ejército de Herodes había perecido por la ira de Dios, sufriendo el condigno castigo por haber muerto a Juan, llamado el Bautista. Herodes lo hizo matar, a pesar de ser un hombre justo que predicaba la práctica de la virtud, incitando a vivir con justicia mutua y con piedad hacia Dios, para así poder recibir el bautismo. Era con esta condición que Dios consideraba agradable el bautismo; se servían de él no para hacerse perdonar ciertas faltas, sino para purificar el cuerpo, con tal que previamente el alma hubiera sido purificada por la rectitud. Hombres de todos lados se habían reunido con él, pues se entusiasmaban al oírlo hablar. Sin embargo, Herodes, temeroso de que su gran autoridad indujera a los súbditos a rebelarse, pues el pueblo parecía estar dispuesto a seguir sus consejos, consideró más seguro, antes de que surgiera alguna novedad, quitarlo de en medio, de lo contrario quizá tendría que arrepentirse más tarde, si se produjera alguna conjuración. Es así como por estas sospechas de Herodes fue encarcelado y enviado a la fortaleza de Maqueronte, de la que hemos hablado antes, y allí fue muerto. Los judíos creían que en venganza de su muerte fue derrotado el ejército de Herodes, queriendo Dios castigarlo."

Flavio Josefo
Antigüedades judías, libro 18, capítulo 5



"Así que él [el Sumo Sacerdote Anás], de acuerdo con los jueces del Sanedrín, trajo ante ellos al hermano de Jesús llamado el Cristo, cuyo nombre era Santiago, y a ciertos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran lapidados."

Flavio Josefo
Tomada del libro Las máscaras de Cristo de Lynn Picknett & Clive Prince, página 93


"Cuando Moisés distinguió tres partes en el Tabernáculo y adjudicó dos de ellas a los sacerdotes, como lugar accesible y común, quiso indicar la tierra y el mar, a los que todo el mundo podía acceder; sin embargo, reservó la tercera parte a Dios, porque el cielo es inaccesible para el hombre. Cuando ordenó que se dispusieran doces panes sobre la mesa, quiso indicar el año, dividido en la misma cantidad de meses. Al ramificar el candelabro en setenta partes, en secreto daba a entender los decanatos, o las setenta divisiones de los planetas, y, en cuanto a las siete lámparas del candelabro, hacían referencia a la trayectoria de los planetas, puesto que tal es su número. Asimismo, los velos, que estaban compuestos de cuatro partes, indicaban los cuatro elementos: el lino era adecuado para indicar la tierra, porque esta planta sale de la tierra: el morado representaba el mar, porque para teñir de ese color se utiliza la sangre de un marisco; el azul es adecuado para representar el aire, y el escarlata será, naturalmente, un indicio del fuego.
»Como las vestiduras del sumo sacerdote eran de lino, hacían referencia a la tierra: el azul indicaba el cielo —era como el relámpago en sus granadas— y en el ruido de las campanillas se parecía al trueno. En cuanto al efod, demostraba que Dios había hecho el universo de cuatro (elementos) y, en cuanto al oro entretejido, […] hacía referencia al esplendor que todo lo iluminaba. También hizo que el pectoral se colocara en medio del efod, para asemejarse a la tierra, porque ocupa el lugar central del mundo. La faja que ceñía al sumo sacerdote representaba el océano, que rodea el universo y lo incluye. Cada una de las piedras de ónice nos indica el sol y la luna; me refiero a las que tenían carácter de botones en las hombreras del sumo sacerdote. En cuanto a las doce piedras, tanto si entendemos que representan los meses como si entendemos la misma cantidad de signos en el círculo que los griegos llaman Zodiaco, no andaremos errados en su significado. Con respecto a la mitra, que era de color azul, me parece que representa el cielo, porque, de lo contrario, ¿cómo podría inscribirse en ella el nombre de Dios? Que también la adornara una corona y, además, de oro, se debe al esplendor que complace a Dios."

Flavio Josefo
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 598



"Dios también permitió que Salomón aprendiera la habilidad de expulsar demonios, que es una ciencia útil y que devuelve la salud a las personas. Salomón también componía encantamientos para aliviar la destemplanza. Y dejó técnicas de realizar exorcismos para expulsar demonios de forma que no vuelvan, y este método de cura sigue teniendo una gran vigencia: porque yo he visto a uno de mi propio país, que se llamaba Eleazar, que liberaba a los endemoniados en presencia de Vespasiano, y sus hijos, y sus capitanes, y toda la multitud de soldados. La forma de cura era la siguiente: Ponía un anillo que contenía una raíz de las que mencionaba Salomón en las fosas nasales del poseso, tras lo cual sacaba al demonio por la nariz del paciente; y cuando éste caía al suelo inmediatamente, conjuraba al demonio para que no volviera, mencionando a Salomón y recitando los encantamientos que él compuso. Y cuando Eleazar quería convencer y persuadir a la audiencia de que tenía tal poder, colocaba a cierta distancia una palangana o un cacharro de agua, y mandaba al demonio que no volviera, para que el público supiera que había salido de la persona: y de esta manera se mostraba manifiestamente la habilidad y la sabiduría de Salomón."

Flavio Josefo
Antiguedades 8.2.5


"Eran también los inventores de esa sabiduría especial (los inteligentes y prósperos habitantes de un mundo pretérito que vivían antes del diluvio felices, sin que les aconteciera desgracia alguna) relativa a los cuerpos celestes, y a su orden. Y para que sus inventos no desaparecieran —teniendo en cuenta la predicción de Adán de que el mundo sería destruido en una ocasión por la fuerza del fuego, y en otra por la violencia y gran cantidad de agua— construyeron dos pilares, uno de ladrillos, el otro de piedra: escribieron sus hallazgos en ellos, para que en caso de que el pilar de ladrillos fuera destruido por el diluvio, el pilar de piedra se salvara y mostrara esos hallazgos a la humanidad; y también para informarles de que existía otro pilar de ladrillos erigido por ellos…"

Tito Flavio Josefo
Citado en el libro de Graham Hancock, Las huellas de los dioses, página 569



"Informado el César de la muerte de Festo, envió a Albino como procurador de Judea. El rey privó del pontificado a José, y lo concedió a Ananías hijo de Ananías. Según se dice, el anciano Ananías fue un hombre de muchísima suerte; tuvo cinco hijos, y dio la casualidad de que los cinco obtuvieran el sumo sacerdocio de Dios, siendo el primero que por mucho tiempo disfrutó de esta dignidad. Tal caso no se dio anteriormente con ningún otro sumo sacerdote. El joven Ananías que, como dijimos, recibió el sumo sacerdocio, era hombre de carácter severo y notable valor. Pertenecía a la secta de los saduceos que comparados con los demás judíos son inflexibles en sus puntos de vista, como antes indicamos. Siendo Ananías de este carácter, aprovechándose de la oportunidad, pues Festo había fallecido y Albino todavía estaba en camino, reunió al Sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, cuyo nombre era Jacobo, y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados. Pero los habitantes de la ciudad, más moderados y afectos a la ley, se indignaron. A escondidas enviaron mensajeros al rey, pidiéndole que por carta exhortara a Ananías a que, en adelante, no hiciera tales cosas, pues lo realizado no estaba bien. Algunos de ellos fueron a encontrar a Albino, que venía de Alejandría; le pidieron que no permitiera que Ananías, sin su consentimiento, convocara al Sanedrín. Albino, convencido, envió una carta a Ananías, en la cual lleno de indignación le anunciaba que tomaría venganza con él. Luego el rey Agripa, habiéndole quitado el sumo sacerdocio, que ejerció durante tres meses, nombró a Jesús hijo de Damneo sumo sacerdote."

Flavio Josefo
Antigüedades judías, libro 20, capítulo 9


"La sagacidad y la sabiduría que Dios había otorgado a Salomón eran tan grandes que superaba a los antiguos de tal manera que no era en modo alguno inferior a los egipcios de los cuales se dice que superaban a todos los hombres en entendimiento. […] Dios le permitió también aprender a expulsar a los demonios, una ciencia útil y sanadora para él. También componía conjuros con los cuales aliviaba las enfermedades. Nos legó la manera de usar los exorcismos, con los cuales se expulsa a los demonios para que no vuelvan nunca más, y este método de curación sigue teniendo mucha fuerza hasta el día de hoy."

Flavio Josefo
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 805


"(Los esenios) enseñan la inmortalidad del alma y estiman que uno debe esforzarse para alcanzar las recompensas de la rectitud... Sin embargo, llevan una vida mejor que la de otros hombres y son totalmente adictos a la buena administración."

Flavio Josefo
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 818



"Pareció a Cestio que no era tiempo de estar quedo, pues que los judíos eran en todas partes aborrecidos y desechados; y así, trayendo consigo la legión duodécima toda entera de Antioquía, y más de dos mil de gente de a pie escogida de las otras, y cuatro escuadras de gente de a caballo, además de ésta el socorro de los reyes, es a saber, de Amtloco dos mil caballos y tres mil de a pie, y todos su flecheros; de Agripa otros tantos de a pie y mil caballos; y siguiendo Sohemo, salió de Ptolemaída acompañado con cuatro mil, de los cuales la tercera parte era de gente de a caballo, y los demás eran flecheros. Muchos de las ciudades se juntaron de socorro, no tan diestros como los soldados, mas lo que les faltaba en el saber, suplían con presteza y odio que tenían contra los judíos. Agripa también venía con Cestio como capitán, para dar consejo, así en todo lo que era necesario, como por donde habían de caminar.
Cestio, sacada consigo una parte del ejército, fue contra la más fuerte ciudad de Galilea, llamada Zabulón de los Varones, la cual aparta a Ptolemaida de los fines y términos de los judíos: y hallándola desamparada de todos sus ciudadanos, porque la muchedumbre se había huido a los montes, pero llena de todas las cosas y riquezas, concedió a sus soldados que las robasen, y mandó quemar la villa toda, aunque se maravilló de ver su gentileza, porque había casas edificadas de la misma manera que en Sidonia, Tiro y Berito.
Después discurrió por todo el territorio, y robó y destruyó todo cuanto halló en el camino; y quemados todos los lugares que alrededor había, se volvió a Ptolemaida.
Estando aún los siros ocupados en el saqueo, y principalmente los beritios, cobrando algún ánimo y esperanza los judíos, porque ya sabían que había partido Cestio, dieron presto en los que habían quedado, y mataron casi dos mil.
Partiendo Cestio de Ptolemaida, se vino a Cesárea, y envió delante parte de su ejército a Jope, con tal mandamiento que guardasen la villa si la pudiesen ganar, y que si los ciudadanos de allí sentían lo que querían hacer, esperasen hasta que él y la otra gente de guerra llegase. Partiendo, pues, los unos por mar, y los otros por tierra, tomaron por ambas partes fácilmente a Jope, de tal manera, que los que allí vivían, aun no podían ni tenían lugar ni ocasión para huir, cuanto menos para aparejarse a la pelea.
Arremetiendo la gente contra los judíos, los mataron a todos con sus familias; y habiendo robado la ciudad, le dieron fuego. El número de los muertos llegó a ocho mil cuatrocientos.
De la misma manera envió muchos de a caballo al señorío de Narlatene, que está cerca de los confines de Samaria, los cuales tomaron parte de las fronteras, y mataron gran muchedumbre de los naturales, y robando cuanto tenían, dieron también fuego a todos los lugares."

Flavio Josefo
Las guerras de los judíos



"Pilatos, pretor de Judea, salió de Samaria con su ejército para invernar en Jerusalén. Concibió la idea, para abolir las leyes judías, de introducir en la ciudad las efigies del emperador que estaban en las insignias militares, pues la ley nos prohíbe tener imágenes. Por este motivo los pretores que lo precedieron, acostumbraban a entrar en la ciudad con insignias que carecían de imágenes. Pero Pilatos fue el primero que, a espaldas del pueblo, pues lo llevó a cabo durante la noche, instaló las imágenes en Jerusalén.
Cuando el pueblo se enteró, se dirigió a Cesárea en gran número y pidió a Pilatos durante muchos días que trasladara las imágenes a otro lugar. El se negó, diciendo que sería ofender al César; pero puesto que no cesaban en su pedido, el día sexto, después de armar ocultamente a sus soldados, subió al tribunal, establecido en el estadio, para disimular al ejército oculto. En vista de que los judíos insistían en su pedido, dio una señal para que los soldados los rodearan; y los amenazó con la muerte, si no regresaban tranquilamente a sus casas. Pero ellos se echaron al suelo y descubrieron sus gargantas, diciendo que preferían antes morir que admitir algo en contra de sus sabias leyes. Pilatos, admirado de su firmeza y constancia en la observancia de la ley, ordenó que de inmediato las imágenes fueran transferidas de Jerusalén a Cesárea.
También dispuso Pilatos llevar agua a Jerusalén, a expensas del tesoro sagrado, desde una distancia de doscientos estadios. Pero los judíos quedaron descontentos por las medidas tomadas; se reunieron muchos miles de hombres que pidieron a gritos que se desistiera de lo ordenado; algunos, como suelen hacerlo las multitudes, profirieron palabras ofensivas. Pilatos envió un gran número de soldados vestidos con ropa judía, pero que bajo los vestidos ocultaban las armas, a fin de que rodearan a los judíos; luego ordenó a éstos que se retiraran. Como los judíos dieron muestras de querer injuriarlo, hizo la señal convenida a los soldados; éstos castigaron mucho más violentamente de lo que se les había ordenado tanto a los que estaban tranquilos, como a los sediciosos. Pero los judíos no mostraron señal ninguna de debilidad, de tal modo que sorprendidos de improviso por gente que los atacaba a sabiendas, murieron en gran número en el lugar, o se retiraron cubiertos de heridas. Así fue reprimida la sedición.
Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos gentiles. Era el Cristo. Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él. Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos.
Por la misma época los judíos sufrieron otra tribulación. Acontecieron en Roma algunos hechos en el templo de Isis, que se consideraron escandalosos. Recordaré primeramente el crimen que se cometió en dicho templo, y luego referiré lo acontecido a los judíos. Había en Roma una cierta Paulina, de ilustre nacimiento y de gran prestigio por su afán en la práctica de la virtud además abundaba en riquezas, era de una gran belleza y estaba en aquella edad en que las mujeres son más coquetas; pero ella llevaba una vida virtuosa. Estaba casada con Saturnino, que rivalizaba con ella por sus buenas cualidades. Se enamoró de ella Decio Mundo, caballero de la más alta dignidad. En vano trató de seducirla mediante numerosos regalos, pues ella rechazó todos los que le ofrecía. Su amor aumentó cada vez más, hasta que llegó a ofrecerle doscientas mil dracmas áticas por una sola noche.
En vista de que ni aun con esta suma pudo doblegar su ánimo, no pudiendo soportar más su pasión, determinó dejarse morir de hambre para poner fin a sus sufrimientos. Decidido a morir así, se preparó para hacerlo. Pero había una liberta de su padre, de nombre Ide, experta en toda clase de crímenes. Se lamentó que el joven persistiera en morir, pues era evidente que realizaría su propósito. Se acercó a él y lo animó, asegurándole que gozaría de los abrazos de Paulina. El accedió a su propuesta, y ella le aseguró que le bastaban cincuenta mil dracmas para la conquista de aquella mujer. Después que infundió esperanzas en el joven y recibido el dinero solicitado, adoptó medios diferentes de los utilizados hasta entonces; pues veía que Paulina no podía ser seducida mediante dinero. Informada de que era muy dada al culto de Isis decidió realizar lo siguiente.
Habiendo reunido a algunos de sus sacerdotes a quienes obligó con juramentos, y sobre todo luego de ofrecerles dinero, por el momento veinticinco mil, y otro tanto cuando el asunto se hubiera llevado a cabo, les expuso el amor del joven y los incitó a que de todos modos procuraran apoderarse de la joven. Ellos, inducidos por el oro, prometieron hacerlo. El mayor de ellos se acercó a Paulina y pidió hablar con ella a solas. Habiéndosele concedido, dijo que venía en nombre de Anubis, pues el dios, a causa del amor que sentía por ella, la invitaba a que fuera a él. Estas noticias le resultaron agradables y deseables y se jactó ante sus familiares del honor que Anubis le otorgaba; anunció también a su marido que había sido invitada a comer y a acostarse con Anubis. Él recibió estas noticias alegremente, pues conocía muy bien la honestidad de su mujer.
Paulina se dirigió al templo, y después de haber cenado, siendo hora de acostarse, habiendo el sacerdote cerrado las puertas, dentro del templo se apagaron las luces. Mundo, que se había escondido, se unió con ella, y ella se entregó durante toda la noche, creyendo que se trataba del Dios."

Flavio Josefo
Antigüedades judaicas



"Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús [si es lícito llamarlo hombre], porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos gentiles. [Era el Cristo.] Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, [porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él]. Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos."

Tito Flavio Josefo
Tomada del libro Las máscaras de Cristo de Lynn Picknett & Clive Prince, página 92



"… porque muchos ángeles de Dios yacieron con mujeres y engendraron hijos que demostraron ser injustos y despreciaban todo lo que era bueno, debido a la confianza que tenían en su propia fuerza; porque la tradición es que esos hombres hacían algo parecido a los actos de aquellos que los griegos llaman gigantes."

Flavio Josefo
Tomada del libro Hijos de matrix de David Icke


"Todo el mundo acepta que entre los egipcios y los babilonios desde los tiempos más remotos el cuidado de los registros y la reflexión sobre los mismos estuvo a cargo de los sacerdotes entre los egipcios, y de los caldeos entre los babilonios; también que, entre los pueblos relacionados con los griegos, los fenicios sobre todo, utilizaron la escritura en la organización de la vida y como testimonio de los hechos públicos; por tanto, no considero necesario insistir en ello. Sin embargo, intentaré demostrar brevemente que nuestros antepasados se ocuparon de sus documentos tanto como los pueblos citados -por no decir incluso más-, confiando su redacción a los sumos sacerdotes y a los profetas y que esta costumbre se ha mantenido rigurosamente hasta nuestros días y, hablando con más atrevimiento, debe seguir manteniéndose.
Desde el principio, no solo encomendaron esta labor a los mejores y a los que estaban dedicados al culto de Dios, sino que tomaron precauciones para que la casta de los sacerdotes se mantuviera pura y sin mezcla. Pues quien participa del sacerdocio, para procrear debe unirse a una mujer de la misma raza y, sin considerar la fortuna ni las demás distinciones, investigar sobre su familia, consultando en los archivos la genealogía de sus padres y presentando numerosos testigos. Y esto no lo hacemos sólo en Judea, sino que, en cualquier parte donde se encuentre un grupo de nuestra raza, esta regla sobre los matrimonios es observada rigurosamente por los sacerdotes."

Flavio Josefo
Contra Apión






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