Giorgio Fontana

"Aún se sufre en Italia la diferencia norte-sur, y es un problema eterno en mi opinión, gravísimo."

Giorgio Fontana



"Cada vez somos más propensos a buscar una figura paterna, un líder carismático al que confiar la resolución de todos nuestros problemas. Eso tiene un efecto perverso como es el de la pérdida de la responsabilidad individual. Al delegar nuestra toma de decisiones en aquel al que reconocemos como líder dejamos de razonar de acuerdo con nuestros propios criterios e intereses. Hoy por hoy la misión de los escritores, de los intelectuales, es contagiar al ciudadano la pasión por el razonamiento, demostrar que no hay que tener miedo a usar el propio cerebro. Todo un reto en una época donde los procesos de comunicación parecen dominados por la superficialidad ¿no le parece? Sí, lo cierto es que vivimos tiempos difíciles para articular discursos o razonamientos complejos. Hoy en día todo es blanco o negro, se reclama adhesión o rechazo a una idea sin que quepan los matices, únicamente pulgar arriba o pulgar abajo. No hay más."

Giorgio Fontana




"Colnaghi creció en la casa aquella del patio con su hermana y su madre. La guerra se llevó muchas cosas y la culpa recayó en la suerte de su padre. En público se le consideraba un héroe, pero en casa bastaba con nombrarlo para ganarse un tortazo del abuelo (por cuya voluntad, en la tumba de Ernesto no se hacía mención alguna a sus empresas partisanas).
Colnaghi comprendió pronto que debía huir de aquella pesadilla y no tardó en poner los medios; le resultó fácil porque siempre fue el primero de la clase. En los últimos cursos de la básica comenzó a ganarse algún dinero con don Luciano, el párroco del barrio, que había montado un taller para los chicos en un cuarto trastero de la sacristía, donde les enseñaba a trabajar la madera y el hierro. Los domingos los llevaba con el tractor a entregar las piezas a los clientes.
Luego, contra el parecer del abuelo, que quería ponerlo a trabajar enseguida, se matriculó en el Instituto Crespi de Busto Arsizio. Por las tardes se mataba estudiando y todavía a última hora se iba donde don Luciano a serrar tablas. Al acabar la segunda enseñanza regaló a la familia un armario precioso, con la esperanza de aplacar las disputas sobre su futuro. (Su hermana lo rompería luego jugando con el perro.) Después del instituto, en vista de sus méritos, el párroco arrancó una recomendación a un político importante de la Democracia Cristiana y lo admitieron en la Cariplo del pueblo.
Según sus recuerdos, fue en ese momento cuando algo despertó por completo en su interior. Se matriculó en Derecho y comenzó a coger permisos para bajar a hacer los exámenes y por fin a licenciarse. Tenía una media alta y en la tesis obtuvo la calificación máxima. Su madre no dejaba de rogar que se quedara en el banco y no se moviera de allí, porque el sueldo era alto y haría carrera… y además, vamos, todo el mundo lo decía: eso de juez de primera instancia era un oficio de paleto del sur. Pero el camino ya estaba señalado. En 1970 sacó las oposiciones a la magistratura con el puesto número uno. Al abuelo le dijo con toda sencillez la verdad, que con aquel oficio defendería a los débiles y a los humildes como ellos y que nadie carecería de importancia ante sus ojos, como Cristo nos enseña. El viejo parecía poco convencido, pero los años y la enfermedad lo habían ablandado. Abrazó a su nieto con lágrimas en los ojos y murió unos meses después."

Giorgio Fontana
Muerte de un hombre feliz



"En Italia hay todavía, desgraciadamente, la idea de que la justicia pueda hacerse cargo de las carencias de la política. Por ello, si en el Parlamento no se deciden o se aprueban leyes válidas, tal vez es la Corte Constitucional la que tenga que intervenir, demostrar que hay que cambiar esas leyes, o son las sentencias de la Magistratura las que señalen los errores del ordenamiento. Esto no es bueno, porque no es el papel de la Magistratura, sino de la política. Cuando la política es miope, ausente o incapaz de tantas formas distintas, el pueblo se confía a la justicia con una suerte de paternalismo que me parece grave para la democracia."

Giorgio Fontana



"La Italia que emerge de los años de plomo es mucho peor."

Giorgio Fontana


"No basta con ser feliz, es un ideal incompleto, hace falta ser justo."

Giorgio Fontana



"No creo que las nuevas tecnologías incidan en la conformación de una ciudadanía más estúpida o menos atenta. De hecho, mucho más perverso fue el efecto que tuvo la televisión sobre la sociedad italiana de los 70 y 80. El problema que se da hoy en día en los procesos de comunicación no tiene tanto que ver con los medios que se usan como con la dificultad de ciertas voces para hacerse oír, para hacernos llegar su mensaje."

Giorgio Fontana



"No hay que hablar a la barriga, sino a la cabeza de la gente."

Giorgio Fontana



"No me gusta aventurarme en hipótesis antropológicas ni generalizar demasiado, pero resulta evidente que en el carácter italiano hay un fuerte componente de representación. Expresiones como “l’arte di arrangiarsi”, que forman parte de nuestra identidad, hablan de un instinto de supervivencia vinculado al fingimiento, al engaño. Visto así, tenemos una relación problemática con la verdad. Lejos de ser asumida como algo absoluto, para nosotros es un concepto relativo, flexible. Basta con ver el periodismo que históricamente se ha hecho en Italia, un periodismo cargado de opinión, de emotividad, que se conforma con aproximarse a la verdad en lugar de desvelarla. Mucha de la literatura que se hace hoy en Italia trata, precisamente, de revertir esas dinámicas."

Giorgio Fontana











No hay comentarios: