Jaume Ferran Camps

Las focas

Salen,
lentas y oscuras,
vacilantes,
las focas.

En sus hocicos,
sendas,
variopintas pelotas.

Con torpe movimiento,
de la una a la otra,

se las pasan
y nunca,
y nunca se equivocan.

Suben por la escalera,
se saludan graciosas.

la descienden de espaldas,
¡hasta el agua, se arrojan!

Y las pelotas,
siempre,
siempre,
siempre en sus bocas...
Y nunca,
nunca,
nunca
se equivocan.

Jaume Ferran Camps


Ondina, ola pequeña

La muerte es un momento de silencio,
en el que todo se aleja de nosotros.
Tú no podrías oírlo jamás,
tú que eres rumor eterno,
cascada, manantial,
cauce dormido, pero rumor de cauce,
nieve que buscará el camino
hacia la mar.
Canción de tu silencio,
no conoces el bronco silencio de la muerte?.
Cuando el amor se vaya,
cuando llegue la muerte,
tú volverás a tu vivo rumor elemental,
nuestra vida mortal, pero tú, pura,
rozada apenas por la rosa del existir,
alma que torna a lo más claro,
tú seguirás cantando
en la alta peña donde nace el torrente,
y seguirás fluyendo por el cauce rodado,
de tanto acariciarte, de la montaña,
y dormirás en el azul del lago
y seguirás tu ruta irrefrenable hacia la mar,
tu eternidad.
Quizás me recuerdes de pronto,
un día, que otra permanencia no quiero,
si no es tu voz llamándome
cuando mi nombre sea sólo un nombre,
cuando mi luz huida sea en ti sombra pura
que nadie podrá nunca arrebatarte,
llama, fulgor dormido que alguna vez,
de pronto encenderá tu sueño
como si te besara.

Jaume Ferran Camps


Vivir

Vivir es la costumbre de ir muriendo,
de no saber morir. Es la costumbre.
Un pájaro de fuego cuya lumbre
abrasa el alma mientras va cayendo.
Vivir es atender desatendiendo
la llanura por ir hacia la cumbre.
Es inquirir entre la muchedumbre
la senda que se irá desvaneciendo.
Es búsqueda y hallazgo a cada paso
para seguir buscando y encontrando
la misma aurora, el sol, el mismo ocaso.
Es poder descansar sin saber cuándo.
Sin saber. Aquí. Siempre. En cada caso
para seguir muriendo y esperando.

Jaume Ferran Camps









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