John Elliott

"A mí el pluralismo me parece extremamente importante, lo es para todo. Hay que asumir múltiples visiones del pasado porque el diálogo entre las diferentes visiones es muy importante y creativo."

John Elliott



"Cada época saca sus propias lecciones de la historia. Algunas son buenas y otras son falsificadas."

John Elliott


“Como historiador, creo que es importante decir lo que piensas en relación a la documentación que has encontrado, pero siempre teniendo en cuenta el peso del presente en el pasado. Cada generación de historiadores escoge una visión del pasado, que está hasta cierto punto influida por lo que ocurre en su propia actividad.”

John Elliott



"Como la vara contemplada de distinto color bajo las aguas por el rebaño consigue que el retoño produzca un vellón de diverso color. Así la plebe considerando el ejemplo del Soberano se impregnará de los colores con los que imbuyeres la Majestad Real.
(Alusión al relato bíblico (Gen. 30, 32-43) de Jacob que logró que sus ovejas engendraran corderos de diversos colores al contemplar varas policromadas en el agua mientras eran fecundadas por los machos.)
En realidad el lenguaje del régimen también tenía raíces clásicas. Lipsio, por ejemplo, cita la célebre máxima del De Clementia de Séneca: Necessitas omnem legem frangit, "la necesidad rompe toda ley", una máxima que facilitó un práctico precedente clásico a los monarcas del siglo XVII ansiosos de extender el poder del Estado. Pero el lenguaje de los constitucionalistas, aunque anticuado en algunos aspectos, era el mejor del que disponían los adversarios del régimen de Olivares.
Por esta razón lo encontramos empleado por los procuradores en las Cortes castellanas de la década de los veinte, justo cuando las oligarquías municipales de Castilla caminaban hacia un enfrentamiento con el gobierno a causa de sus planes para la reforma fiscal y económica. Su más elocuente representante en esta década fue el autodenominado repúblico, el "defensor de la patria", Lisón y Biedma, que en sus publicaciones en las Cortes pro su ciudad natal de Granada llevaba ocasionalmente el lenguaje del constitucionalismo hasta sus límites extremos. El estilo de la prosa de Lisón era prolijo -nada similar a la brevedad de Lipsio- pero no puede haber duda alguna del fervor de sus mensajes.
Podemos entender el enojo del régimen cuando Lisón presentó al rey en 1623 un memorial que incluía las siguientes palabras: "ha de ser el rey para el reino... y puede haber reino sin rey, gobernándose por elecciones, y no puede haber rey si no hay reino, y los reyes deben a los reinos lo que los hijos a los padres, que si el padre da el ser al hijo, el reino da el ser al rey". Para emplear un lenguaje como éste había que poner el mundo al revés. Normalmente, los reyes eran vistos como padres y los súbditos como sus hijos. Cuando Felipe IV se dirigió a las Cortes de Cataluña en 1626, por ejemplo, llamó a los catalanes "hijos"."

John Huxtable Elliott
Lengua e imperio en la España de Felipe IV



"El discurso independentista se nutre del victimismo ya desde el siglo XIX."

John Elliott


“El tema de las monarquías compuestas ha sido fundamental en mi obra, pues toda la historiografía europea del siglo XIX y parte del XX veían la creación de un Estado-Nación centralizado como el gran tema de la historia europea. Sin embargo, existía otro tipo de solución que incorporaba a muchos territorios, etnias y naciones a un conjunto y funcionaban gracias a las negociaciones entre las elites y el gobierno, como sucedió en la Corte de Madrid.
Este tipo de organización política, que reunía a varios territorios sin imponerse desde el centro, no fue una mala idea. Considero que es una lección para nosotros en la actualidad, pues una nación centralizada, unitaria y uniforme no es la solución para los problemas de hoy en día. Hay que pensar en las posibilidades de crear sociedades plurales dentro de un gobierno del tipo que evolucionó en los fines del siglo XVIII y XIX, especialmente durante las Guerras Napoleónicas, pues estamos viendo los resultados de una centralización excesiva en grandes partes de Europa y del mundo.”

John Elliott



“En el tiempo en el que viví en Cataluña, me pareció importante aprender catalán. No solo porque estaba viviendo ahí, sino porque me parecía natural tener contacto con los catalanes y comprender los documentos escritos en este idioma. Por eso decidí poner un anuncio en La Vanguardia buscando una familia con la que vivir y aprender el idioma. Recibí unas 100 respuestas, y fui examinando cada candidato, hasta que me topé con una familia que me acogió durante mi primer año de investigación. Fue allí donde preparé mi tesis doctoral, que iba a llamar Cataluña y la costilla de España, pero el título no convencía mucho a la editorial, que prefería algo con más impacto, por lo que se escogió La rebelión de los catalanes.
Durante mi estancia en Cataluña trabajé con Jaume Vicens Vives y sus discípulos en el Archivo de Aragón, y gracias a esto forjé una buena relación con él, pues íbamos cada semana a su casa para hablar de temas históricos. A Jaume lo considero una persona maravillosa, era muy acogedor y carismático, y le debo mucho de mi aprendizaje. La esperanza de Vicens en ese momento era desmitificar la historia de Cataluña, que estaba en gran parte enfocada a un tipo de nacionalismo tradicional del siglo XIX. Él vio la importancia de crear una nueva generación de jóvenes catalanes que tuvieran una visión más imparcial de la historia de Cataluña. Por eso dedicó toda su vida a desmitificar períodos como el siglo XV, el siglo XIX y el XX a través de sus libros de historia. Su visión, que iba en contra del esencialismo español, fue muy influyente en mi educación.”

John Elliott



"En estos tiempos de globalización no hay nadie independiente, ni con el Brexit."

John Elliott



"Es peligroso pensar que tu visión de la historia es la única correcta."

John Elliott


-España, Europa y el mundo de ultramar (1500-1800)-

No era, sin embargo, una lección fácil de aprender. La repugnancia contra los falsos valores presuntamente inculcados por la posesión de las Indias se convertía sin apenas notarlo en asco de las mismas Indias. No todos habrían estado de acuerdo con el parecer del doctor en El passagero de Cristóbal Suárez de Figueroa, cuando opinaba que "las Indias, para mí, no sé qué tienen de malo, que hasta su nombre aborrezco", pero no es fácil escapar a la impresión de que las Indias, como principal proveedor de lo que Luis de Góngora llamó "metales homicidas" en sus Soledades, se habían convertido en una fuente de profundo desencanto para muchos castellanos cultos. Tal desengaño encontró una de sus expresiones más autorizadas y sorprendentes en una observación realizada por el conde-duque de Olivares al tratar asuntos alemanes en el consejo de estado en septiembre de 1631: "las grandes conquistas [...] han puesto esta Monarquía en tan miserable estado que se puede decir con gran fundamento que fuera más poderosa si hubiera menos aquel Nuevo Mundo".
Es difícil pensar que el conde-duque llegara a expresar tal parecer si no hubiera reflejado una opinión de moda y muy extendida. Un organismo bien calificado, el Almirantazgo de los países septentrionales, una corporación mercantil creada para el comercio con el norte de Europa, había hecho comentarios igual de punzantes en una carta de 1627 al rey donde se contrastaba la miseria entonces imperante en España con la felicidad y prosperidad anterior al descubrimiento de las Indias. Aunque los mercaderes de Flandes tenían intereses propios específicos que promover, está claro que el discurso de la desilusión encontraba resonancia en la corte de Felipe IV.
Aunque la sensación de desencanto surgía del contraste entre apariencia y realidad era inherente a la cultura del barroco, resulta difícil evitar la impresión de que para los españoles del siglo XVII se vio reforzada en gran medida por la experiencia de las Indias. Antes símbolo de riquezas sin límite, ahora ofrecían una imagen muy poderosa (de hecho, tal vez la más poderosa entre todas las disponibles, después de la misma muerte) de la vanitas de las esperanzas humanas y la futilidad última de la búsqueda de oro y plata. Francisco de Quevedo, por ejemplo, extrajo una conclusión adecuada al escribir en su Vida de Marco Bruto (1631) que "es mejor y más cerca ser Indias que buscarlas". 

John Elliott
España, Europa y el mundo de ultramar



"No puedo evitar pensar en Vicens Vives y en el empeño de su vida que fue justo el contrario: el de destruir los mitos , desmitificar la historia de España. Pero ahora..."

John Elliott



"Siempre he dicho que en momentos económicos difíciles es cuando precisamente los políticos se quieren aprovechar del descontento general para imponer su propia agenda. Y ese es el gran peligro."

John Elliott



“Siempre he pensado: “¿Por qué ser historiador si no eres accesible al mismo tiempo?” Por eso [al escribir] me concentro en dos tipos de lectores: los especialistas y el gran público. Trato de hacer todas mis obras accesibles, tanto para los que les interesa el tema como para la gente culta que tiene ansias de aprender. Eso es algo que siempre he procurado: en la medida de lo posible, tratar de aprender algo nuevo.”

John Elliott












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