Manuel Fernández Mota

Cada mañana
trae un parto de luz
y el filo de un cuchillo.

Manuel Fernández Mota


Carmen de la luna niña

Que te dicen que no es
posible coger la estrella
¡pues la tienes que coger!

que te dicen que no es
posible romper cadenas
¡pues las tienes que romper!

que te dicen que no es
el agua para el sediento
entonces ¿para quién es?

Manuel Fernández Mota


El pan

Se sintió el hombre solo, abandonado, desnudo,
caído en la pobreza del desierto,
defendiendo parcelas de sombras y raíces.
Alzaba su estatura entre surcos y lobos.
Taladraron sus ojos las nubes,
avizorando noches y tormentas.
Se maduró su corazón de mora,
y pedía un bocado a la tierra, a los campos,
a las riberas húmedas y heridas.
Trituró rocas, desbrozó laderas, desaguó valles,
y las navas de umbrías levantó con su arado.
Los granos caerían sobre la tierra niña;
se apretarían los surcos calientes de sudores,
de sueños y de plumas.
Vendrían las tronadas, las ventiscas, los sudarios del hielo;
vendrían los lamentos, las oraciones de humildad,
la orfandad de las noches,
las velas encendidas a los muertos.
Y vendrían los llantos, y el pago de los diezmos
y las primicias, y las ofrendas.
Pero ya estaba allí. Era la espiga,
la espiga en vertical viento de luz.
Ya todo se cubría
con el tul encendido de la llama y la brisa.
Todo en un mar de oro, todo un monte de ascuas,
todo una cordillera encendida y amada.

Manuel Fernández Mota



"En estos últimos años he paseado solo por la playa y cuando ya no podía estar me llevaba mi lápiz y ahora, cuando me he dado cuenta y he mirado en el ordenador, pues tengo allí un libro de poemas últimos."

Manuel Fernández Mota


"Es imprescindible que las personas admitamos que hay que saber terminar a tiempo."

Manuel Fernández Mota


Yo conocí la dicha, el amor, la alegría.
Tuve horas de vuelos sin barreras.
Todo se fue.
Todo se me perdió tragado por la niebla;
pero aún tengo en las manos
los latidos calientes de la vida.

Horas de ayer, horas que fueron mías,
brotadas de mi fuente, encendidas, amadas,
grabadas en mi pecho.
Ayer se fue,
se perdió en el vacío, pero el tiempo
aún palpita en los astros y en los besos.

Manuel Fernández Mota




















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