Mercedes Formica

"Aquella amalgama monstruosa, aquel gigantesco albondigón, estranguló la ideología, y todo quedó en una especie de cristianismo obligado, como el impuesto por Roma en el decreto de Constantino. La tragedia del pensamiento joseantoniano fue detenerse en plena evolución. Si Dionisio alzó la voz, a José Antonio le cerraron la boca los que dispusieron su muerte."

Mercedes Fórmica


"El fallecimiento de don Julián Besteiro en la cárcel de Carmona supuso una amarga experiencia. Había sido un adversario nobilísimo y la población de Madrid debía la vida a su sacrificio. Pudo marcharse y, sin embargo, permaneció en la capital, con el propósito de aliviar las consecuencias de la derrota. Franco nunca debió dejarle morir de aquella manera."

Mercedes Fórmica


"En realidad no era Jahy la que me impulsaba a marchar a Niteroi sino mi destino. Subí al barco. Viajaban muy pocas personas. Recordé el incidente de la mañana y me sentí inquieto. ¿Por qué razón, mi tío se empeñaba en perseguirme? Inesperadamente me arrepentí de aquel viaje. Fue un pensamiento tan claro, que ahora está en mí con la misma fuerza que si lo viviese. Sin embargo, no existía la más ligera posibilidad de regresar a Río. Había embarcado en el último vapor de la noche.
La casa de los Lorena era un viejo edificio de dos plantas de la época de las colonias con todo el encanto y toda la melancolía de las antiguas residencias de Niteroi. Durante la noche, se adivinaba la mole de su fachada, la tapia que rodeaba el jardín cubierta de enredaderas que exhalaban un aroma picante, a vegetal corrompido.
Introduje la llave en la cerradura. El crujido alertó una presencia invisible que huyó aplastando la grava del jardín. Coincidiendo con mi alerta, otra sombra se desprendió del muro y fue a perderse en lo más hondo de la calle. El movimiento simultáneo y veloz, duró escasamente un segundo. Asombrado, me dije que había sido objeto de una alucinación. Monté sin embargo la pistola. Había que tener cuidado. En Niteroi cualquier acechanza era posible. Escuché, pero mi aprensión dejó paso a una sonrisa. Era absurdo aquel temor. Aleluya y Eleonora dormirían en la gran habitación de los Lorena y aquellas sombras pertenecerían a alguna sirviente negra y a su enamorado.
Crucé el jardín. Mientras disponía la llave de la casa, descubrí unas flores caídas en la piedra de la entrada. Con gesto mecánico, recogí las flores, que apreté distraídamente entre mis dedos. Y sin explicarme la razón, aguardé instintivamente que algo sucediera.
Nada se produjo y comencé a subir las escaleras. Encendí la luz de la galería. Entre mis manos conservaba el pequeño ramillete y antes de arrojarlo al suelo, pude comprobar que habían trenzado con las flores una diminuta corona de muerto. El espectáculo, por intrascendente, contrajo mi corazón.
Los Lorena, una pareja de mediana edad, dormían en el ala izquierda del edificio. Mis hermanas ocupaban la derecha. El silencio más absoluto reinaba en el corredor y el aire, corrompido por el exceso de las plantas, resultaba enervante, pegajoso. Llegué a mi cuarto. Entre mis hermanas y yo, compartíamos dos habitaciones. La más amplia la ocupaban Eleonora y Aleluya. Una puerta de cristales separaba los dormitorios.
Deposité sobre la mesa el revólver de reglamento y me despojé del correaje. Llevado por la extraña aprensión que no me había abandonado un momento pasé a la habitación vecina. El espectáculo me tranquilizó por entero. Las dos muchachas dormían en el mismo lecho. Aleluya, al lado de la pared, Eleonora en el extremo opuesto, de cara a la ventana. Las contemplé un instante y regresé a mi cuarto completamente tranquilizado."

Mercedes Formica-Corsi Hezode y escribió bajo el seudónimo de Demetrio Ron
El secreto



"Inge Morath había marchado a los Estados Unidos, contratada por los productores de la película "Los Mittfis", con Marilyn Monroe y Clark Gable, en los papeles principales.
Continuó su trabajo en la "Magnum" y como nuestra amistad seguía y sigue, recibía a menudo tarjetas suyas expedidas de los lugares más diversos del mundo: Rusia, China, India, Turquía, Nueva York. Sus líneas sobre la reforma de la ley española me animaban a continuar, como lo hacían los nunca interrumpidos envíos de boletines feministas americanos.
[...]
Mi amiga aparece en el drama como la intelectual comprensiva, capaz de sacrificarse por la obra de un hombre de letras.
Hace meses nos encontramos de nuevo. Paseamos por el Madrid antiguo, por las calles empinadas del Barrio de Lavapiés. Yo le mostraba la casa de María de Mendoza, amor de don Juan de Austria, que por curiosa coincidencia había sido también hogar madrileño de Pablo Picasso. Sus recientes exposiciones en Moscú, en el "Spanish Institute" de Nueva York tuvieron gran éxito.
En ellas figuraba un retrato mío hecho en Madrid en la fecha lejana de la campaña a favor de la mujer.
En un libro publicado en 1994, titulado Inge Morath "España años 50" refiere nuestro primer encuentro.
"Estaba profundamente impresionada". Lo que habían visto mis ojos en ese país me había conmovido profundamente, "Sabía que tenía que regresar a España". "Casi un año más tarde, en enero de 1954, en París, Robert Capa comenzaba a asignar misiones a fotógrafos de Magnum para una nueva serie de ensayos denominada "Mujeres del Mundo" para el Holiday Magazine."

Mercedes Fórmica
Espejo roto, y espejuelos


"Inteligente, valeroso, fue temido, rechazado y ridiculizado por su propia clase social, que nunca le perdonó sus constantes referencias a la injusticia, el analfabetismo, la falta de cultura, las viviendas miserables, el hambre endémico de las zonas rurales, sin mas recurso que el trabajo «de temporada». La urgencia y necesidad de la reforma agraria. Confundir el pensamiento de José Antonio con los intereses de la extrema derecha es algo que llega a pudrir la sangre. Fue la extrema derecha quien le condenó a muerte civil, en espera de la muerte física, que a su juicio merecía."

Mercedes Fórmica
Visto y vivido 


“La ley es una trampa dispuesta para que caigamos en ella las mujeres.”

Mercedes Fórmica


"Me apenaba oír tachar de 'rojos' a personas que contaban con mi respeto: Jorge Guillén, Ramón Carande, Pío Baroja, Ortega."

Mercedes Fórmica


"Me parece que la generación de ahora es un poco frívola. La nuestra tuvo problemas tan acuciantes que le hicieron madurar de la noche a la mañana."

Mercedes Fórmica


"Muchos no han entendido mi posición. Yo no soy una defensora a ciegas de la mujer por el hecho de serlo. No debe ganar el hombre, ni la mujer, sino el cónyuge inocente. Como profundamente católica que soy, entiendo que cuando el matrimonio se quiebra por causas imposibles de superar, hay que salvar lo que queda de la familia: los hijos y el hogar, todo ello sostenido por el cónyuge inocente."

Mercedes Fórmica


"Sobre el supuesto antifeminismo de José Antonio y la tesis, tan difundida, de querer a la mujer en casa, poco menos que con la "pata quebrada", debo decir que no es cierto. Forma parte del proceso de "interpretación" a que fue sometido su pensamiento. Como buen español, sentía recelo hacia la mujer pedante, agresiva, desaforada, llena de odio hacia el varón. Desde el primer momento contó con las universitarias y las nombró para cargos de responsabilidad. En lo que a mí respecta, no vio a la sufragista encolerizada, sino a una joven preocupada por los problemas de España, que amaba su cultura e intentaba abrirse camino, con una carrera, en el mundo del trabajo."

Mercedes Fórmica



"Soy una persona que ama la tolerancia, los matices. Me resisto a que me encasillen."

Mercedes Fórmica


"Tratar a los Ortega era dialogar con el enemigo, según el criterio de los intolerantes, pero ni Eduardo ni yo hacíamos caso de tales comentarios."

Mercedes Fórmica



"Una espada de Damocles pende sobre las pobrecitas esposas, quienes, por el hecho de haberse casado, se han convertido automáticamente en menores de edad, incapaces de mover un dedo sin permiso del marido. Parece ser que la mayoría de edad solo la recobran al quedarse viudas… Así pues, la viudedad es el estado perfecto. Y ¿será posible que los sabios jueces no se den cuenta de lo terrible que resulta esto? Muchas veces vivirán –Dios no lo quiera– con el punible anhelo de mandar al marido al otro barrio. Por eso urge reformar el Código, y no ya en defensa de la mujer, sino del hombre. Bien claro está, no hay más remedio que actuar."

Mercedes Fórmica


"Vivimos en una sociedad de consumo y todos aspiran a más. Se ha pasado de tener muy poco a desearlo todo, incluso el lujo."

Mercedes Fórmica










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