Alejandro Polanco

"No existe hoy ningún caso de crononauta, teletransporte, tormenta temporal o desfase cronológico totalmente aceptado como real. En la mayoría de los casos hay que quedarse con el relato y nada más, porque suelen ser experiencias subjetivas en las que la mente juega un importante papel. Mientras esperamos recibir la visita de nuestros parientes del lejano futuro, las mentes más inquietas de nuestra época ocupan sus noches en vela para idear la máquina del tiempo ideal. Algunos dicen haber realizado progresos asombrosos e incluso probado con éxito alguno de sus inventos. Otros se conformaron con ver el pasado y atisbar el futuro a través de cámaras que rompían las barreras cronológicas, para averiguar si lo que la historia nos cuenta ocurrió de esa forma o fue algo totalmente diferente. Personajes soñadores se esfuerzan por romper la barrera de la velocidad de la luz, intentando lograr comunicar con entidades multidimensionales o seres extraterrestres sin la limitación que supone la teoría de la relatividad. Audaces investigadores de campo husmean tras la pista de las escurridizas brechas temporales que sacuden aleatoriamente la superficie de nuestro planeta, poniendo en contacto brevemente nuestra realidad con otra muy diferente en esos episodios llamados tormentas temporales. Crononautas de otra especie buscan dentro lo que el resto cree que está fuera. Su vía es la del cerebro humano, la máquina más compleja jamás creada por la naturaleza, una puerta hacia el infinito. Utilizando poderosas sustancias químicas y estímulos sensoriales adecuados, creen poder desdoblar su persona para viajar a mundos lejanos o visitar a un amigo en otro continente, contemplar el pasado remoto o romper la barrera del presente atisbando el escurridizo futuro."

Alejandro Polanco
en la introducción de su libro Crononautas. Los viajeros del tiempo
Tomada del libro Viajes inexplicables de Chris Aubeck y Jesús Callejo, página 271

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