Abraham Guerrero Tenorio

7 Cajas

Siete cajas engalanan el hueco,
siete inocentes cajas de cartón
son un pueblo, una familia, una calle,
una forma de cocinar,
una geografía
una arboleda
una relación.

Siete cajas son precariedad laboral,
la nostalgia con olor a cerrado,
se convierten en emblemas
en raíces
en anclas.

Siete cajas siempre empiezan de nuevo.

Y ahí están, otra vez, nuestras siete cajas
con productos de Tiger,
los 150 kg. que pesan nuestras vidas.

Abraham Guerrero Tenorio



Ahora me regañas

Ahora me regañas porque duermo poco.
Me cuentas que en mitad de la noche suspiro
como si tuviera un toro negro en el pecho
y que  sumo los ciempiés y las arañas colgantes
de los párpados del dormitorio.
Me regañas porque no grito las canciones
en el coche, y me ves cansado con ojos chiquititos
pero tú no sabes qué es la mariposa del insomnio
revoloteando sobre un miedo
tan pulcro
tan de estas paredes
tan resbaladizo
tan poco poético
como es la certidumbre
de este ahora que ya fue en incontables ocasiones.

Abraham Guerrero


Ceceo

Nacimos en la cal y vimos
cómo se convirtieron nuestros pueblos
en baratos destinos de agencias de viajes,
apacibles lugares donde oxigenar
los pies enfermos en días nublados,
edén para el turista
que se hace con las casas
que construyeron nuestros padres,
que se come el marisco
que pescaron nuestros abuelos,
que se calienta al sol de las terrazas
y da buenas propinas mientras ríe
cuando oye nuestra zeta.
Qué graciosos, nos dice, que graciosos.

Ahora, nos mudamos a las capitales
con la provincia en la maleta
y una licenciatura bajo el brazo,
porque en el pueblo ya fuimos, ya todo,
ya no.
Encontramos trabajos con recelo al acento,
comemos en McDonald’s,
y si alguien nos escucha hablar
se burla de nuestra zeta.
Qué graciosos, repiten, qué graciosos.

También vamos al cine,
vemos películas americanas
donde el sureño esclavo, analfabeto y hambriento,
tiene un acento en el doblaje
idéntico al de aquellos que en España
nacimos en la cal.
Más tarde volvemos a casa, donde
nos espera una cena fría y rápida.

Abraham Guerrero





General Ricardos

Es sábado, es Madrid, y una placidez incontestable
me remuerde el estómago. Bajo General Ricardos
hacia Marqués de Vadillo, es curioso como un cuerpo
se amolda a las escaleras del metro. Junto a mí
tarjetas, cien tarjetas aprietan las barreras
metálicas, cien tarjetas pobres al unísono chillando
como cien perros maltratados.

Es sábado y Ana me espera
en algún indio,
hablaremos de poesía,
una señora se sienta cerca de mí,
quizás oiga
la velocidad de mi sangre, cien perros tirando de plasma,
y hablaremos de poesía

Ana y yo

pero yo quiero decir

no a la poesía

quiero decir que no me interesa la poesía, que es sábado
y soy feliz y me acurruco en la certeza de que no soy
Machado, ni Baudelaire, ni Blas de Otero ni Villena
ni todos esos poetas que me hablan de cosas tan tristes,
y Ana reirá y me dirá que llevo un tiempo largo pensando
en cosas -yo sabré a qué se refiere con cosas- y beberemos
tragos largos de cerveza y veremos el desfile de los negros,
mascarones lorquianos entre columnas de sangre y de números,
y luego acosaremos la calle interminable, una lengua con terrazas,
nos arrinconará el aire
y dejaremos la poesía aparcada en las paredes de ese laberinto

llamado Lavapiés.

Es sábado, es Madrid, y subiré de Marqués de Vadillo
a General Ricardos masticando la placidez incontestable
de mis patatas Deluxe, mientras me vuelvo hacia Puerta
de Toledo y veo a cien coches cabalgando la avenida
como cien perros desatados,

y pienso que todas

las ciudades son la misma cuando le tuerces
los ojos a la poesía.

Abraham Guerrero




"Leo para sentirme herido y escribo para herir."

Abraham Guerrero



"Me gustaría hacer hincapié en la variedad dialectal de nuestro país, tantas veces denostada desde el centralismo. Si algo me enorgullece de haber recibido este premio es como gaditano, arcense y como ceceante. Nunca os sintáis inferiores por vuestro dialecto, ni somos inferiores culturalmente ni tenemos por qué disimularlo."

Abraham Guerrero



"No solo me nutro de la poesía. Me gusta mucho la literatura. Podría decirse, aunque quedo como un absoluto pedante, que la amo, no sé vivir sin literatura, cada vez menos, cada vez siento más una especie de adicción a la literatura. Lo ha significado todo, me ha hecho como persona, no sería quien soy si no hubiera leído."

Abraham Guerrero



"Yo nunca me llamo poeta. Yo soy Abraham y hago una vida muy similar a la de mis amigos con la diferencia de que empleo mi tiempo en la literatura."

Abraham Guerrero







































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