Albert Glatigny

A Cosette

¡Cosette, la primavera nos reclama! Huyamos
de la estancia cerrada y las sombrías murallas:
vayamos a la campiña, donde, disipando las sombras,
se precipita la lluvia ardiente y loca de los rayos solares.

¡Tristezas del invierno, largaos! Riamos,
ya que abril nos visita otra vez; y que entre los escombros
florezca el alhelí, y que todas las penumbras
se rindan al claro sol, padre de las mariposas.

Perseguiré a las rimas, enmarañadas entre los arbustos,
y descubriré a la dríade inclinada
sobre el espejo de las aguas que deslumbran sus ojos.

Entretanto, tú, Cosette -¡oh, mi perrita, mi niña!-,
en los campos donde pulula la vida exuberante,
lanzarás al cielo tus alegres ladridos.

Albert Glatigny


Epitafio

Quiero que me entierren una mañana
De Sol, para que no se ensucie,
A continuación mi desfile incierto
El viento, tormenta o lluvia.
Debido a que, sin haber hecho el mal
Para alguien aquí, deseo,
Cuando mi cadáver sepulcral
Tenga la palidez de la cera,
No importará, ya me fui, matando
El resultado de un desafortunado hecho
Cualquier pobre devoto sea
El cuerpo de mis antepasados.

Albert Glatigny









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