Georg Groddeck

"A los discípulos les gusta que su maestro no pierda el foco, mientras que yo pienso que es un tonto cualquiera que quiere que mañana diga lo mismo que ayer. Si realmente quiere ser mi seguidor, mire su vida por usted mismo, y dígale al mundo, honestamente, lo que ve."

Georg Groddeck


"En la vida, empezamos siendo niños y pasamos por la edad adulta por mil caminos que conducen todos al mismo punto: el retorno al estado infantil."

Georg Groddeck



"La angustia -o el miedo- es la consecuencia de un deseo reprimido."

Georg Groddeck


"La enfermedad es una expresión vital del organismo humano."

Georg Groddeck



"Las personas que odian a su madre no tienen hijos... Cuando odias a tu madre, temes a tu propio hijo, porque los seres humanos viven bajo el viejo precepto: 'En este mundo todo se paga...'."

Georg Groddeck



"No es cierto que el sufrimiento sea un obstáculo para el placer; por el contrario, es cierto que el sufrimiento es una de las condiciones del placer."

Georg Groddeck



"No hay que olvidar que la recuperación se produce no por el médico, sino por el mismo enfermo. Él sana a sí mismo, por su propio poder, exactamente como él camina a través de su propio poder, o se come, o piensa, respira o duerme."

Georg Groddeck



"No llegue al psicoanálisis tratando las dolencias nerviosas, como la mayor parte de los discípulos de Freud, sino que a partir de mi propia actividad terapéutica, desarrollada con pacientes con dolencias orgánicas crónicas, fui obligado a recurrir al tratamiento psicológico y posteriormente, el psicoanalítico.
Los éxitos del post hoc ergo propter hoc1 me enseñaron que es igualmente valido imaginar un cuerpo dependiendo del alma -y actuar de forma correspondiente- como lo contrario."

Georg Groddeck



⁠"Que todos los humanos sean médicos.
Y que todos los médicos sean humanos."

Georg Groddeck


"Si no fuera tan sacrílego decirlo, compararía la fuerza de las mujeres con la de Dios, que, en muestra suprema de su poder, creó al ser humano. Pero qué espectáculo tan extraño es el que vemos ahora, cuando la mujer, cuya naturaleza prometeica tanto envidiamos con perplejidad nosotros, los hombres, tiene la ambición de acaparar los míseros méritos de estos últimos, envidia el artificial e indigno deber de la vida laboral y empieza a emularnos a nosotros, esclavos del trabajo. Y a eso lo llaman un derecho, cuando, obviamente, no es más que una distorsión del derecho, una injusticia.
Entonces la señora Rolfs pasó al ataque. Con un comentario mordaz contra la presidenta, acerca de la escasa disciplina parlamentaria, solicitó dar cierre al debate, ya que no era posible persuadir al orador para que fuera al grano y, por lo visto, aquel hombre tampoco era capaz de decir nada nuevo.
Pero en contra del aplauso que rompió en torno a aquella conocedora del orden de un debate, aplauso que silenció la afirmación de Weltlein de que venía a anunciar un nuevo Evangelio, se levantó, en calidad de segunda contrincante por la futura candidatura a la presidencia, la gorda mujer del consejero de comercio, y tras su protectora corpulencia se escucharon gritos en todas las tonalidades: «Siga hablando». La batalla a gritos de ese bando quedó muy reforzada con la potente voz del profesor Kietz, quien, con la esperanza de ver sonrojarse a su joven alumna ante un nuevo comentario picante del extraño orador, forzó cuanto pudo sus pulmones para concederle de nuevo la palabra a Thomas.
La bonachona poeta, siempre tan consternada cuando le exigían que determinara las formas de los debates, corría de un lado a otro, de la mujer del consejero de comercio a la esposa del profesor, de ella hasta donde estaba Thomas, a fin de fomentar la paz, y finalmente se dirigió con expresión apremiante, en busca de ayuda, a Su Excelencia, que estaba allí en toda su esbeltez y altura, esperando con una risa burlona el momento de intervenir."

Georg Groddeck
El buscador de almas


"Soy de la opinión de que el hombre está animado por lo Desconocido. En él hay un Ello, algo maravilloso que regula todo lo que hace y le sucede. La frase "yo vivo" es solo condicionalmente correcta; expresa un pequeño fenómeno parcial de la verdad fundamental: El hombre es vivido por el Ello."

Georg Groddeck
El libro del Ello













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